La calle está formada por ínfimas minorías
bullangueras que pretenden imponer al país, usando básicamente del chantaje y
de la fuerza, soluciones extremas a los problemas que nos afectan.
Secuestrados
por la calle,
por Carlos Portales.
La desaprobación hacia la Presidente Bachelet
aumenta y la identificación con el Gobierno cae, ambos de manera significativa,
según nos revelan encuestas recientes. Como cantaría el gran Buddy Richards,
"tu cariño se me va" y el encanto de la antes candidata empieza a
esfumarse. ¿Qué explica esta infidelidad repentina de los chilenos con quien
hace poco fue votada mayoritariamente por la población?
El Gobierno entrante confundió el país con la
calle y los movimientos sociales que por ella transitan. La actual
administración pensaba que los dirigentes estudiantiles representaban al
conjunto de la sociedad chilena y que, por tanto, había que simplemente
transformar sus deseos en Leyes que interpretaran las demandas que exigían.
Hoy se castiga con severidad la conducción
política de la Nueva Mayoría. Y no son los grandes empresarios, como nos
intenta hacer creer la actual administración, sino diversos grupos de la
sociedad que ya perciben mucha crispación y efectos negativos en la discusión
de los impuestos y la educación. Precisamente los atributos peor evaluados en
la Presidente son su autoridad y liderazgo y la capacidad para solucionar
problemas y manejar conflictos.
En lo tributario, Bachelet y su Ministro Arenas
pensaron que los chilenos entregaron un cheque en blanco para que las demandas
ciudadanas por equidad fueran transformadas rápidamente en una reforma. Algo
así de fácil como un penal sin arquero.
Una mayoría silenciosa, sin embargo, que dio su
voto a la Mandataria, no quiere que el país sea Gobernado exclusivamente por
los deseos de los movimientos sociales y menos que un cambio impositivo sea el
mero resultado de criterios redistributivos sin considerar sus impactos en el
emprendimiento, el ahorro y el empleo. Por ello es que más de la mitad de los
chilenos se ha informado sobre la reforma a los impuestos al tiempo que su
desaprobación crece a un ritmo galopante. El error del Gobierno está en inferir
que los estudiantes que marchan son Chile, cuando solo constituyen un puñado de
ciudadanos con los mismos derechos que un trabajador que quiere un empleo digno
y estable, los de un empresario pyme que quiere tomar decisiones de ahorro y
contratación de personal para crecer, o los de un jubilado que pretende poner
parte de sus ahorros en un departamento que le genere una renta, quienes hoy
muestran su molestia.
Bachelet debería situarse como conductora del
interés general y evitar complacer solo a aquellos grupos con poder de
movilización que tal vez le dieron el triunfo electoral, que mostraron la cara
más injusta de Chile, pero que de ninguna manera poseen el monopolio de las
soluciones complejas, el instrumental sofisticado y el análisis riguroso que se
requiere para procurar el interés general. Si no, como decía Lippmann,
periodista y consejero de varios Presidentes norteamericanos luego de la 2ª
Guerra Mundial, ella dejará de conducir una nación y "se dedicará a
cortejar a aquellos incansables grupos de presión en busca de su supervivencia
política, abandonando completamente los principios y la seriedad en las
políticas de Gobierno". Ya fuimos testigos en el Gobierno anterior de un Presidente
que, sumido en su ego, reaccionando a presiones de intereses particulares,
desdibujó completamente el proyecto político de la derecha y provocó en ese
sector la mayor caída electoral y fragmentación de su historia.
Esta misma conducta es la que también ha
adoptado el Ministro de Educación, quien parece más preocupado de su futuro Presidenciable
que imprimiéndole contenido a una reforma educacional vaporosa que a esta
altura tiene paralizada la toma de decisiones de estudiantes, padres,
sostenedores, municipios, universidades y centros de formación.
Puede ser atractivo y hasta rejuvenecedor para
Eyzaguirre el contar con el cariño de los dirigentes estudiantiles. Olvida que
junto a los derechos de los estudiantes que marcharon el jueves se encuentran
también más de un millón de estudiantes universitarios silenciosos que no se
movilizaron y millones de padres que esperan señales claras a la hora de optar
por el colegio para sus hijos -sea con copago o gratuito-, toda vez que se les
asegure la calidad de la enseñanza. Decía el ex Primer Ministro británico Blair:
"Liderazgo es decir que no, y no decir siempre que sí. Es muy fácil decir
que sí". Liderar en Chile hoy se trata de conducir a la calle, y no
dejarse arrastrar por ella a un callejón que tal vez no tenga salida.
Tomado de Diario el Mercurio, domingo 11 de mayo de 2014.
Tomado de Diario el Mercurio, domingo 11 de mayo de 2014.