La Ineptitud
de las Élites,
por
Hermógenes Pérez de Arce.
En Chile sufrimos la desgracia de tener una élite
políticamente inepta, lo que es fácilmente comprobable al ver cómo es
mayoritariamente capturada por consignas de izquierda sin contenido, si bien
muy repetidas. Uno casi no puede creer cuando oye a líderes empresariales o
dirigentes políticos y parlamentarios de derecha, supuestamente representativos
de nuestra élite económica y social, validando lugares comunes que repite la Nueva
Mayoría, en particular al aceptar que el Estado se apropie de otros 8.200
millones de dólares porque, dicen, ello va a “mejorar la educación”. Ni
siquiera discuten la premisa probadamente falsa de que el Estado –y en
particular este Gobierno— es capaz de mejorar la educación.
Pues está probado que no es un problema de recursos. Justamente “el
problema es el Estado” (Reagan). Como que acá se han doblado una y otra vez los
aportes estatales para educación desde 1990 y, sin embargo, seguimos ocupando
los últimos lugares de la prueba internacional PISA. No bajamos del 36°, entre
44 países, tal como hace 24 años. ¿Y cuál es la receta que el ministro
Eyzaguirre ofrece para mejorar esa situación? Ni siquiera “más de lo mismo”,
sino “más de lo peor”. Pues objetivamente “lo peor” de nuestra educación es el
control estatal, que “la receta Eyzaguirre” promete acentuar, junto con
cercenar adicionalmente las libertades de las personas, según él mismo ha
declarado al dar a conocer sus tres postulados básicos: 1) Prohibir el lucro;
2) Prohibir el copago; y 3) Prohibir la selección. Prohibir, prohibir,
prohibir…
El primer postulado es simplemente catastrófico, aun dando por sentado
que el Estado no puede prohibir por completo que las personas en Chile ejerzan
la libertad de enseñanza y ganen dinero al hacerlo, pues ésa es una garantía
constitucional. Pero lo que se propone Eyzaguirre es coartar esa libertad “en
la medida de lo posible”, es decir, negar todo financiamiento estatal a la
enseñanza que tenga fines de lucro. Con esto va a liquidar a gran parte de la
educación particular subvencionada, que acoge a alrededor de un millón 800 mil
alumnos y que ha venido creciendo gracias a la libertad de elección de los
padres de familia, que han ido sacando a sus hijos de la enseñanza estatal
debido a que objetivamente es la peor. Entonces ¿cómo va a mejorar Eyzaguirre
la enseñanza? Trasladando a más alumnos de la mejor a la peor. ¿Y qué dicen las
élites? “Estamos de acuerdo en que el Gobierno gaste más plata en eso”. ¡Qué
queda para los que no pertenecen a la élite!
Y conste que buena parte del daño de esta caza de brujas contra el lucro
ya está hecho: se está persiguiendo, incluso penalmente, a las instituciones de
enseñanza superior que hayan lucrado. Como ésa era una actividad favorecida por
una gran demanda de la ciudadanía, las universidades privadas proliferaron y
atrajeron a inversionistas nacionales y foráneos. Hubo una enorme “creación de
valor” en esa área de prestación de servicios y se fundaron nuevos planteles
espectaculares… hasta que “la calle” (léase “el PC”) criminalizó “el lucro”.
Entonces los gobiernos recientes se han dedicado a “destruir valor” en la
enseñanza superior. En vista de ello, ahora los inversionistas extranjeros,
viendo que se equivocaron, procuran desesperadamente rescatar parte de sus
inversiones y tanto ellos como los nacionales intentan escapar de la
persecución político-judicial a que están sometidos. La mayor universidad
privada, con 42 mil alumnos, enfrenta una situación crítica, agravada por las
“tomas” de alumnos de izquierda. En otras palabras, entre el gobierno de Piñera
y el actual han liquidado a toda una “industria de servicios” floreciente, que
abrió las puertas de la enseñanza superior a más de un millón de jóvenes
chilenos que hace treinta y tres años quedaban marginados de ella.
Ahora la perspectiva es que “papá Fisco” deba
hacerse cargo de las ruinas humeantes de las universidades perseguidas y parte
de los mayores impuestos de la Reforma Tributaria deban ir a cubrir las enormes
pérdidas generadas por la persecución contra el lucro en la educación. Y las
élites justifican y aplauden. Increíble.
La segunda meta de Eyzaguirre, la “prohibición del copago”, es tan
disparatada como la anterior, pero ahora está dirigida a liquidar la enseñanza
básica y media. El “copago” es el financiamiento que las familias que quieren y
pueden hacerlo aportan a escuelas particulares gratuitas y subvencionadas por
el Estado. En pleno acuerdo con los sostenedores, mejoran instalaciones y
cuerpos docentes, obteniendo así mejores resultados pedagógicos. Pero eso
irrita el Estado socialista: “los privados no tienen derecho a mejorar lo que
hacemos los funcionarios; el copago debe ser prohibido. El Fisco pondrá esa
plata, cuando lo estime necesario”. Entonces ya han comenzado a desaparecer
establecimientos particulares subvencionados, ya sea porque sus sostenedores no
desean depender exclusivamente del Estado, ya sea porque prefieren
transformarse, simplemente, en establecimientos particulares pagados, que,
entre paréntesis, son lo que obtienen
mejores resultados, superando el promedio de los países de la OECD
en las pruebas PISA. Pero ¡horror!, los
comunistas no pueden permitir eso y, dado que en Chile todavía no se ha instaurado
la Escuela Nacional Unificada, que forma parte del “legado inconcluso de
Allende”, se le negará todo aporte estatal a cualquier establecimiento
particular subvencionado que procure mejorar mediante el copago. No importa que
todos quedemos peor, lo que importa es que nadie quede mejor, y así seamos
iguales. Aplauso de las élites. ¡Qué buen propósito tiene la Reforma
Tributaria!
Y, en fin, dice Eyzaguirre, como un eco de “la calle”, hay que prohibir
la selección de alumnos, porque ella “segrega”. Si usted, hombre libre (todavía
y sólo relativamente), es exitoso en su actividad, será requerido por muchas
personas y no podrá atenderlas a todas. Es decir, seleccionará a su clientela.
Pero si usted es pedagogo y tiene éxito, por lo cual tiene más aspirantes a
alumnos que los que puede recibir, el Estado Socialista chileno le va a
prohibir seleccionar. Por bien que enseñe, usted no puede elegir a los mejores.
¡Adiós, “liceos de excelencia”! La
excelencia no es democrática. La ineptitud sí lo es. ¡Viva la ineptocracia!
Eyzaguirre ha solido referirse a Michelle Bachelet, cariñosamente, como
“mi Gordi”. Eso le costó no ser ministro en el primer gobierno de ella, dicen.
Cariño incomprendido. Bueno ¿qué harían él y su Gordi si quedaran a cargo del
Barcelona Fútbol Club? No podrían seleccionar jugadores. Pagarles más a unos
que a otros generaría “segregación”. ¿Cuántas temporadas demoraría el
“Barcelona Igualitario” en descender a segunda división? Yo creo que sólo una.
Lo mismo que demorará Chile, con el “plan de Eyzaguirre y su Gordi”, en
regresar al tercer mundo gracias a la prohibición del lucro, del copago y de la
selección. Y lo harán con el aplauso de las élites, felices de contribuir con
más impuestos a desquiciar la educación.