jueves, 26 de julio de 2012

Edición aproblemada...


Y…Escalona mostro la ojota.


Ayer en la  tarde el Presidente del Senado, Camilo Escalona, mostró su ojota marxista, antidemocrática e intolerante, no pudo acertar que los resultados de la Encuesta de Caracterización Social, CASEN, mostrara que un Gobierno de derecha lograra éxitos donde las cuatro administraciones de la actual oposición fracasaron.



El Parlamentario manifestó que "no hay ninguna razón para que el gobierno se pueda auto-alabar, diciendo que su gestión ha conducido a la reducción de la pobreza. No es mi ánimo irritar este debate, lamento tener que decirlo, pero esto es un engaño", seguramente acostumbrado a que la concertación es experta en maquillar las verdades.



La grosería del socialista, que más nos suena a socio listo, parece no tener límites, de su insolencia y verborrea los chilenos somos testigos desde la época de Allende, siempre descalificando a sus adversarios e intentando alguna engañifa que le permita tener la notoriedad que sus capacidades le dificultan.



Simplemente escalona ha demostrado, de una plumada, el fracaso de sus intentos por disfrazarse de demócrata y tolerante, en circunstancias, que tanto ideológicamente es totalitario, como lo demostró dirigiendo su partido con mano de hierro ó como ha quedado en evidencia con sus acciones en defensa de regímenes brutales como fueron las tiranías comunistas, gracias a Dios hoy casi extinguidas.



Una vez más queda demostrada la sabiduría popular, que en sus decires nos recuerda que aunque “la mona se vista de seda, mona se queda”, no le ha bastado  Escalona vestir elegantemente, la subida renta que percibe ni el cargo al que ha sido elevado en el Congreso, sique siendo el mismo incivilizado, prepotente y grosero que ha sido desde su ingreso a la política.




La falacia del lucro,
por Gonzalo Rojas Sánchez.


La Cámara de Diputados rechazó el insólito informe sobre el eventual lucro en algunas universidades, texto preparado por una comisión especial. El informe era insólito por varias razones. En la forma, porque los Diputados no están autorizados a fiscalizar actos de particulares. En el fondo, porque el contenido era de una pobreza documental y conceptual sólo comparable con la mayoría de los programas de la televisión abierta. En la prudencia, porque ni siquiera se oyó a quienes terminaron siendo finalmente acusados.



Empate a 46 (45 negativas, más una abstención) y, por lo tanto, informe rechazado.



Inmediatamente, la Confech reaccionó convocando a movilizaciones para el 4 de agosto y sumándose a las anunciadas por las cúpulas de los secundarios para el día 8 del mismo mes.



¿Que habría pasado si el informe hubiese sido aprobado por la Cámara? Exactamente lo mismo: la Confech habría convocado a movilizaciones. De eso no cabe ninguna duda. Tampoco cabe, por lo tanto, vacilar en la conclusión: si la reacción va a ser la misma frente a dos decisiones completamente contradictorias, quien convoca a las movilizaciones no tiene interés alguno en el fondo de la cuestión, sino que sólo utiliza el tema como palanca para otros objetivos.



El lenguaje de la Confech, el lenguaje de Boric y el lenguaje de Teillier confluyen en una notable cadena de proposiciones: hemos encontrado un tema, el lucro; el lucro se asocia a los ricos; los ricos son la derecha; la derecha gobierna hoy (se supone); vamos a derrotar al lucro; vamos a derrotar a la derecha.



Quien intente entrar de verdad al debate sobre los dos problemas de fondo implicados en esta cuestión -¿Puede o no haber lucro en la actividad universitaria, más allá de lo que diga hoy la ley? ¿El lucro daña o beneficia a la calidad de la educación?- no tiene ninguna posibilidad de ser admitido a la conversación. Desde la presidenta de la Comisión de la Cámara, diputada Alejandra Sepúlveda, hasta la mayoría de los delegados de primer año de cualquier universidad regional, está instalada una idea fuerza: hay algunos que lucran y, por eso mismo, hay otros que son explotados.



Los chilenos no leen, nos dicen a cada rato. Es cierto. Y, además, tampoco tienen intención alguna de pensar. Más cierto todavía.



Por eso es que aquella tontería supina puede imponerse en el ambiente, como si fuera la luz del sol.



Pero los marxistas, que tanto abominan del lucro, ¿acaso no lo validan implícitamente cuando proponen que la educación sea enteramente gratuita y que, por lo tanto, cada persona pueda lucrar ahorrándose gastos mientras se educa, y lucrar después gracias a las habilidades adquiridas? ¿Se atrevería algún dirigente estudiantil de filiación comunista o anarquista a pedirles a los universitarios que comprometan de antemano la entrega del ciento por ciento de sus ingresos futuros al Estado, porque el lucro es de suyo perverso? ¿Habrá algún alumno de la educación superior que estudie su carrera con el objetivo de terminar con suma cero cada fin de mes, cuando ya sea profesional?



Si se hubiese hecho un concurso para encontrar el más falaz de todos los argumentos contra el mérito y el esfuerzo, contra el emprendimiento y la creatividad en la educación superior, éste, el del lucro, estaría peleando en la punta, quizás muy cerca de ganar.



La desgracia nacional es que no han sido sólo unos jovenzuelos quienes han promovido esta falacia, sino que también varios diputados -todos sabemos por qué- se han sumado a sus demandas. Lo han hecho tarde, lo han hecho pobremente -con cut and paste - y, finalmente, han terminado por perder la votación. Algo es algo.




Problemas en nuestra edición:

Un cambio de oficinas, con  los problemas inherentes a una mudanza, y un retraso de la conexión por parte de nuestro proveedor de Internet, han sido los responsables de una edición limitada a tan solo un par de comentarios.


Por la falta de las informaciones del día, además del material gráfico, solicitamos a nuestros amigos y amigas nos excusen, a la vez que agradecemos el apoyo que nos dan a diario con sus visitas a nuestro periódico.


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