jueves, 19 de enero de 2012

Artículos para meditar y cartas para revisar....

Interesante nos pareció la propuesta del Ministro de
Educación, Harald Beyer Burgos, de que solamente
las Universidades que realicen investigación reciban
aportes del Estado.
Políticos siguen mirándose el ombligo, RN y DC
presentaron propuesta conjunta de reformas políticas
 para modificar sistema electoral y propugnar sistema
Semi-Presidencial.
Inés Pérez, vecina del condominio El Algarrobal II
 de Chicureo, fue crucificada por  una grosera
manipulación de Chilevisión, creemos que merece
 más que una excusa y un despido injustificado
de quien filtró la verdad.
Corte de Apelaciones de Santiago solicitó informe
al Ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, sobre los
 presuntos vínculos de comuneros mapuches con los
 incendios del sur.




Tienen 18 años,
por Gonzalo Rojas Sánchez.

Ni a los 40 ni a los 65. Cuando de verdad la vida comienza por segunda vez es a los 18.

Bien lo saben quienes esta semana están matriculándose en la educación superior mientras disfrutan de esas vacaciones únicas, en tierra de nadie, postsecundarias, preuniversitarias; son los mismos que ya pueden manejar y tomar dentro de la ley (por desgracia, habrá ocasiones en que lo harán simultáneamente); son los que este 2012 quizás puedan votar por primera vez sin haberse dado el trabajo de una simple inscripción; son los que tal vez gritarán consignas con mística emoción, convencidos de que han sido llamados a cambiarlo todo o quizás se irán para su casa a esperar que se termine el paro; son los que ya no están obligados a hacer el Servicio...

Son los mimados por las universidades y por los centros de alumnos, por las discotecas y por los bancos o casas comerciales, por los partidos y por las Ongs, por el márketing y por las encuestas, por los conciertos y por el deporte extremo.

A los 18, están comenzando a beber de la vida boca-al-chorro, como afirmaba Unamuno. Lo sienten, lo gozan; probablemente, lo sufrirán. Y cuando aquellos que ya pasaron los 40 los observan, dudan; y cuando los que cruzaron los 65 los miran, se estremecen.

Porque, como a los 18 hace su estreno en sociedad una generación que se cree dueña de la autonomía plena, los cuarentones dudan, ya que ellos mismos utilizaron en gran parte ese loco desenfreno. Fue lo que los llevó a sufrir en carne propia todos los abortos -medio espontáneos, medio provocados- que produjo en sus propias vidas esa liberación de ataduras, ya predicada en los 80, justo cuando ellos tenían la misma edad.

Y como a los 18 se presenta en público una generación que se cree legítimamente indignada -sin que se explicite el porqué-, los mayores de 65 se estremecen, recordando a esos jóvenes idealistas que en los 60 y los 70 asaltaban bancos y ponían bombas, que se tomaban todo metro cuadrado disponible y secuestraban aviones, que asesinaban uniformados y asistían a clases con camisas de combate.

Es que la mayoría de los cuarentones comienza a sentar cabeza; y los sesentones, hablan ya desde la experiencia que da el multiplicar por tres o por cuatro el mítico 18.

Incluso los defensores a ultranza del juvenilismo -mayores de 40 casi todos- ciertamente reconocen en privado los errores y las penas de sus vidas ya malgastadas. El problema es que en público no dejarán de alentar a los nuevos mesías de 18: hagan los cambios, muéstrennos el camino, convaliden por esperanzas nuestras frustraciones, les dirán.

Desgraciadamente, bastan unos pocos juvenilistas -que gozan de enorme acceso a ciertos medios en que los consumidores son justamente aquellos mismos jóvenes- para que un gran porcentaje de los dieciocheros crea encontrar en esos gurús la confirmación de su tarea misionera; bastan unos pocos activistas de la autonomía indignada, para que los primerizos crean que su tarea consiste en actuar contra todo.

Pero, ¿al frente hay capacidad de decirles a los de 18 que su autonomía sólo vale unida a sus deberes? ¿De confrontar su indignación con la necesidad de pensar y ejecutar soluciones?

Por cierto.

Muchos profesores enseñan en primer año; cientos de dirigentes convocan asambleas; miles de políticos saldrán a buscar sus votos; muchos ejecutivos quieren su dinero; cientos de organizadores les proponen eventos; miles de formadores les ofrecen guía espiritual.

Y, si se empeñan, todas esas personas pueden ejercer influencias decisivas en los de 18.

Porque nada más fácil que halagarlos y alabarlos, en vez de exigirles. Pero nada más tonto, ni más inconsecuente; nada más homicida, nada más suicida.

Realismo en la diplomacia, 
por Hernán Felipe Errázuriz.

George F. Kennan, probablemente el diplomático más influyente durante la Guerra Fría, promovía fervientemente el realismo en las relaciones internacionales. En otras palabras, asumir las limitaciones de los países para lograr que otros gobiernos rectifiquen decisiones conflictivas. Kennan, sin ser frontal, marcaba la divergencia, defendía los principios y razonaba para lograr contención. Se opuso a los belicistas y también a los indiferentes, y ganó: la Unión Soviética y el comunismo se derrumbaron sin mediar guerra.

Chile no puede impedir que el Presidente iraní, ajeno a América Latina, celebre acuerdos de cooperación con los presidentes Chávez, Castro, Correa, Ortega y Morales. Ni siquiera Estados Unidos y la Unión Europea lo pueden lograr. Ahmadinejad empuja a un conflicto gravísimo con su amenaza nuclear. Tiene además cuentas pendientes en Sudamérica, por impedir que la justicia argentina procese a funcionarios iraníes comprometidos con el atentado de la AMIA, que costó 82 víctimas fatales. Por insignificante que sea Latinoamérica en el concierto mundial, Chile y demás países distintos de los aliados de Venezuela, deberían revisar sus relaciones con Irán porque su belicosidad, lazos terroristas e intervencionismo no les son indiferentes.

Está fuera de nuestro alcance darle seriedad a Celac, la nueva entelequia impulsada por Chávez, que agrupa a Latinoamérica y al Caribe y que por este año preside Chile. Igualmente los que no formamos parte del bloque venezolano deberíamos dejar constancia de que Cuba tiene la obligación pendiente de cumplir con la cláusula democrática incorporada, a instancias nuestras, como condición de membresía de Celac.

Tampoco los gobiernos que promueven el libre comercio pudieron evitar que el gobierno de Cristina Fernández introdujera en estos días permisos de importación y controles cambiarios. Otra cosa es permanecer indiferentes a estas medidas que podrían aumentar el formidable desequilibrio en nuestro comercio bilateral: exportamos cerca de un tercio de lo que compramos en Argentina. Además del silencio frente a los obstáculos al intercambio, varios gobiernos se han sumado irreflexivamente a la prohibición para que barcos con bandera de las Malvinas recalen en sus puertos. Un bloqueo semejante es propio de la beligerancia, es un escalamiento innecesario y un pésimo precedente que amaga la libre navegación y el libre comercio.

El realismo en la diplomacia de Kennan no significa necesariamente seguir la corriente y el silencio de la manada. Por el contrario, implica mantener la identidad, levantando la voz y defendiendo razonadamente principios básicos del derecho internacional que están siendo amagados, como ocurre con Irán, Cuba, Venezuela y sus aliados. También significa buscar formas diplomáticas para no renunciar a seguir promoviendo políticas de estado, como el libre tránsito y libre comercio cuando están amenazados por proteccionismo y bloqueos.

Asunto de prioridades,
por Gonzalo Müller.

Malas noticias recibimos ayer los chilenos al conocer la encuesta de delincuencia de la Fundación Paz Ciudadana: los índices de victimización habrían tenido un alza, alcanzando al 39,3% y acercándose a los máximos históricos. Se trata de un aumento significativo y de una mala señal en el combate a la delincuencia.

El Presidente Piñera había transformado este tema, el de la seguridad pública, en una de las fortalezas de su administración, dando múltiples señales casi desde el inicio de su mandato respecto de su profundo compromiso con esta materia y alcanzando a junio de 2010 una aprobación ciudadana del 53%. ¡Qué lejos se ven estos números del actual 20% de aprobación y 78% de reprobación!

La delincuencia ha evolucionado desfavorablemente, eso es un hecho. Entender entonces el complejo escenario en que esto se ha producido y encontrar las soluciones que permitan recuperar la confianza de los chilenos aparece como algo urgente. Sobre todo, porque, en la construcción de la mayoría política que lo llevó al Gobierno, el Presidente Piñera hizo una promesa muy nítida: que a los delincuentes se les terminaría la fiesta.

Así, vemos que el Gobierno y el mundo político han estado capturados estas primeras semanas del año en una dura discusión en torno a las modificaciones o sustitución del sistema electoral binominal, en un debate marcado por el desorden y la falta de liderazgo, donde se decide avanzar aun sin contar con los mínimos consensos, pero bajo la lógica implacable de que es una demanda ciudadana y que debe ser atendida.

Si miramos la última encuesta CEP, de diciembre pasado, encontramos una guía bastante clara de lo que podríamos denominar demandas ciudadanas, y clave en la priorización de los esfuerzos legislativos y políticos del Gobierno. Ante la pregunta de “¿Cuáles son los tres problemas a los que debería dedicar el mayor esfuerzo en solucionar el Gobierno?” en primer lugar, con un 55% de las menciones, aparece «delincuencia, asaltos y robos». ¿Qué más claridad y consistencia en la opinión pública necesita la autoridad si es que verdaderamente quiere escuchar a la gente? En segundo lugar, se menciona, con un 53%, «educación», y en tercer lugar, «salud», con un 40%, seguida más atrás de «pobreza y sueldos», ambas con un 25%. Sólo cerrando una larga lista aparece la reforma al sistema binominal, con un 2% de los chilenos considerándola una prioridad para el Gobierno.

Hace más de 10 años, un candidato y actual ministro entronizó una frase en nuestra cultura política, cuando, en esa época y basados en el mismo cuadro de la encuesta CEP, mostró que las prioridades del gobierno de la Concertación estaban invertidas en relación a las prioridades de la gente. Vemos hoy que al parecer ese grave error se vuelve a repetir.

Alguien puede decir que se puede avanzar en diferentes temas al mismo tiempo, que se puede caminar y mascar chicle, pero la seguidilla de errores y tropiezos, la falta de sintonía y la nula complicidad entre el Gobierno y sus partidos hablan de otra cosa. Es precisamente el Gobierno el llamado a ser agente de orden en la agenda, priorizando sus temas. Si de verdad quiere escuchar a la gente, uno esperaría hoy que conmoviera al mundo político en la búsqueda de soluciones frente a la delincuencia, citara a reuniones del más alto nivel entre ministros y los líderes de los partidos, convocara a los expertos y avanzara en transformar el tema en una política de Estado, donde su solución atienda la urgencia con que la ciudadanía lo reclama.

Nada deslegitima más al sistema político que su distancia y ensimismamiento, la sordera frente a las demandas ciudadanas y sus prioridades, y el ver cómo se releva lo propio —los cupos y las fórmulas de distribución del poder— y no se concentra el esfuerzo o al menos se iguala en, por ejemplo, el combate a la delincuencia.

Desigualdad,por Adolfo Ibañez S.M.

El tema de la desigualdad social ha sido recurrente durante los últimos cincuenta años y siempre se lo ha denunciado con estridencia, por lo que pareciera que nada se ha avanzado. Sin embargo ha gravitado fuertemente en la adopción de políticas económico-sociales. Por esto parecemos unos tontos de capirote (para no decir imbéciles), por incapaces de disminuir en algo el problema. De lo contrario tendríamos que concluir que se trata de un asunto "estructural", contra el cual nada se puede salvo intentar una revolución comunista, con millones de muertos y emparejamiento en la miseria, como se postuló durante aquellos años tan angelicales que antecedieron al setenta y tres, con el catastrófico resultado conocido.

Pero también puede reflejar un asunto de larguísima data en Chile: la morbosidad con que nos solazamos contemplando el vaso medio vacío, en vez de detectar las oportunidades que nos abre la visión del vaso medio lleno. No cabe duda que el espectáculo deprimente es funcional a la prosopopeya demagógica y a la tontería de los que siguen las modas sin detenerse a contemplar la realidad de las cosas. Considerar las complejidades y valorar las potencialidades de las personas descoloca a las ideologías.

Todo indica que por aquí va la consideración del problema de la desigualdad. En nuestro continente nos ubicamos entre los que mejor rendimos este examen: entreverados con Argentina, que siempre estuvo lejos a la cabeza (bien por nosotros, mal por los vecinos). No se nos mira con envidia, sino como un ejemplo de tarea bien hecha que imitar. No hace mucho que el diario Folha de Sao Paulo (23-7-2010) publicó un cuadro en el que Brasil aparecía en noveno lugar (¡qué malo!), pero con orgullo mostraba cuánto se había mejorado (el vaso medio lleno). En esa estadística no figuraba la destrozada Cuba, la otrora Perla del Caribe, que cuando triunfó la revolución comunista hace medio siglo, era el tercer país del continente en índices económico-sociales.

Las cifras mundiales ubican a nuestro continente muy bajo porque en África y en Asia se dan muchos casos de igualdad en la miseria. Por el contrario, los europeos figuran muy altos pero no tienen plata para pagar el asistencialismo de los subsidios. Pretender igualar a la fuerza es la receta de los declamadores depresivos que finalmente nada remedian, pero igual conducen al socialismo. Mirar el vaso medio lleno, en cambio, sana el espíritu y nos despliega oportunidades que sólo aparecen al considerar las realidades.

Delincuencia: preocupantes resultados


Un preocupante panorama muestra el índice de victimización del estudio de Fundación Paz Ciudadana y Adimark, correspondiente al segundo semestre de 2011, el que evidencia una relativa estabilización en el porcentaje de victimización por delitos de robo o intento de robo (de 37,9 a 39,3 por ciento), pero que, comparado con la medición de los años 2010 y 2011, sube 6,3 puntos porcentuales (de 33 a 39,3 por ciento), constituyéndose en el índice más alto después de la encuesta de noviembre de 2006.

Igualmente inquietante es el hecho de que siga aumentando la revictimización, esto es, los hogares que son víctimas de estos delitos dos o más veces, y que tiende, además, a concentrarse. En los últimos seis meses, el 27,4 por ciento de los hogares chilenos agrupó nada menos que el 89,5 por ciento. Suben, asimismo, los hogares que han sido más de tres veces víctimas de un delito, del 5 por ciento en junio de 2008 a 10,3 por ciento en diciembre de 2011, una duplicación en tres años. En las mediciones anteriores, se registraron altas concentraciones de revictimización en las zonas urbanas del poniente de Santiago. Hoy, este fenómeno se ha trasladado a la zona norte de la capital, con sensible aumento del delito en las comunas del sector nororiente.

La percepción de "alto" temor también se concentra más en Santiago (de 14,5 por ciento en junio de 2011 a 17,3 por ciento en diciembre de 2011) que en regiones, pero a diferencia de lo que ocurre con la victimización, el temor afecta principalmente a los niveles socioeconómicos más deprimidos. Siguen bajando en la evaluación, por su parte, las autoridades a cargo del combate a la delincuencia: de 4,3 a 3,8 el Gobierno; de 3,8 a 3,4 los fiscales; de 3,4 a 3,0 los jueces, y de 3,3 a 2,9 los parlamentarios. Pese a que las policías mantienen mejor calificación, ha ido disminuyendo el porcentaje de quienes admiten quedar satisfechos con su actuación, de 48,2 en junio de 2011 a 43,1 en diciembre de 2011; lo mismo ocurre con la satisfacción frente a la actuación de los fiscales, que disminuye de 24,6 en junio de 2011 a 19,2 en diciembre de 2011.

El Índice Paz Ciudadana Adimark, que registra desde hace 13 años la evolución de este problema, plantea desafíos obvios de una mirada común y una actuación estrechamente coordinada de las instituciones y personas llamadas a liderar un combate exitoso frente a la delincuencia. Lamentablemente, la ciudadanía ha visto todo lo contrario en el último tiempo, y este fenómeno de desentendimiento, lejos de superarse, se mantiene porfiadamente en actos simplemente protocolares o incluso en juntas de trabajo y planificación. Esta urgencia de rebajar los índices de delincuencia, mejorar la percepción ciudadana y cumplir lo prometido, por parte del Gobierno, y con su deber, en el caso de la Justicia y las fiscalías a las que el país entregó tantos recursos nuevos y atribuciones con la reforma procesal penal, es un compromiso que no puede dilatarse. Se nos dice ahora que las movilizaciones estudiantiles explican una distracción de la fuerza pública en menesteres extraordinarios, lo que ha dejado más abandonada la protección del ciudadano corriente. Pero este aserto debe ser probado, ya que habitualmente se observa en esas manifestaciones violentas una recarga de trabajo de las fuerzas especiales de Carabineros, pero no un desplazamiento general de los contingentes asignados a barrios y poblaciones.

En el fondo, el combate contra la delincuencia no muestra resultados auspiciosos. Habrá que redoblar esfuerzos y las capacidades y, sobre todo, coordinarse con inteligencia al servicio de los ciudadanos, que se sienten desprotegidos en este bien superior que únicamente puede ser proveído por el Estado: la seguridad.

Algunas cartas que vale la pena revisar:

Señor Director:

¿Dictadura o gobierno militar?

En estos días se ha discutido en diferentes foros y se han realizado encuestas a nivel nacional preguntando si en la historia de Chile se debe considerar “dictadura” o “gobierno militar”. Al respecto, sólo deseo hacer una pregunta y dar una respuesta a ella.

¿Cuántas dictaduras en el mundo han sido derrocadas o han durado hasta la muerte del dictador y cuántas han informado y elaborado voluntariamente un itinerario político para su término, como lo hizo el gobierno que en Chile nos rigió entre 1973 y 1990?

Como respuesta, deseo indicar lo que hizo este gobierno, que ninguna dictadura ha hecho:

1.- Se dio una Constitución Política, la de 1980, que de alguna forma encauzaba el accionar del Gobierno y que ha regido al país, con varios cambios, hasta la fecha.

2.- En los artículos transitorios de dicha Constitución se establecieron los pasos a seguir para llegar a la democracia plena, indicando actividades y plazos.

2.- Conforme al cronograma establecido, en 1989 se convocó a un plebiscito libre, secreto e informado, para determinar la continuidad o no del general Pinochet como Presidente de Chile. Acto que, conforme a la ley, fue controlado por las FF.AA. y Carabineros y se aceptó el fallo negativo de la ciudadanía.

3.- Siguiendo lo programado, y conforme lo dispuesto en la Constitución el 11 de diciembre de 1989, se convocó a elecciones simultáneas (directas y nominales) de Presidente y Congreso Nacional, conforme a las normas generales y a los preceptos permanentes de la Constitución Política del Estado. Las que se realizaron, previa propaganda electoral, en perfecto orden y en forma ejemplar y también fueron controladas por las FF.AA. y Carabineros.

4.- Y finalmente, conforme lo disponía la Constitución, entregó la Banda Presidencial al Presidente electo democráticamente, ante el Congreso Nacional pleno, dando cumplimiento, así, totalmente al itinerario consagrado en la Constitución Política de Chile de 1980 para el establecimiento de la democracia plena en el país.

Juan Guillermo Toro Dávila, General de División (r)

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Señor Director:

Aniversario de demanda peruana.

Han transcurrido cuatro años desde que el gobierno del Perú presentó el 16 de enero del 2008 una demanda ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya para redefinir el límite marítimo con Chile.

En esa ocasión, el ex Presidente Alan García ante el Congreso Nacional de su país afirmó que se trataba de una “histórica acción internacional” que su gobierno había llevado a cabo “paso a paso”. Efectivamente, sólo a contar de los años 2000 el gobierno peruano comenzó a construir los elementos necesarios para configurar una “controversia jurídica” para acceder a la jurisdicción de ese tribunal, relegando al olvido incluso que en 1999 el canciller peruano de la época reconoció expresamente que “ahora (después de resolverse los problemas pendientes del Tratado de 1929 y de su Protocolo Complementario) Perú y Chile ponen fin a las últimas secuelas de los hechos del pasado” (Guerra del Pacífico) cerrando definitivamente “un capítulo de la Historia”, lo que nos lleva “a un futuro promisorio en que el Perú y Chile caminarán juntos por el camino de la paz y el desarrollo”.

Vanas palabras, ya que contemporáneamente se incubaba en Perú la demanda para revisar el límite marítimo vigente bajo el pretexto de una pretendida “inequidad” cuando es evidente, como lo señala el agente chileno en La Haya, Alberto van Klaveren, en una reciente publicación, que dicha demanda “contiene un fuerte elemento de reivindicación histórica que de alguna manera pretende compensar la pérdida territorial y de estatus que significó para Perú la Guerra del Pacífico”. En otras palabras, la agenda del “promisorio futuro” que se avizoraba para ambos estados vecinos se suplantó por una etapa de confrontación legal y política, estando aún pendiente la legítima incertidumbre, no obstante la solidez de nuestros derechos, que rodea el período post La Haya cuando se conozca el fallo de esta corte.

Jaime Lagos Erazo

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Señor Director:

Manuel Fraga

Tras una lúcida y laboriosa longevidad, ha muerto el gran político español Manuel Fraga Iribarne, protagonista de los sucesos más importantes en el curso de la historia de España desde la posguerra hasta esta fecha.

Sin querer fantasear sobre su imagen, don Manuel es un hombre que nos enfrenta a una personalidad fraguada en el esfuerzo y en la pujanza desde su juventud, en una familia de doce hermanos, hasta alcanzar los más altos cargos de relevancia pública, teniendo como único fundamento sus propios méritos y la solidez de su cultura desde la cuna hasta la tumba.

Fue el número uno en sus oposiciones a abogado del Estado, catedrático de Derecho Político, diplomático en Londres y ministro de Turismo, que culminó abriendo la puerta de la España autoritaria a una renovada convivencia pacífica con el resto de Europa.

Hace años, tuve la inolvidable oportunidad de asistir a un examen de doctorado universitario donde él era uno de los jueces y en que a pesar del cortejo de innumerables títulos y credenciales que lo presidían, tenía el prodigio de abordar y recorrer exhaustivamente el trabajo del discípulo, ejerciendo esa escasa virtud intelectual de la humildad y la generosidad en sus comentarios, con una oratoria de frases breves pero bien construidas, hacia quien se disponía a iniciar su andadura universitaria.

Despuntaba en él una personalidad variada dotada de una fortaleza verbal deslumbrante, que tras una carrera plena en la política como fundador del Partido Popular y padre de la Constitución Española de 1978, volvió, tras la consolidación democrática, a su entrañable Galicia, donde como presidente de la Xunta encarnó la universalidad del gallego extendida especialmente hacia la constelación de países donde los descendientes de esa tierra de hechizo han fermentado con su ingenio suspicaz y su espíritu refrescante.

Nuestra juventud, tan profundamente ambiciosa de contagiarse con buenos ejemplos en la política y en el quehacer cotidiano, encontrará en Manuel Fraga un hombre notable, de la talla de los grandes, un auténtico testimonio que supo enfrentar su tiempo y escribir su historia con vocación y con una profunda lección humanista.

Arturo Prado Puga, Profesor Titular. Facultad de Derecho, Universidad de Chile.

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