Y…Escalona mostro la ojota.
Ayer en la tarde el
Presidente del Senado, Camilo Escalona, mostró su ojota marxista, antidemocrática
e intolerante, no pudo acertar que los resultados de la Encuesta de
Caracterización Social, CASEN, mostrara que un Gobierno de derecha lograra éxitos
donde las cuatro administraciones de la actual oposición fracasaron.
El Parlamentario manifestó que "no hay ninguna razón para
que el gobierno se pueda auto-alabar, diciendo que su gestión ha conducido a la
reducción de la pobreza. No es mi ánimo irritar este debate, lamento tener que
decirlo, pero esto es un engaño", seguramente acostumbrado a que la concertación
es experta en maquillar las verdades.
La grosería del socialista, que más nos suena a socio listo,
parece no tener límites, de su insolencia y verborrea los chilenos somos
testigos desde la época de Allende, siempre descalificando a sus adversarios e
intentando alguna engañifa que le permita tener la notoriedad que sus
capacidades le dificultan.
Simplemente escalona ha demostrado, de una plumada, el fracaso
de sus intentos por disfrazarse de demócrata y tolerante, en circunstancias,
que tanto ideológicamente es totalitario, como lo demostró dirigiendo su
partido con mano de hierro ó como ha quedado en evidencia con sus acciones en
defensa de regímenes brutales como fueron las tiranías comunistas, gracias a
Dios hoy casi extinguidas.
Una vez más queda demostrada la sabiduría popular, que en sus
decires nos recuerda que aunque “la mona se vista de seda, mona se queda”, no
le ha bastado Escalona vestir
elegantemente, la subida renta que percibe ni el cargo al que ha sido elevado
en el Congreso, sique siendo el mismo incivilizado, prepotente y grosero que ha
sido desde su ingreso a la política.
La falacia del lucro,
por Gonzalo Rojas Sánchez.
La Cámara de Diputados rechazó el insólito informe sobre el
eventual lucro en algunas universidades, texto preparado por una comisión
especial. El informe era insólito por varias razones. En la forma, porque los Diputados
no están autorizados a fiscalizar actos de particulares. En el fondo, porque el
contenido era de una pobreza documental y conceptual sólo comparable con la
mayoría de los programas de la televisión abierta. En la prudencia, porque ni
siquiera se oyó a quienes terminaron siendo finalmente acusados.
Empate a 46 (45 negativas, más una abstención) y, por lo tanto,
informe rechazado.
Inmediatamente, la Confech reaccionó convocando a movilizaciones
para el 4 de agosto y sumándose a las anunciadas por las cúpulas de los
secundarios para el día 8 del mismo mes.
¿Que habría pasado si el informe hubiese sido aprobado por la
Cámara? Exactamente lo mismo: la Confech habría convocado a movilizaciones. De
eso no cabe ninguna duda. Tampoco cabe, por lo tanto, vacilar en la conclusión:
si la reacción va a ser la misma frente a dos decisiones completamente
contradictorias, quien convoca a las movilizaciones no tiene interés alguno en
el fondo de la cuestión, sino que sólo utiliza el tema como palanca para otros
objetivos.
El lenguaje de la Confech, el lenguaje de Boric y el lenguaje de
Teillier confluyen en una notable cadena de proposiciones: hemos encontrado un
tema, el lucro; el lucro se asocia a los ricos; los ricos son la derecha; la
derecha gobierna hoy (se supone); vamos a derrotar al lucro; vamos a derrotar a
la derecha.
Quien intente entrar de verdad al debate sobre los dos problemas
de fondo implicados en esta cuestión -¿Puede o no haber lucro en la actividad
universitaria, más allá de lo que diga hoy la ley? ¿El lucro daña o beneficia a
la calidad de la educación?- no tiene ninguna posibilidad de ser admitido a la
conversación. Desde la presidenta de la Comisión de la Cámara, diputada
Alejandra Sepúlveda, hasta la mayoría de los delegados de primer año de
cualquier universidad regional, está instalada una idea fuerza: hay algunos que
lucran y, por eso mismo, hay otros que son explotados.
Los chilenos no leen, nos dicen a cada rato. Es cierto. Y,
además, tampoco tienen intención alguna de pensar. Más cierto todavía.
Por eso es que aquella tontería supina puede imponerse en el
ambiente, como si fuera la luz del sol.
Pero los marxistas, que tanto abominan del lucro, ¿acaso no lo
validan implícitamente cuando proponen que la educación sea enteramente
gratuita y que, por lo tanto, cada persona pueda lucrar ahorrándose gastos
mientras se educa, y lucrar después gracias a las habilidades adquiridas? ¿Se
atrevería algún dirigente estudiantil de filiación comunista o anarquista a
pedirles a los universitarios que comprometan de antemano la entrega del ciento
por ciento de sus ingresos futuros al Estado, porque el lucro es de suyo
perverso? ¿Habrá algún alumno de la educación superior que estudie su carrera
con el objetivo de terminar con suma cero cada fin de mes, cuando ya sea
profesional?
Si se hubiese hecho un concurso para encontrar el más falaz de
todos los argumentos contra el mérito y el esfuerzo, contra el emprendimiento y
la creatividad en la educación superior, éste, el del lucro, estaría peleando
en la punta, quizás muy cerca de ganar.
La desgracia nacional es que no han sido sólo unos jovenzuelos
quienes han promovido esta falacia, sino que también varios diputados -todos
sabemos por qué- se han sumado a sus demandas. Lo han hecho tarde, lo han hecho
pobremente -con cut and paste - y, finalmente, han terminado por perder la
votación. Algo es algo.
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REACCION CHILENA