domingo, 10 de julio de 2016

MEO miente a los chilenos: empresa brasileña se puso con 5 millones de dólares.....


                                            
 La millonaria donación brasileña a ME-O.



El ex director internacional de la empresa constructora OAS Augusto Uzeda admitió que el avión que usó Marco Enríquez-Ominami durante tres meses en la campaña presidencial de 2013 trabajaba para la compañía brasileña y que le cedieron la aeronave por decisión institucional. La Fiscalía chilena indaga esta donación.


 
“Yo no sé por qué Marco Enríquez no habla con los periodistas de una manera clara y transparente sobre el arreglo que hubo con nosotros. Si OAS hizo una donación para Marco Enríquez por una amistad personal, me parece un tema tan banal, tan menor, que no entiendo por qué no lo transparentó. Por qué no habló con la verdad: ‘Me prestaron un avión por dos o tres meses’”.
Quien habla es Augusto César Ferreira e Uzeda, el ex director de asuntos internacionales de la empresa constructora OAS, al reconocer que el jet privado que utilizó el candidato presidencial del PRO durante la campaña de 2013 prestaba servicios para la constructora brasileña y que le fue cedido por decisión de la compañía que dirigía entonces Léo Pinheiro, quien hoy está condenado a 18 años de presidio en Brasil, en el marco de la Operación Lava Jato, el escándalo de corrupción política y empresarial que llevó a la suspensión del cargo y a la apertura de un juicio político en contra de la Presidenta Dilma Rousseff.



A casi cuatro meses de que Reportajes diera a conocer que Enríquez-Ominami había empleado entre julio y noviembre de 2013 el jet brasileño matrícula PR-TAP para realizar tres giras nacionales de campaña, Augusto Uzeda, como prefiere que lo llamen, abordó el tema.



Por vía telefónica, desde Sao Paulo, Uzeda aceptó hablar con Reportajes con la intención de aclarar un tema que, según dijo, “debió haber sido transparentado” por el ex candidato presidencial chileno. “Pienso que esto no tiene ningún sentido. Marco perdió la elección en Chile, la ganó Bachelet. Yo no sé por qué Marco no habló con ustedes de una manera clara y transparente sobre el arreglo que tuvo con OAS”, insistió.



“Lo que puedo asegurar es que el avión que utilizó Marco Enríquez-Ominami fue el avión que usaba regularmente OAS en el Cono Sur. No puedo decir cómo se le entregó a Marco, porque eso fue una decisión institucional”, afirma Uzeda.



¿Usted fue quien le cedió ese avión a Marco Enríquez-Ominami?
No, fue una decisión de la compañía, le insisto que fue una decisión institucional, asegura al teléfono desde su actual oficina en el Grupo Uzeda, una empresa que creó en 1998 junto a su hermano Paulo Emilio para dar servicio de flotas de vehículos y mantenimiento a instituciones y empresas. Allí llegó a trabajar a comienzos de 2014, cuando una junta de accionistas de OAS solicitó la salida de toda la plana ejecutiva de la constructora ante el escándalo político judicial que comenzaba a remecer a Brasil.



En su actual sociedad no le ha ido mal, el Grupo Uzeda es el encargado de entregar vehículos a la Guardia Civil de Sao Paulo, a la Secretaría de Seguridad Pública, al Municipio de San Bernardo do Campo y a las empresas Oro Verde y Porto Seguro, entre otras.



Pero por más de una década, Uzeda fue el brazo derecho del presidente de OAS, José Adelmario Pinheiro, más conocido como Léo Pinheiro, y se le llegó a reconocer como uno de los principales impulsores de la expansión de los negocios de la constructora brasileña en América Latina y Africa. De la mano de Uzeda, como director internacional, la empresa constructora creada en Salvador de Bahía en 1976 llegó a tener operaciones en 22 países. Su papel  era abrir negocios y establecer contactos políticos. Varias veces se reunió con mandatarios latinoamericanos, entre ellos Evo Morales, con quien tuvo cierta afinidad, tal vez, porque le recordaba sus años de lucha social como dirigente estudiantil del Partido Comunista do Brasil o su dura infancia, en una familia pobre de Salvador de Bahía, que vio en él cumplido el sueño de llegar a la universidad y convertirse en millonario. 



No ha sido imputado en las investigaciones que se llevan adelante en Brasil. Por lo mismo, Uzeda toma resguardo y asegura que “las decisiones políticas, institucionales”, las tomaban otras personas. Aunque no lo dice, respondía directamente a Pinheiro, con quien mantiene hasta ahora una cercana relación.



Por qué decidió hablar ahora, Augusto Uzeda tampoco lo dice. Aunque una explicación puede estar en los esfuerzos que está haciendo la empresa constructora OAS por resolver, tanto en Brasil como en otros países de la región, los problemas legales y financieros que enfrenta la compañía tras estallar el escándalo por la red de corrupción, por el pago de sobornos y contratos por sobreprecio de la estatal Petrobras a las principales empresas constructoras brasileñas, dinero que terminaba financiando a políticos.



Desde marzo pasado, la defensa de Pinheiro está negociando con la fiscalía brasileña y el juez Sergio Moro el reconocimiento de los hechos a cambio de una rebaja de la condena a 18 años de cárcel. La misma estrategia de delación compensada a la que recurrieron los controladores de las empresas Obredecht y Andrade Gutiérrez que están presos por el caso Petrobras.



El 20 de junio pasado, el gerente de asuntos legales de OAS, Bruno Hastkoff, vino a Santiago y entregó de manera voluntaria a la Fiscalía Metropolitana Centro-Norte la contabilidad del año 2013 de las operaciones de su oficina en Santiago. La información era requerida por la fiscal Ximena Chong, quien lleva adelante una investigación desformalizada para determinar si existen delitos a la ley electoral, a la ley de donaciones y tributarios asociados al uso del jet.



La ley electoral chilena prohíbe expresamente las donaciones extranjeras a campañas políticas.
La versión que ahora da a conocer Uzeda echa por tierra la respuesta que entregó Enríquez-Ominami para justificar el uso de un jet privado brasileño que no fue declarado ante el Servel. “El avión lo pagamos nosotros, todo lo demás son conjeturas”, afirmó ME-O el 16 de marzo pasado, en entrevistas a Radio Agricultura y al programa Síganme los buenos, en televisión por cable.
El líder progresista admitió en esa ocasión que el costo del uso del avión no fue declarado ante el Servel por “una desprolijidad” en la rendición de la cuenta de su campaña. Algo que se comprometió a enmendar en las futuras campañas.



Según la explicación que dieron entonces Enríquez-Ominami y dirigentes del Partido Progresista, entre ellos la presidenta y el vicepresidente de la colectividad, Patricia Morales y Camilo Lagos, no hubo aportes extranjeros a la campaña presidencial de ME-O y que el pago del avión estaba incluido en la factura N° 27 por                       $ 170.800.000 que entregó la empresa Cono Sur Research, de propiedad del periodista Cristián Warner, uno de los principales asesores de Enríquez-Ominami.
Contactados por Reportajes  ni ME-O ni Warner quisieron entregar su versión.



El avión de OAS
La empresa OAS tenía varios jets de transporte ejecutivo de uso permanente. Lo arrendaban bajo contratos anuales a diversas compañías áreas privadas. Sólo la dirección de asuntos internacionales de OAS, que encabezaba Uzeda, tenía a lo menos tres jets a su disposición. Uno para las operaciones con base en América del Sur, otro para América Central y un tercero para los negocios en Africa.
Uno de estos contratos era con la empresa de Taxi Aéreo Piracicaba, la que disponía de dos jets Cessna Citation para uso de la empresa constructora. La aeronave más pequeña, un Citation 525 para seis pasajeros, es el avión matrícula PR-TAP, que usaría luego Marco Enríquez-Ominami en su campaña.



“Ese avión era el que yo utilizaba como director internacional de OAS para viajar  por el Cono Sur. Usé ese avión muchas veces para ir a Argentina, Perú, Bolivia, Uruguay y Chile. No sólo lo ocupaban los ejecutivos de la empresa, también servía para transportar a los ingenieros a cargo de las obras en toda Sudamérica. Yo no sé cómo era el contrato con la empresa aérea, porque ese tema no lo manejaba yo”, señala Augusto Uzeda.



El viernes 19 julio de 2013, Augusto Uzeda vino a Chile en el jet PR-TAP por el fin de semana. Fue un viaje de turismo, a esquiar en las Termas de Chillán. Lo acompañaban su esposa, Sabrina Adami Faria; el director de OAS para el Cono Sur, Augusto César de Souza Fonseca, y la hija de este último, Silvia. Así quedó consignado en la declaración de vuelo que firmó el piloto de la aeronave, el brasileño Ricardo Costa Ferreira, y que entregó a la empresa de servicio de apoyo en tierra, Air Dispacht, en el aeropuerto Arturo Merino Benítez.



El lunes 22 de julio de 2013, la aeronave despegó rumbo a Sao Paulo. Junto a los dos ejecutivos de OAS iban Marco Enríquez-Ominami y Cristián Warner.
“Marco viajó con nosotros en ese avión. Conocí a Marco Enríquez en Chile, por una relación de amistad con otras personas. Estuve con él varias veces en Santiago. En Sao Paulo también nos reunimos una o dos veces. En una ocasión estuvo en mi casa”, recuerda Uzeda.



El ex ejecutivo de OAS se refiere a la reunión que se produjo el 22 de septiembre de 2012, en el departamento que Uzeda posee en Sao Paulo. A la cita también asistió el presidente del PT, Rui Falcao. En esa ocasión, según escribió ME-O en la cuenta de Facebook “Marco 2014”, estuvieron “hablando de las presidenciales de 2013 y de las municipales de 2012”.



Colaboradores de Marco Enríquez en la campaña de 2013 aseguran que en esa reunión, aunque el líder petista insistió en que cuidarían los vínculos políticos con el PS chileno, más aún cuando todo indicaba que la triunfadora en la elección presidencial sería Bachelet, lo ayudarían con algunos servicios.



Falcao le aconsejó, primero, tomar contacto con el publicista cercano al PT Luis Favres y luego con el experto electoral y publicista brasileño Duda Mendonca para que se hiciera cargo de su campaña.
 “Yo no tuve una relación política con Marco. La verdad es que nunca imaginé que podría ganar la elección en Chile. Con Marco tuve una relación de amistad y en las decisiones institucionales que se tomaron preferí no involucrarme. Eso lo vieron otros”, asegura Uzeda.



¿Usted supo que le pasaron por varios meses a Marco Enríquez-Ominami el avión que usted usaba en OAS?
Sí. Ahora, no sé cómo era el arreglo. Si incluía los cargos de combustible, si la empresa había hecho una facturación a la campaña política. Esos detalles no los sé, dice Uzeda.



Investigación en Chile
El 24 de julio de 2013, tras tomarse las fotografías que utilizaría en la campaña con el equipo de profesionales de la agencia de Duda Mendonca en Sao Paulo, Marco Enríquez-Ominami regresó a Chile en el jet Citation PR-TAP que la empresa OAS arrendaba a la empresa de taxi aéreo privado para sus operaciones en el Cono Sur.



Desde ese día y hasta el 19 de noviembre del 2013 -la primera vuelta de la elección presidencial fue el domingo 17 de noviembre- ME-O usó el avión para su campaña presidencial.



Fueron en total 231 vuelos en Chile los que hizo el candidato del PRO y miembros del comando en este jet, según el informe que entregó la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) a solicitud de la fiscal de la Centro-Norte, Ximena Chong.



La diligencia fue una de las primeras que instruyó Chong tras recibir una denuncia de los parlamentarios de oposición Paulina Núñez, José Manuel Edwards y Gonzalo Fuenzalida solicitando que se investigara si hubo aportes extranjeros a la campaña presidencial de ME-O.



Copia del informe de la DGAC llegó el 9 de mayo de 2016 a la Cámara de Diputados, a petición de los mismos parlamentarios. En ese documento queda acreditado, además, que quién efectuó los servicios en tierra a la aeronave brasileña durante el tiempo que estuvo en Chile fue Air Dispatch.
A fines de junio, el dueño de Air Dispacht, Carlos Astudillo, fue interrogado como testigo por funcionarios de la Brigada Investigadora de Delitos Funcionarios (Bridef), una unidad especializada creada el año pasado por la PDI para investigar delitos de corrupción.



En la diligencia ordenada por la fiscal Chong, Astudillo entregó, entre otras revelaciones, que todo el combustible había sido facturado a través de la empresa estadounidense UV Air directamente a Brasil.



Respondía así a una de las interrogantes que señala el ex ejecutivo de OAS Augusto Uzeda a Reportajes, cuando afirmó que él “no sabía cómo era el arreglo. Si incluía los cargos de combustible”.



Durante el interrogatorio a Astudillo, la policía le pidió que por su experiencia y conocimiento en el rubro del transporte aéreo de ejecutivos en jets privados, hiciera un cálculo de los costos que pudo haber tenido el arriendo por tres meses de un jet privado Cessna Citation 525, tomando en consideración los 231 vuelos, el gasto de combustible y todas las tasas e impuestos que involucraron las operaciones del avión que usó ME-O en la campaña presidencial. La cifra que estimó Astudillo a la fiscalía fue de cerca de US$ 5.000.000.



En las últimas semanas, la fiscalía ha sumado nuevas pistas a la investigación desformalizada.
Parte de los antecedentes llegaron directamente desde Sao Paulo, de la empresa constructora brasileña OAS.



El domingo 19 de junio pasado aterrizó en Santiago el abogado del departamento jurídico de OAS Bruno Hastkoff. Entre las primeras acciones que hizo fue enviar un correo electrónico a la fiscal Chong informando que estaba en Chile para colaborar. Preguntaba cómo debía coordinar la entrega de documentación contable de la compañía.



Hastkoff se comunicó también con el abogado chileno Francisco Cox, quien asumió la representación legal de OAS en este tema.



El lunes 20 de junio, a las 18 horas, Hastkoff y Cox se presentaron en el cuartel de la PDI de calle Williams Rebolledo, comuna de Ñuñoa, siguiendo las indicaciones dadas por la fiscal Chong.
En sus manos, el abogado brasileño tenía la contabilidad de la empresa OAS Chile del año 2013.
Hastkoff no presto declaración. Sólo firmó el acta de entrega de la documentación y se retiró.
En la contabilidad de OAS Chile, la fiscalía encontró la prueba física de algo que ya preveía. Dos facturas -una de enero y otra de febrero de 2013- por un total de 125 mil dólares (unos 59 millones de pesos de la época), de la sociedad Cono Sur Research Spa, cuyo representante legal es Cristián Warner, estrecho colaborador de Marco Enríquez-Ominami.



Lo que la fiscalía sabía hasta entonces es que Cono Sur Research suscribió un contrato con OAS Chile en noviembre de 2012, para asesorías sobre oportunidades de nuevos negocios. Contrato que se extendía hasta el 30 de junio de 2013. Pero no tenía las boletas, pues Cono Sur Research no entregó a la fiscalía los libros de contabilidad. Hasta ahora, sólo aportó respaldos computacionales de parte de la contabilidad.



En la investigación desformalizada que sigue adelante la Fiscalía Centro Norte ya estableció que el acuerdo fue firmado por Warner y el gerente de contratos de OAS para el Cono Sur, Klaus Jotten, quien dependía directamente de Augusto Fonseca, director operativo para el Cono Sur de la empresa OAS.



Fonseca fue el otro ejecutivo de OAS que, junto a Uzeda, viajó el 22 de julio de 2013 en el jet con ME-O y Warner rumbo a Sao Paulo.



La fiscalía interrogó a Warner sobre este contrato y por el hecho de que se anticipara el pago total en las primeras dos cuotas. 



Ante la fiscalía, Warner se acogió al derecho de guardar silencio. Estrategia similar a la que ha seguido en la investigación del caso SQM, en la que se indaga el pago de $ 362 millones por parte de la minera no metálica controlada por el ex yerno de Pinochet, Julio Ponce Lerou, a la sociedad Cristián Warner Comunicaciones.



La semana pasada, pocos días después de que el abogado de OAS entregó la contabilidad de la empresa en Chile a la PDI, la fiscal Chong interrogó en calidad de testigo al ex gerente de OAS Chile Jaume Serre.



El ingeniero español, al ser consultado por Reportajes, confirmó el hecho e indicó que “no estaba en conocimiento de ese contrato con Warner”.



Ante la fiscalía, el ex gerente de OAS Chile habría señalado que durante el tiempo que estuvo a cargo de la sede chilena de la constructora no vio informes de Warner o Cono Sur Research. Explicó, además, que el contrato fue suscrito al día siguiente de que fue nombrado gerente y cuando estaba en cursos de inducción en Brasil para conocer cuáles serían sus tareas. Por lo mismo, apuntó que la firma de ese contrato habría sido ordenada por el director operativo de OAS para el Cono Sur, Augusto Fonseca.



Aportó otro antecedente más a la investigación. Serre dijo que él no tenía contacto con Warner ni con Marco Enríquez. Sin embargo, de vez en cuando Warner le enviaba mensajes preguntando la fecha en que vendrían a Chile Uzeda o Fonseca, los dos principales ejecutivos de OAS. Serre les daba las fechas y Warner se reunía directamente con ellos en el Hotel Ritz, lugar donde se hospedaban los ejecutivos brasileños en su paso por Santiago.



Según fuentes de la investigación, la fiscalía tiene previsto interrogar más adelante a la presidenta del PRO, Patricia Morales.



Con este y otros antecedentes que ya ha recopilado, la fiscal Chong enviaría un exhorto a la justicia brasileña para establecer el monto total y la forma en que la empresa OAS habría apoyado la campaña de ME-O.


Artìculo de Francisco Artaza, publicado en Diario La Tercera del 10 de julio del 2016

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