viernes, 16 de noviembre de 2012

Fotos noticiosas, temas para meditar...

Piñera dijo ante juicio en La Haya que ‘’La
posición que ha adoptado Perú no es la
correcta’’, en la antesala de la cita en
Londres con los abogados de Chile,
reafirmó que ‘’mientras más estudiamos
el caso, más nos convencemos de que la
postura chilena es sólida y justa’’.
El Ministro de Salud, Jaime Mañalich, confirmó
que vacunación en Regiones se adelantará para
el 15 de diciembre, explicando que la medida
fue adoptada luego de las gestiones que
encabezó el Presidente Piñera para lograr anticipar
el envío de 250 mil dosis desde Europa.
MOP llamó a licitación para la restauración de la
Catedral Metropolitana, entre las obras se
contempla la reparación de las fachadas Norte y
Oriente del templo, y también la estatua de Virgen
que se encuentra en ese lugar.
Ministro Beyer dijo que el Estado invierte 5 veces
más en alumnos de universidades estatales que
de privadas, las 25 universidades del CRUCh
reciben el 80% de los recursos Fiscales, mediante
aportes basales, proyectos y ayudas estudiantiles.
Mineduc pidió más antecedentes a la Uniacc tras
denuncia de posible lucro, el ministro Harald
Beyer indicó que la información que recibieron
de la universidad durante la investigación
‘’no era satisfactoria’’.
Vicecancilleres de RR.EE. inauguraron comité de
integración fronteriza Chile-Perú, los  representantes
de ambos países firmaron esta jornada el nuevo
reglamento que regirá la instancia.
Proyecto ALMA recibe nueva infraestructura que
mejorará 25 veces su capacidad en conectividad
lo que  le permitirá actualizar su sistema de
transmisión de datos, y que estará operativo
a partir de 2014.
La economía española se contrajo un 0,3% en el
tercer trimestre del año, el retroceso es una
décima menos que en el trimestre anterior,
la Eurozona volvió a la recesión con caída del
crecimiento durante el tercer trimestre en los
17 países que la integran.
Demandan a Microsoft por tener menos espacio
libre que el anunciado en su tableta Surface que
anuncia tener una capacidad de almacenamiento
de 32 GB solamente cuenta con la mitad de
espacio disponible.
Ex Director de la CIA, General (Ret) David
Petraeus negó terminantemente haber
pasado informaciones secretas a su amante,
aunque reconoció sin embargo ‘’haber hecho
algo deshonroso’’.
Obama prometió apoyo total para las zonas de
Nueva York afectadas por “Sandy”, el
Mandatario reconoció en terreno los destrozos
ocurridos por la tormenta, y definió los planes
a seguir en la reconstrucción de la ciudad.
En segundo día de incidentes, los enfrentamientos
en Franja de Gaza dejan 19 muertos, 16 ellos son
palestinos, desde que comenzaran los ataques el
miércoles, y generan alarma aérea en Tel Aviv.
Egipto pide a EE.UU. que intervenga para frenar la
ofensiva israelí en Gaza, el Canciller egipcio advirtió
a la Secretario de Estado norteamericana, Hillary
Clinton, sobre las consecuencias que podrían traer
las acciones militares en la región del Medio Oriente.







Ciudadanía,
por Margarita María Errázuriz


Las elecciones pusieron el tema de la ciudadanía en la agenda pública. No hay día en que no aparezca en los medios, ya sea en las cartas al Director, en columnas o en reportajes sobre la voluntad política de incorporarlo en los programas de enseñanza. Hasta donde he leído y escuchado, este concepto salió a colación al hablarse de abstención. Al considerarlo sólo desde esta perspectiva, se ha pasado por alto su amplitud y complejidad. Una mirada más amplia sobre el mismo es necesaria para no perder su riqueza y quedar entrampados en un enfoque reduccionista y sus implicancias.



Un concepto restringido de ciudadanía facilita que los derechos ciudadanos se entiendan separados de sus deberes, y no se respeten. Y, tan importante como lo anterior, esa reducción tampoco ayuda a entender los procesos sociales actuales. Ello se debe, en gran medida, a que el mundo político no le ha dado a este tema la debida importancia.



De hecho, cuando se habla de ciudadanía, como ahora, se reduce su carácter a los derechos políticos, a pesar de que comprende dimensiones tan significativas como las libertades civiles y la protección social, la que considera, a su vez, derechos tales como la educación, la salud y la previsión social. El valor de éstos tiene tal peso que, al debatir dicho sistema, no se ha destacado debidamente el que son parte del sello ciudadano. Todo ello induce a una visión restringida del concepto, no contribuye a fortalecer la noción de bien común y tampoco beneficia nuestro compromiso con la sociedad.



En el imaginario social, pareciera que el bien común sólo otorga beneficios. Si bien es cierto que los derechos aseguran el trato digno que cada persona merece, los deberes son los que garantizan el bien común. El ciudadano pareciera desconocer la dinámica social del dar para recibir. Pocos quieren hacerse cargo de los deberes. Con ello se pierde en buena medida la razón de ser de la sociedad; el sentido mismo de su existencia. Para reinstalar el concepto de ciudadanía en su real amplitud, no sólo hay que enseñarlo en los colegios: hay que incorporarlo a la práctica política. Así, por ejemplo, si la política de protección social, en lugar de presentarse como tal, se mostrara como parte de una política de ciudadanía indivisible, a cargo del bienestar básico de todos los chilenos, difícil es restarse y no cumplir lo que ésta exige.



Por otra parte, un concepto restringido de ciudadanía no ayuda a entender los actuales procesos sociales, porque posterga una discusión necesaria e importante sobre los vacíos de nuestra institucionalidad para responder a ciudadanos diversos, empoderados, que quieren contestación en tiempos reales. Así, por ejemplo, los tiempos de los procesos institucionales actuales no coinciden con los de personas con cultura de redes sociales e internet. Este es un tema cuya importancia no alcanzamos a sospechar, sobre el cual ni siquiera se ha abierto debate. Sin embargo, los jóvenes lo tienen claro.



En la Universidad Andrés Bello la inquietud por el concepto de ciudadanía ha sido planteada por los propios alumnos. La mayoría de quienes asisten a un curso on-line que desarrolla el análisis crítico, ha planteado la necesidad de profundizar en este tema y de distinguir entre la política y los políticos. Ellos declaran un gran compromiso con la política, pero no ven espacios claros que les permitan canalizar su interés. La preocupación de los estudiantes la ha recogido la universidad, que lanzará en los próximos días los resultados de una encuesta presencial realizada en todas las ciudades del país de más de cien mil habitantes. No podemos compartir con nuestros alumnos hechos que pueden convertirse en tendencias preocupantes sin encararlos y considerarlos seriamente.



El tema está planteado e invitamos al debate.


Desembarco cultural en México,
por Roberto Ampuero.


Más de un centenar de escritores, una delegación que supera las 300 personas, un amplio stand que presenta al país como una biblioteca, un tremendo desembarco cultural de Chile. Me refiero a la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, la segunda más importante del mundo, en la que Chile es el invitado de honor. Durante nueve días, del 24 de noviembre al 2 de diciembre, escritores chilenos tendrán la oportunidad de proyectar su obra y profundizar sus contactos con México y el mundo a través de eventuales traducciones. En 1999, cuando Chile fue invitado de honor por primera vez en Guadalajara, nuestra delegación comprendió cerca de 18 autores.



Nuevamente, como en 1999, la selección despierta controversia, se registran deserciones, emergen voces críticas, otros reclaman que fueron marginados. No podía ser de otro modo, el debate y la controversia son consustanciales al mundo intelectual. Lo esencial es que estamos ante la delegación de escritores más numerosa, amplia y variada que haya enviado el país al extranjero, con todo lo que implica en esfuerzo organizativo y financiero. El Comité Asesor FIL del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Chile seleccionó la delegación y, junto con ProChile, Fundación Imagen de Chile y Dirac, organizó la presencia en Guadalajara, contando con el respaldo y la experiencia de la FIL. Ha sido casi un año de preparativos.



Chile es visto con admiración y simpatía en México. Novelistas, escritores, poetas, dramaturgos, ensayistas, artistas plásticos, actores, cineastas, músicos, e incluso intelectuales mexicanos, integrarán la delegación. En ella predomina diversidad en materia de temas, género, pertenencia étnica, generaciones, concepciones estéticas y políticas. Lo difícil, cuando no imposible, es hallar una etiqueta común para la delegación, pero he allí su fortaleza.



Si me pidieran impresiones sobre nuestros colegas mexicanos a tener en cuenta en estas circunstancias, me permitiría lo siguiente. Ellos tienen conciencia y conocimiento pleno de la rica, admirable y milenaria cultura que los nutre. Pregúntenle a un mexicano sobre su historia nacional o intelectual, imbricada a menudo con la historia mundial, o sobre su gastronomía, patrimonio de la humanidad, y los impresionará el dominio de que hacen gala. Algunos autores exploran con preferencia el pasado remoto o reciente, otros se enfocan en el México actual, otros optan por la modernidad globalizada. Advertimos además una larga relación entre literatura y Diplomacia: Amado Nervo, Manuel Maples Arce, Alfonso Reyes, Octavio Paz, Carlos Fuentes, Sergio Pitol, Juan Villoro, son algunos de los intelectuales que representaron a su país en el exterior. Se percibe también la persistencia fecunda de las visiones políticas y estéticas de figuras pilares como Paz, Fuentes o Monsiváis. Notable en este marco la prontitud con que México estableció el Premio Carlos Fuentes, subrayando su pertenencia nacional y fomentando su legado a nivel internacional.



Hay otra característica a tener en cuenta: la vigencia del intelectual en el debate político: Enrique Krauze, Héctor Aguilar Camín, Jorge Castañeda, Olga Poniatovska o Jorge Volpi, por ejemplo, destacan por su voz original y reflexiones críticas. Los intelectuales mexicanos maduran en una plataforma dotada de historia y densidad cultural, y ubicada entre la frontera con Estados Unidos y la continuidad con América Latina, entre el continente y Europa, con balcones que dan al Asia Pacífico y el Caribe. Habitan una nación donde la promoción cultural es considerable y entronca con la propia proyección internacional del país. Por su diversidad, heterogeneidad e imposibilidad de inscribirlos en una sola corriente, visión de mundo o grupo, los intelectuales mexicanos son como los nuestros, y en ese sentido el diálogo en la FIL promete ser vital y fructífero.



El ataque a los derechos humanos,
por Andrés Oppenheimer


Mientras muchos estábamos fijando nuestra atención en las elecciones de México, Venezuela y Estados Unidos en los últimos meses, algo muy peligroso ha estado pasando casi desapercibido: el ataque contra el sistema de derechos humanos de la región.



A principios de esta semana, los países latinoamericanos eligieron a Venezuela como nuevo miembro del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Sí, leyeron bien, Venezuela, cuyo Presidente Hugo Chávez hasta el día de hoy defiende entusiastamente al depuesto dictador libio Moammar Gadafi, al carnicero sirio Bashar al Assad, a los hermanos Castro en Cuba, y cuantos otros tiranos existan en el planeta.



Según las resoluciones de la ONU, los miembros del Consejo de Derechos Humanos deben “mantener los estándares más altos en la promoción y protección de los derechos humanos”. Sin embargo, los Gobiernos latinoamericanos votaron alegremente por Venezuela.



Mientras los países europeos presentaron cinco candidatos para ocupar las tres bancas rotativas de su región, los latinoamericanos solo presentaron tres - Venezuela, Brasil y Argentina – lo que resulto en su elección automática. Ningún otro país latinoamericano se presentó para desafiar la candidatura venezolana.



“Le habíamos pedido a otros países latinoamericanos que presentaran sus candidaturas, pero ninguno se presentó, lo que fue muy desafortunado”, me dijo Peggy Hicks, del grupo de defensa de los derechos humanos Human Rights Watch, tras la elección de Venezuela el 12 de noviembre.



Las organizaciones internacionales de derechos humanos están furiosas —pero no del todo sorprendidas— por la elección de Venezuela para el Consejo. Aunque el Consejo de Derechos Humanos de la ONU ocasionalmente critica flagrantes violaciones de derechos humanos en Siria o Irán, ha tenido entre sus miembros mas activos a dictaduras como las de China o Cuba, y muchas veces ha funcionado como un club de mutua protección entre algunas de las peores dictaduras del mundo.



Según Freedom House, otra organización de derechos humanos que publica un índice anual de libertades en el mundo, Venezuela es un país “parcialmente libre”. En una declaración sobre la elección de Venezuela al Consejo, Freedom House dijo que aunque en Venezuela “el acto de votar es relativamente libre y el recuento de votos es justo”, la división de poderes “es prácticamente inexistente”.



Pero la elección de Venezuela es tan sólo un síntoma algo mucho más serio que esta ocurriendo en la región: el desmantelamiento de las instituciones inter-americanas de protección de los derechos humanos.



A pedido de Ecuador y Venezuela, y bajo el traposo pretexto de “fortalecer” la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos (OEA), los países latinoamericanos han iniciado un proceso de audiencias en la OEA con el objetivo de reducir los poderes de la Comisión de Derechos Humanos y de la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la institución.



Ambas agencias gozan de independencia para investigar casos concretos en países miembros de la OEA, y publicar informes sobre ellos. Son, de lejos, lo mejor – quizás lo único – que tiene la OEA. Contrariamente a la afirmación de Chávez de que la Comisión es una herramienta del “imperio”, la Comisión el año pasado emitió mas medidas cautelares contra Estados Unidos que contra cualquier país de la región con la excepción de Honduras.



Audiencias televisivas: algo está cambiando
por Herman Chadwick.

Las últimas tres encuestas nacionales realizadas por el CNTV venían reflejando cambios en las audiencias a la hora de opinar sobre la pantalla televisiva. “Programas de mala calidad”, “poca variedad”, “pobres culturalmente”, “mal uso del lenguaje”, “ordinariez”, “contenidos poco constructivos” eran las frases que revelaban insatisfacción del telespectador frente a la TV. Hoy, estos cambios se reflejan en las preferencias de los televidentes. Es así como, por ejemplo, programas nocturnos que parecían ser éxito seguro con altos ratings han sido desplazados por nuevos formatos televisivos.



Los estudios y encuestas recientes del CNTV reflejan que las demandas de las audiencias actualmente tienen que ver principalmente con calidad y lo que las personas entienden por ella. Más y mejores programas culturales y educativos destinados a un público masivo como lo es el de la pantalla, y en el cual prime una identidad nacional o local. Mayor representatividad para lograr que la TV sea un mejor espejo de la realidad ciudadana y, por cierto, un medio de inclusión social. Mayor diversificación de la oferta, porque las audiencias están reclamando más variedad en los contenidos televisivos. Preferencia por una programación diferente diariamente y cambiante en sus horarios.



También los telespectadores reconocen lo que son los altos estándares de calidad en lo que se refiere a los niveles técnicos, ya sea en cuanto a dirección, guión, actuación e imagen visual. Vale decir, los telespectadores exigen una mejor televisión. Por ello, son más críticos y analíticos, lo que se puede notar en los comentarios de prensa, de radio o artículos especializados, y por las permanentes denuncias y reclamos que hacen al CNTV.



El Reemplazante, la serie de TVN ganadora de un fondo CNTV, que irrumpió en la pantalla hace algunas semanas, es un claro ejemplo de lo que las audiencias están hoy valorando en televisión. Una historia que nos muestra el Chile real, en forma auténtica y verídica, tiene cautivada a una audiencia que quiere ver esta calidad televisiva. Esta serie viene a demostrar que la telerrealidad que las audiencias acostumbraban ver en la pantalla no es el único producto que el telespectador aprecia en la televisión. Hoy, las series de ficción están reflejando la contingencia, y los docureality están siendo ficcionados, editados, por lo tanto, perdiendo credibilidad y, lo que es más grave, el entusiasmo del público por verlos en pantalla.



El CNTV, cumpliendo con sus funciones, está permanentemente preocupado de fomentar la calidad de las transmisiones televisivas y adjudicando los fondos que distribuye no sólo a programas de corte cultural, sino también a aquellos que destacan nuestra realidad Nacional, Regional, educacional o patrimonial. Estos y otros temas, como los nuevos cambios en televisión, ¿qué entendemos por productos de calidad? Las preferencias de las audiencias y los nuevos formatos televisivos serán el eje central de la discusión del próximo miércoles 21 en el seminario “TV versus TV”.



Finalmente, la ciudadanía juega un rol fundamental en la tarea de contribuir a una televisión de calidad. Son los telespectadores, los propios canales y los avisadores los que tienen el “control” de la pantalla y a quienes debemos demandarles una televisión de mejor calidad.



El mensaje de la elección FECH


A Bachelet “la Gobernabilidad se la entrega el PC”, advirtió hace unos días un joven dirigente de esa colectividad, vinculando así el peso comunista en el mundo social con el rol que puede jugar el partido en un eventual Gobierno de la actual líder de ONU-Mujeres. Una semana después, la fuerza de aquella afirmación aparece relativizada tras los resultados de la última elección de la Fech. Esta ha ratificado el retroceso que el PC viene experimentando desde el año pasado dentro del movimiento estudiantil. Entonces, en 2011, el hecho emblemático fue la derrota de Camila Vallejo en su intento por reelegirse al frente de los jóvenes de la Universidad de Chile, cuando, pese a su alta votación personal, su lista fue superada por la de la Izquierda Autónoma, encabezada por el dirigente Gabriel Boric. Ahora, pese a los cuestionamientos acumulados por la gestión Boric, nuevamente los «autonomistas» se impusieron en la Fech, con la diferencia de que esta vez los comunistas quedaron relegados al tercer lugar, por detrás de «Luchar», una lista autodefinida como “izquierda radical” y “de intención revolucionaria”.



Pero tan importante como el resultado mismo es el discurso de los triunfadores, sustentado en una fuerte crítica al PC. Se trata de una situación paradójica. Bajo la pragmática conducción de Guillermo Teillier, los comunistas han conseguido espacios de influencia en la institucionalidad política, primero con un acuerdo por omisión con la Concertación que les permitió volver al Congreso y transformarse allí en un actor opositor clave, y luego con un entendimiento Municipal gracias al cual potenciaron su presencia en Alcaldías y aumentaron el número de sus Concejales. El paso siguiente está en pleno desarrollo: las tratativas con miras a un eventual Gobierno de Bachelet y a la conformación de la respectiva lista Parlamentaria. El punto es que uno de los activos que el PC ha podido poner sobre la mesa en todas esas negociaciones ha sido su señalada fuerza social, con hitos como la concurrencia de la misma Vallejo a las negociaciones del presupuesto el año pasado o su apoyo a candidaturas Municipales concertacionistas. Todo ello, sin embargo, le está significando al partido pagar un costo relevante en ese mundo que precisamente constituye una de sus fuentes de poder: así queda claro en las explícitas declaraciones de radicales y autonomistas rechazando los acercamientos del PC al establishment de la Concertación y a la posibilidad de incorporarse a una candidatura de Bachelet. La votación alcanzada por los comunistas en la última Municipal (superior al 6%) y su peso en otras organizaciones (por ejemplo, la CUT) de seguro mantendrán su influencia en la oposición, pero es dudoso que, sin el control del más importante de los movimientos sociales de los últimos años, pueda constituirse en ese sugerido garante per se de la gobernabilidad. Que en la otra federación universitaria más importante del país, la FEUC, un grupo como el NAU, voz moderada dentro de la Confech, pero también celoso defensor de su autonomía frente a los partidos, gane sucesivas elecciones, sugiere que, antes que aliados, los estudiantes seguirán ejerciendo el rol de duros interpeladores del mundo político opositor, como ya lo han adelantado sus dirigentes.



Con todo, la eficacia que pueda llegar a tener esa interpelación en el futuro no es clara. En 2012 el movimiento estudiantil mostró mantener una importante capacidad movilizadora y sus demandas siguen suscitando simpatía, pero las dificultades para separar aguas frente a elementos violentistas y el amplio rechazo suscitado por acciones como las tomas de colegios le restaron fuerza ciudadana. El sustantivo aumento de la abstención en la última elección Fech (en la que sólo participó el 44% del universo total) plantea un agotamiento de sus propios protagonistas que bien puede ser el principal desafío para la nueva dirigencia.


Nota de la Redacción.
Sintomático nos parece que en la elección de dirigentes de los estudiantes de la Universidad de Chile hayan participado un poco más de 10 mil alumnos, de un padrón de 23.500 educandos con derecho a sufragio. Al igual que lo sucedido en las Municipales, en las que la abstención llegó a un guarismo similar, creemos que los elegidos tienen una muy escasa representatividad y algunos podrán poner en duda la legitimidad de los electos para el desempeño de los cargos a los que han alcanzado.



Congestión en Santiago.


Una de las causas de la creciente congestión en el sector oriente de la capital es el hecho de que -según estudios- el 75% de las personas con automóviles en las Comunas de ese sector los usan a diario. Esos cientos de miles de vehículos son los que congestionan las calles e incrementan el tiempo de viaje para todos en esa área. Al mismo tiempo, tales masas vehiculares no se relacionan bien con el transporte público de superficie y lo transforman en un medio más ineficiente, lo cual, a su vez, actúa como incentivo para usar el transporte privado.



Además, el referido problema de la zona oriente se reproduce y repercute en casi todo el resto de Santiago, y con consecuencias quizás peores. El aumento del número de automóviles en dicha zona ha sido un proceso que lleva décadas, por lo que sus habitantes y esa área misma han tenido tiempo para adaptar sus vías de circulación.



En las demás zonas de Santiago, en cambio, la entrada masiva de automóviles ha sido un fenómeno que completa pocos años, en los que la infraestructura vial de la ciudad no ha alcanzado a adaptarse. En esas Comunas, las condiciones de desplazamiento son peores que en las más cercanas a la cordillera. Algo similar ocurre en Regiones, donde la congestión ha cogido por sorpresa a las Autoridades urbanas, y hay menos competencias técnicas para enfrentarla.



Este fenómeno es una evidente consecuencia del crecimiento económico y su secuela de extendido acceso de las personas al automóvil propio, aunque no se debe olvidar el efecto adicional precipitado por la pésima implementación del Transantiago. Sus problemas iniciales aumentaron el deseo de comprar automóviles para los desplazamientos diarios de miles que antes eran usuarios del transporte público. Otra consecuencia de la congestión es el alza en los precios y el valor de los arriendos de los inmuebles en la zona más central y mejor conectada de Santiago (al interior de Américo Vespucio), así como aquellas más cercanas a estaciones del Metro.



¿Qué hacer ahora? Una posibilidad siempre planteada desde la teoría sería implementar la tarificación vial, pero predeciblemente encontraría ella mucha oposición por razones de impopularidad o de concepción de lo que debe ser la vía pública -salvo, quizá, si ella se circunscribiere a pequeñas áreas como la zona de El Bosque o el centro de la capital-.



La alternativa, entonces, es seguir perfeccionando el sistema de transporte público, y para ello hay planes de largo alcance, que prevén expandir el Metro, instaurar vías exclusivas y desarrollar ferrocarriles de acercamiento.



Otra propuesta interesante consiste en corredores con segregación total de los medios de transporte. Por ejemplo, en el eje Alameda-Providencia-Apoquindo se podría destinar la mitad del mismo al transporte público (sin taxis) y la otra mitad a automóviles. Se ha comprobado que tal separación mejora el funcionamiento de ambos tipos de vehículos.



En el sector oriente hay, además, un innovador proyecto Comunal de un tren ligero que partiría en Manquehue con Apoquindo, subiendo por la mediana de Las Condes, con prioridad en los semáforos y sólo cuatro cruces vehiculares, cruzando el río y siguiendo hasta La Dehesa.



Si se realizan las inversiones en transporte público necesarias para mejorar la calidad del servicio, y no se subsidian los combustibles, la congestión tendrá un efecto disuasivo sobre el uso diario de los automóviles. Eso requiere reparar el daño reputacional que provocó el Transantiago. Afortunadamente, los esfuerzos del Ministro de Transportes en los nuevos contratos con las empresas parecen estar dando buenos resultados.



La familia, un bien social.


Chile enfrenta muchos de los fenómenos que pueden atribuirse a aquella etapa del desarrollo que se ha denominado "la trampa del ingreso medio", período que suele caracterizarse por contextos de tensión social debido a un desigual acceso al bienestar, altas expectativas y lentitud en alcanzar estándares adecuados a las demandas de la ciudadanía. Y ese escenario de descontento social -ya bien identificado en la experiencia internacional- se ve agravado en nuestro país por profundos cambios demográficos y familiares.



No obstante, la Encuesta Bicentenario 2012 UC-Adimark, así como otros estudios recientes, evidencian una alta valoración de la familia y del entorno personal, en lo que el Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo (PNUD) denomina "el bienestar subjetivo individual". En efecto, en estas investigaciones, la realidad nacional aparece cruzada por una dicotomía entre la percepción que el ciudadano tiene respecto del contexto social versus el personal, expresado, por una parte, en una marcada desconfianza hacia las principales instituciones del país y en la capacidad nacional de superar a corto plazo los problemas de pobreza, educación, desigualdad y demás similares. Por otra parte, y en contraste, se observa una alta satisfacción por las relaciones personales y familiares.



Sin embargo, es precisamente en este último ámbito donde se registran importantes y preocupantes transformaciones de impacto social. Así, el aumento sostenido de hogares monoparentales, mayoritariamente constituidos por jefaturas femeninas; el gran número de niños nacidos fuera del matrimonio; la caída en la tasa de nupcialidad; una natalidad menor a la tasa de reposición, entre otros aspectos, están cambiando la fisonomía familiar. Esto es inquietante, porque como bien social, la familia tiene una influencia determinante en el tejido de cualquier comunidad, por su irreemplazable rol protector y formador. Por cierto no se ignora que a lo largo de la historia la familia ha revestido formas cambiantes, pero la arista nueva que ahora se esboza denota un potencial debilitamiento de la institución. En nuestro país eso puede implicar, en especial en los grupos más vulnerables, una mayor exposición a la pobreza -primordialmente cuando se trata de madres solas-, mayor riesgo social de los hijos, lo que puede derivar en propensión al alcoholismo, drogadicción y criminalidad, y mayor dificultad en logros escolares.



El reconocimiento explícito por la Autoridad del rol social de la familia ha derivado en la implementación de políticas públicas que apuntan, precisamente, a apoyar las debilidades y contrarrestar los males observados. Y como lo han reconocido ahora las más altas Autoridades eclesiásticas de la Iglesia católica -cuya influencia en la sociedad chilena es significativa-, medidas como la prolongación del posnatal, el ingreso ético familiar, la ampliación del acceso a las salas cuna, el reforzamiento de la educación preescolar, el bono bodas de oro, la ampliación de las viviendas sociales, constituyen un respaldo decidido al papel fundamental que la familia cumple en la sociedad.



En el futuro inmediato, el gran desafío es profundizar las actuales políticas públicas en esa dirección, de manera de avanzar hacia un contexto de apoyo integral al desarrollo y a la estabilidad familiar. Eso interesa a toda la comunidad nacional, sin perjuicio de naturales diferencias valóricas.



Responsabilidad en gestión de empresas públicas.


El Gobierno ha anunciado el próximo envío al Congreso de un proyecto de ley para crear el estatuto del Sistema de Empresas Públicas (SEP), que entre sus lineamientos tendría el propósito de otorgar mayor autonomía a esta entidad en la administración de las empresas Fiscales. La idea de establecer con rango legal las normas que rigen al SEP es acertada, pero la autonomía que se le otorgue a su funcionamiento no debe afectar el principio Constitucional que asigna al Presidente de la República en ejercicio la responsabilidad de velar por la buena administración e inversión de los fondos públicos.



Hasta ahora el SEP es una entidad regulada por un simple decreto y por lo tanto debe entenderse como una organización creada por el Poder Ejecutivo para ayudar a la buena administración de las empresas públicas. El propósito del Gobierno es transformar estas normas en una ley y darles estabilidad en el tiempo. Respecto del Consejo de Administración -que tiene a su cargo tutelar la administración de las empresas Fiscales y designar sus Directores- se plantea proporcionarle una integración mixta, con una mayoría de cinco Consejeros designados por el Presidente en forma privativa y otros cuatro con acuerdo del Senado.



Detrás de esta propuesta -al estilo “Consejo del Banco Central”- se encuentra el propósito de otorgar representación a las  distintas sensibilidades políticas, para que existan contrapesos y para que la gestión esté fundada en argumentos técnicos y con una mayor continuidad entre los distintos Gobiernos.



El borrador inicial pretendía transferir en lo sustancial la administración de las empresas a este Consejo, incluyendo las decisiones presupuestarias y de reinversión de utilidades, entre otras. Afortunadamente esta idea se desechó y se mantendrían bajo la responsabilidad del Ministerio de Hacienda las decisiones señaladas, lo que preserva un aspecto básico del sistema institucional. En efecto, no podría una simple ley alterar la responsabilidad que la Constitución asigna al Presidente de la República de administrar los fondos públicos, la que ejerce precisamente a través del Ministerio de Hacienda.



El asunto central que debe enfrentar la regulación de la administración de estas empresas son los problemas de agencia que se generan, esto es, que quienes las administren lo hagan en beneficio de los verdaderos dueños -todos los chilenos- y no buscando la ventaja propia, de algunos grupos o de los intereses del Gobierno de turno. Por eso es indispensable que no quede difusa la responsabilidad del Presidente, porque una de las razones por las cuales debe ser evaluada su gestión es por cómo cumpla con esta responsabilidad, sin que pueda delegarla en otros órganos.



En el proyecto lamentablemente se está dejando fuera de la tutela del SEP a empresas como Enami y Enap, para evitar las resistencias que han generado entre los Parlamentarios los intentos por someterlas a esta supervisión de su gestión. Cabe recordar que un proyecto de la administración de la Presidenta Bachelet fracasó por este motivo. El peligro de que estas empresas sean usadas para otorgar beneficios que no tendrían una clara justificación, ameritaría revertir esa exclusión.







Estado de Bienestar y la realidad: el caso de Francia.


Por aproximadamente medio siglo después de la II Guerra Mundial, en Europa Occidental se siguió y desarrolló un modelo que parecía el desiderátum de organización socioeconómica, y que la izquierda más o menos socialdemócrata -también en Chile- proclamaba como ejemplo alternativo a la economía de mercado. Estado grande, con pesada carga tributaria; pródigo gasto público; una espesa red de subsidios estatales; una tupida malla de beneficios laborales, previsionales y sociales de toda suerte; rigideces de inamovilidad y reducción de jornadas laborales; jubilaciones tempranas; gratuidades educacionales, entre muchas otras, eran sus rasgos más visibles para el grueso público, y la duración al parecer indefinidamente sostenible de ese cómodo esquema hacía que muchos grupos políticos, especialmente en Latinoamérica, lo postularan como un ejemplo que debía imitarse, y rechazaran la dura competitividad imperante en los países anglosajones y emergentes del Asia.



Por su alto nivel cultural, Francia parecía el paradigma insuperable de tal ordenamiento. Pero la crisis europea ha evidenciado sus fragilidades, a las que hasta antes de aquélla no se había asignado importancia. Hoy sufre una aguda crisis de competitividad que ha puesto en cuestión la viabilidad de su generoso Estado de Bienestar. El sostenido declive de la economía francesa, que podría convertirse en una nueva amenaza para la estabilidad del euro, ha llevado a la Comisión Europea y al Fondo Monetario Internacional a ejercer creciente presión sobre el Gobierno de François Hollande, instándolo a realizar profundas reformas económicas para evitar un destino similar al de España e Italia.



Reconociendo la gravedad de la situación, el Gobierno socialista de Hollande ha dado un giro en la retórica y en el anuncio de políticas estatistas que caracterizaron su campaña y primeros meses de Gobierno. Así, el Primer Ministro Jean-Marc Ayrault ha sostenido recientemente que la situación del país requiere de "decisiones ambiciosas y valientes", agregando que la prioridad es "incentivar la inversión" y dar a las empresas "espacio de maniobra".



Consecuentemente, entre las principales reformas ahora propuestas por el Gobierno se encuentra una reducción de impuestos a las empresas por un monto cercano a 20 mil millones de euros al año, recortes del gasto público por 10 mil millones de euros, un incremento de impuestos a la gastronomía y renovaciones de inmuebles de entre 7 y 10%, y un aumento del IVA de 19,6 a 20 por ciento. Cabe recordar que tanto el aumento del IVA como la reducción de impuestos a las empresas habían sido tajantemente descartados por Hollande durante su campaña, con el argumento de que lo primero perjudicaba a los trabajadores y lo segundo beneficiaba a los ricos.



Este nuevo enfoque de Hollande, forzado por la realidad económica del país y el contexto europeo, no convence del todo a algunos críticos, según los cuales esas reformas son insuficientes para atacar la crónica ineficiencia de la economía francesa. Para los escépticos, el Presidente francés eventualmente no tendrá más alternativa que tomar un curso liberalizador más enérgico para superar el estancamiento económico y asegurar la sustentabilidad Fiscal.

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