miércoles, 22 de febrero de 2012

Algunas columnas para meditar....

Hugo Chávez Frías, tirano  venezolano,
será intervenido nuevamente por “lesión”
en la zona en que se le extrajo tumor
cancerígeno.





Chávez: nuevamente al quirófano,
por Mario Montes.

Telesur es un canal de propaganda chavista, esto nadie lo puede negar después de ver la cantidad de tiempo que dedica ese medio para publicitar la imagen del tirano venezolano, al que el sábado se le descubrió una nueva lesión cancerosa, en los exámenes que se le realizan periódicamente después de su primera operación.

No nos alegra que el dictador esté más enfermo de lo que los partes oficiales y la propaganda del régimen informa, pero es claro, con solo mirarlo que su salud se encuentra mucho más deteriorada de lo que el oficialismo y el mismo quieren demostrarle a la ciudadanía venezolana y al mundo.

Ayer, en una visita a las instalaciones en construcción de una fábrica de tractores, el autócrata reconoció públicamente la necesidad de que sea intervenido nuevamente, aunque sin dar a conocer el lugar donde será operado, negando enfáticamente los rumores de estar afectado por una severa metástasis.

Al parecer, por sus palabras, la salud del déspota está peor de lo que se informa, pues, llamó al pueblo a estar tranquilo, porque la revolución bolivariana  ya tiene el impulso necesario, ha crecido lo suficiente y dio a entender que el proceso es completamente irreversible en su camino a la instauración del socialismo.

Sin duda alguna la salud del cabecilla del bolivarianismo está resentida, como lo demuestra su escasa exposición en actos públicos, basta mirar la fotografía con que ilustramos esta nota para darse cuenta, por la hinchazón de su faz, las ojeras que ostenta y lo pausado de su hablar  para notar  que ya no es el demagogo populista de antaño.


¿El fin de Al Assad?,
por Joaquín Fermandois

Hace poco más de un año titulaba una columna con la misma pregunta, referida a Hosni Mubarak. No me las daba de profeta, entre otras razones porque nuestro tiempo le robó todo suelo a la profecía, devenida en labor de adivinadores comerciales. Lo sucedido en Egipto ha mostrado la dificultad de hallar nuevas formas políticas con tantos intereses encontrados y falta de práctica. Por eso, si se desmorona o no el régimen de Al Assad -un sistema patrimonial, el Estado es de una familia extendida-, lo sucedido prueba por enésima vez que los regímenes dictatoriales son fuertes y débiles a la vez, entre otros porque descansan en las personas, con prescindencia de las instituciones. Cada cierto tiempo se instaura una satrapía tras una revolución más o menos violenta. Así fue en Irak y Siria, hasta que la oleada fundamentalista que siguió a la revolución iraní puso en jaque a sistemas seculares y a monarquías. En todo caso, Assad tiene más ases en la mano que los que mantenía Mubarak, entre ellos una brutalidad desmesurada, con abundancia de testimonios en 40 años.

La llamada "Primavera árabe" parece de un talante diferente. Primero, no da la impresión de haberse originado en un impulso de fundamentalistas, aunque éstos la puedan capturar en un segundo momento, siguiendo la lógica revolucionaria de carrera al extremo. Segundo, no parece ser en primer lugar una expresión antioccidental; no es propiamente liberal, pero al dar voz a la cólera ante la arbitrariedad y la corrupción, exhala un aire que puede nutrir a una cultura más liberal. Tercero, no parece primariamente antisionista o antiisraelí, aunque por cierto no va a cambiar los sentimientos árabes hacia el conflicto del Medio Oriente; la frustración va dirigida contra las condiciones en el interior de cada uno de esos países.

¿Se desarrollarán democracias a partir de esta "Primavera"? Quizás. Las migraciones y el turismo algo contribuyeron a que la cultura política democrática tenía que arribar a las costas meridionales del Mediterráneo. Pero de ahí a que vaya a existir un desarrollo democrático, es harina de otro costal. Desde luego, nada dice que esto no vaya a brotar en otros países como Arabia Saudita y los Emiratos, aliados de Occidente y sociedades con otro tipo de organización política, basados en la fuerza de amplísimas familias reinantes. En suma, no dejan de ser "dictaduras" si de lenguaje oficial se trata, aunque Jordania ha sido una monarquía absoluta relativamente ilustrada bajo la dinastía hashemita del gran Hussein II y del actual Abdallah.

En fin, hay que poner de relieve que jamás ha habido genuina democracia en el mundo árabe, aunque sí la hay hasta cierto punto en el mundo islámico. La muy relativa excepción, Líbano, produjo entre 1975 y 1990 una guerra civil salvaje, en un pueblo que no es salvaje. Si en 200 años de historia republicana en América Latina la democracia ha sido y es un arduo camino, la "Primavera árabe" no rendirá frutos de la noche a la mañana. Podrá ser el inicio de un camino si en los próximos 100 años el modelo de democracia mantiene vitalidad en Europa -en último término, la fuente originadora de la república moderna.

Entretanto, sin saber cómo se desenvolverán las cosas en Siria, por ahora ojalá no haya intervención occidental, nada que vaya más allá de sanciones y, quizás, de resguardo de una zona de exclusión para refugiados. Y algo que se ha dicho poco: hasta la empresa más noble se envilece con una ejecución como la de Saddam Hussein, o, más atrás, la ejecución del matrimonio Ceausescu en Rumania, en 1989, o la horrible forma con que recientemente se dio muerte a Gaddafi.


Espías y fantasías,
por Hernán Felipe Errázuriz

Los espías dan para todo y desde siempre. Dicen que es la segunda profesión más antigua de la Tierra: Dalila fue contratada por los filisteos para conocer las debilidades de Sansón, su poderoso enemigo. Sansón, enamorado, confesó que el secreto de su poder era su melena. La amante se la cortó y quedó prisionero. Algunos sostienen que Dalila también ejerció la otra profesión más antigua de todas, era traviesa la chica.

Especialistas remarcan los peligros del espionaje: la doble vida, las fantasías y el trabajar con traiciones, sobornos y chantaje son de alto riesgo. John Le Carré y Graham Greene, famosos novelistas del rubro y ex miembros de la inteligencia británica, resultaron escépticos de los espías. Ian Fleming, autor de James Bond, antiguo jefe de la inteligencia inglesa, prefirió introducirles glamour . Según Le Carré, Ronald Reagan, Margaret Thatcher y Gorbachov se habrían sorprendido de las "imbecilidades que se cometen en el sacrosanto nombre de la inteligencia".

Los gobernantes, ministros y altos funcionarios de las grandes potencias prefieren tomar distancia de los operativos secretos. A lo más aparecen voceros de segundo orden que "no desmienten ni niegan".

Latinoamérica, con su realismo mágico, tiene su particular forma de practicar, dirigir e inventar el espionaje. Los secretos de sus políticos -y no los extranjeros- son la prioridad, especialmente en Argentina y Perú. También hay chambonadas, como el bochornoso ingreso al consulado argentino en Punta Arenas. Allí se llegó a extremos de publicitar la llamada del Presidente Lagos a Kirchner, disculpándose, y pasó a retiro un general ajeno al episodio.

En estos días, peruanos y chilenos han calificado de espías y detenido a un trotamundos, a un dibujante callejero y a un paseante curioso que circundaban recintos militares.

Psicosis y desconfianza crean fantasiosos espionajes, y el protagonismo de ministros y parlamentarios los sobredimensiona con desmentidos y reclamos o atribuyéndoles ser parte de un plan de agresión, como dijera el general Daniel Mora, ex ministro de Defensa del Presidente Humala.

Más atinado fue el congresista peruano Carlos Tubino, que restó importancia a las intromisiones en las instalaciones castrenses, recordando la mejor calidad de las fotografías satelitales de Google.

Con los problemas vecinales se repetirán absurdos incidentes de espionaje, porque en Latinoamérica cualquiera puede resultar espía, para gusto o disgusto de las autoridades.

Such is life in the tropics , habría dicho Lord Curzon para explicar a la reina Victoria lo inexplicable de los acontecimientos en tierras remotas.

"Such is life in the tropics", habría dicho Lord Curzon a la reina Victoria.


El nuevo tsunami
por Miguel Angel Vergara.

Próximos al segundo aniversario del 27/F y ya finalizada la investigación de la fiscal Huerta, se ha desatado un nuevo tsunami, ahora con un cariz político. Mientras unos intentan involucrar a la ex Presidenta Bachelet por su desempeño en las primeras horas de la tragedia, otros buscan acreditar la lentitud de la reconstrucción en las zonas afectadas.

 Me preocupa que, como producto subsidiario de esta lucha que se juega en ligas mayores, una vez más las FF.AA. terminen siendo el chivo expiatorio de las malas o nulas decisiones que se tomaron en el improvisado puesto de mando que el gobierno constituyó en la Onemi el 27/F. Ya se especula cuán distinta habría sido la situación si el Shoa hubiese establecido la alerta de tsunami, o si el Ejército hubiese facilitado su red de telecomunicaciones, que no se vio afectada.

 Los antecedentes que han trascendido de la investigación señalan que el Shoa emitió la alerta de tsunami a las 4.07, por lo que la Onemi debió disponer inmediatamente la evacuación, lo que no se hizo por desconocimiento de los protocolos. Si bien posteriormente hubo un error de apreciación del Shoa, al haber cancelado la alerta a las 4.56, ésta estuvo plenamente vigente durante 49 minutos. Cabe destacar que la Armada reconoció prontamente este lamentable error, dispuso sanciones y se abocó a tomar las medidas tendientes a evitar su repetición. Por otra parte, independientemente del juicio que nos merezca el papel cumplido por el Shoa, la norma indica que ante un terremoto superior a 7,5 grados en la escala de Richter se debe decretar la evacuación de inmediato, sin perder preciosos minutos esperando la evaluación técnica sobre la posibilidad de un tsunami, acción que la Onemi tampoco llevó a cabo.

 En cuanto al sistema de comunicaciones del Ejército, jamás se ocultó su existencia, ni sus capacidades, ni se negó su uso. Como lo ha declarado el propio ministro de Defensa de la época, su propósito se limita a enlazar las distintas unidades militares a lo largo del país, por lo que habría sido absolutamente insuficiente para cubrir todas las ciudades afectadas, y menos las zonas costeras vulnerables a un tsunami. Consecuentemente, poco habría contribuido a las supuestas mejores decisiones en el puesto de mando de la Onemi. Debemos recordar que, días antes, el gobierno había promulgado un decreto que, en la práctica, subordinaba las FF.AA. a la Onemi en caso de catástrofe, a lo que se suman las reticencias para decretar Estado de Excepción Constitucional y evitar los saqueos, porque se quería evitar la imagen de una zona "militarizada". Curiosa añoranza del Ejército surge ahora, sólo para adjudicarle inexistentes responsabilidades.

 Pareciera que el sino de las FF.AA. es ser aclamadas cuando acecha el peligro y duramente juzgadas cuando vuelve la paz. La tentación es grande, porque su disciplina les impide entrar en la guerrilla de declaraciones o destempladas manifestaciones públicas. Por el contrario, lo propio de la cultura militar es reconocer los errores y corregirlos de inmediato y es lo que se esperaría de todos los actores, evitando el "sálvese quien pueda", que sólo contribuirá a enrarecer el ya tenso ambiente político.


viernes, 3 de febrero de 2012

Notas para meditar....

Visite la página de SENDA, allí encontrará este
medidor de alcohol, que le ayudará a saber cómo
le afecta y a evitar fuertes sanciones.



¿Qué te pasó, Claudio?,
por Gonzalo Müller.

Un buen alcalde que quiere ser candidato presidencial y un partido que no comparte su anhelo, es el resumen de otra novela de este verano tan activo en lo político.

No es fácil argumentar audacia en la decisión de Claudio Orrego -en esto, Marco Enríquez-Ominami y su campaña de 2009 le dejaron la vara alta-, pero sí valentía, ya que su trascendida intención de postular a Presidente tiene elementos suficientes de credibilidad y capacidad para pensar en la seriedad y convicción que mueven su decisión.

Pero Claudio Orrego no había terminado de declarar su intención de postular a representar a la Democracia Cristiana, cuando desde su propio partido se argumentaba que se le necesitaba, por tercera vez, de alcalde en Peñalolén, y que la plantilla municipal de la colectividad se debilitaría en demasía sin su presencia. En resumen, el mensaje fue que no lo ven de candidato presidencial, pero sí de alcalde.

¿Qué paso en realidad? Es una pregunta válida y necesaria, si pensamos que en ningún partido, menos en la DC, abundan los buenos candidatos. En ese análisis, nos aparecen al menos dos vallas o intereses que se oponen a la postulación de Claudio Orrego. Primero, en la actual directiva de la DC, presidida por Ignacio Walker, la participación de Orrego fue fundamental en conseguir el apoyo territorial de los alcaldes para formar la mayoría que llevó a los «príncipes» al poder interno. Sin embargo, desde el inicio la complicidad entre ambos no fue tan entusiasta, ya que legítimamente el propio Walker veía en un buen desempeño del falangismo a nivel municipal una plataforma suficiente para competir como candidato presidencial. Desde esa perspectiva, es difícil que quien espera la oportunidad para sí vea sino como una incómoda competencia la postulación de su socio.

Segundo escollo, y quizás el más decisivo, son muchos los que en la DC ya tienen candidata presidencial, y sólo miran el reloj esperando se pasen rápido los días. Son los que apuestan a que el acuerdo con el Partido Socialista asegure la continuidad del partido más allá de todo riesgo electoral, garantizando diputaciones y senaturías a cambio de plegarse rápidamente a la opción Bachelet. Ello pasa por evitar a toda costa lo único que puede poner en duda el regreso de la candidata: un ambiente de desorden y alta conflictividad al interior de la Concertación. Así se entiende que no hayan sido entusiastas oyentes del inicio de un camino propio en la apenas declarada candidatura del edil de Peñalolén, salvo que en este caso podrían decirle «no es nada personal».

Es imposible suponer que una tan largamente meditada candidatura como la de Claudio Orrego no haya tomado en consideración las dificultades ya mencionadas, y no tenga resuelto que la única viabilidad de superar estas vallas pasa por primero insistir y anticipar los tiempos. Con ello deja a Ignacio Walker fuera de combate, por sus responsabilidades en la propia DC, lo que lo limita fuertemente: él y no Orrego es quien está verdaderamente atado a la elección municipal. Y quizás la más importante lección, su candidatura sólo será viable en la medida en que se atreva a desafiar a los partidos, partiendo por el propio, y esté dispuesto a sobreponerse a sus intereses y estructuras de poder. El apoyo que necesita sólo lo puede encontrar en la gente, sintonizando con las demandas de renovación y con las fuerzas de cambio, pero esto último sí requiere audacia; ser capaz de sorprender es el déficit de un candidato sobre el cual nadie duda de sus capacidades personales.

El liderazgo necesario y convocante que una empresa de esta envergadura requiere pasa en gran medida por atreverse y apostar fuerte por un cambio al statu quo. Si no, el orden natural ya le tiene un lugar, más allá de sus buenas intenciones. El mensaje fue claro: lo necesitan pero no en La Moneda, sino en Peñalolén.

El juego de los totalitarios,
por Máximo Pavez.

Alguna vez, un amigo me contó la siguiente historia: en una casa se reunió un grupo de ciudadanos de diversas posiciones ideológicas para jugar a las cartas. La mayoría eran demócratas, pero había además algunos representantes de ideologías totalitarias. Antes de comenzar, los demócratas dudaron sobre si aceptar o no a los totalitarios. Luego de mucho divagar, uno de los demócratas señaló que era insostenible no dejarlos jugar, pues tenían el deber de darle cabida en el juego democrático a todo aquel que quisiera sumarse.

El demócrata dueño de casa comenzó repartiendo las cartas y se fueron turnando uno a uno, hasta que le tocó a uno de los totalitarios. Este, al terminar su juego, no entregó el mazo y señaló: "Ustedes son demócratas y han sido consecuentes con su posición. Yo soy totalitario y también soy consecuente: desde ahora, yo reparto las cartas y decido cuáles corresponden a cada uno". Los demócratas se miraron perplejos; nadie supo qué decir y optaron por irse a jugar a otro lugar de la casa. Hasta ahí llegaron nuevamente los totalitarios, exigiéndoles a los demócratas ser consecuentes y dejarlos jugar. La historia se fue repitiendo en toda la casa. El cuento termina con la siguiente reflexión: una minoría fiel a sus principios no sólo ganó todos los juegos, sino que además se quedó con la casa.

¿Será esta historia un cuento fantástico y absurdo? Veamos. Durante los últimos meses en Chile un determinado sector político ha protagonizado movilizaciones violentas con destrozos a la propiedad, además de maltrato de obra a la fuerza pública; funas con violencia verbal y física a personas que homenajeaban a un senador asesinado; protestas violentas frente a decisiones o expresiones de alcaldes referidas al conflicto estudiantil; expresión de condolencias frente a la muerte de Kim Jon Il; protestas destempladas en prensa y redes sociales por el uso de la expresión "régimen militar" en vez de "dictadura"; recibimiento y apoyo a uno de los condenados a extrañamiento por la muerte de un militar, y, finalmente, silencio elocuente ante la muerte de un disidente cubano por oponerse a la dictadura castrista.

¿Qué tiene que ver el cuento con estos hechos? Que hay un sector político que, siendo fiel a sus orígenes y tradición, considera legítimo el uso de la fuerza contra sus adversarios cada vez que sus intereses están en juego. Son los mismos que se sienten "agredidos" cuando, dentro de las reglas del juego democrático, sus adversarios hacen algo que no les gusta: aplicar las leyes, expresar ideas, homenajear personas, imponer el orden público y un largo etc.

Me parece que los dichos de Camila Vallejo sobre que el PC "nunca ha descartado la posibilidad de la vía armada, siempre y cuando estén las condiciones" no sólo representan una amenaza totalitaria hacia el futuro, sino que son la expresión de la izquierda fascista en el presente.

Aniversario de la guerra de las Malvinas-Falkland,
por Hernán Felipe Errázuriz

No hay acuerdo ni siquiera en el nombre de las islas, ni sobre su soberanía. Los argentinos las llaman Malvinas por los franceses y las consideran propias; también los británicos, y las llaman Falkland. Naciones Unidas optó por designarlas Malvinas-Falkland. Los chilenos las llamamos Malvinas. LAN anuncia sus vuelos a las islas como Mount Pleasant. Tiene razón la línea aérea en no meterse en el incordio. La Presidenta Fernández amenazó con terminar esos vuelos. La medida contradice a sus predecesores y a su cónyuge. Ellos abogaban por mantener la vinculación física de la isla y permitir a sus ciudadanos honrar a sus deudos allí enterrados.

Tampoco hay coincidencia sobre la nacionalidad de los descubridores y antiguos poseedores de esas tierras. Se menciona a holandeses, franceses, ingleses y españoles. Ocupadas por breve tiempo por argentinos, demandan que les pertenecen por sucesión natural bajo el uti possidetis. A veces fueron abandonadas y consideradas res nullius. Cualquier país podría haberlas adquirido. Los británicos alegan tener sólidos títulos de dominio y consideran la reclamación argentina manifestación de colonialismo, que contraviene el derecho internacional y el principio de autodeterminación de los pueblos. Así también lo sostienen la Unión Europea y el Caricom. Los habitantes de las islas, los kelpers, tienen derechos y se oponen a que esos territorios sean transferidos a Argentina.

La disputa sobre las islas cobra vigor por el próximo trigésimo aniversario de la guerra y por los descubrimientos de petróleo. Galtieri y sus generales anticiparon que, luego de recuperar las Malvinas, se harían cargo de la Patagonia chilena. El delirio de los generales provocó la muerte de cerca de un millar de militares argentinos y británicos. El 2 de abril las invadieron y el 14 de junio los británicos las recuperaron. Esa fecha será celebrada por los británicos, y tres días después por los argentinos: el 17 se desplomó el gobierno de Galtieri y se inició la transición a la democracia argentina.

Chile ha solidarizado con la reclamación de Argentina, hasta en los momentos más tensos, con abstracción de sus apoyos a Perú y a Bolivia y a su incumplimiento del fallo del Beagle. Las relaciones con Argentina son nuestra primera prioridad internacional; los británicos, a quienes consideramos amigos, deberían comprender. Pero no debemos contribuir al escalamiento, ni dejarnos arrastrar en los excesos de nuestros vecinos. Así como no los apoyamos en sus aventuras bélicas en 1982, tampoco deberíamos sumarnos a sus medidas de aislamiento de las Malvinas: son contrarias al derecho internacional y a las libertades de navegación aérea y marítima y de comercio, a políticas de estado a favor del interés nacional y que están reconocidas en tratados vinculantes con Argentina. Nuestra mayor contribución a resolver este contencioso es favorecer la negociación entre ambas partes.

Llegando a la gente,
por Joaquín Fermandois.

Se ha discutido con abundancia acerca de la debilidad política del Gobierno. Habría que añadir a la Alianza, si no fuera porque la Concertación no está mejor, y la seguidilla de cambios en el gabinete al final le han dado al Ejecutivo una voz con más estrategia, aunque ahora expresada por los ministros. Es lo que recogió el artículo del Financial Times, no sin un dejo de arrogancia, y sin olvidar que a la prensa europea conservadora le encanta "con sin razón" distanciarse de las derechas latinoamericanas.

Sin embargo, el artículo de marras puso el dedo en la llaga. A pocos cabe duda de que aun administrando bien el país, el gobierno actual ha carecido de un lenguaje político, de un mensaje estratégico que le confiera un liderato en torno a lo que se quiere de Chile. La debilidad en el mensaje político se notaba antes del conflicto del 2011 y, en realidad, mal que mal este último obligó a La Moneda a sacar ases bajo la manga en maniobras que por un momento parecían desesperadas, logrando un respiro. También, a pesar de ser la chilena la derecha latinoamericana más consistente a lo largo de su historia, existe una debilidad en su cultura política que se trasluce en esta circunstancia en que habiendo accedido al poder en democracia, explota una crisis que quizás no es más que una manifestación de la normalidad de la vida republicana.

Con todo, es en la persona del Presidente donde comúnmente se ubica el origen de esta fragilidad semántica (de paso, hay que decir que se produciría el mismo problema con un Primer Ministro, ya que algunos acarician el sueño parlamentarista). Se debiera sacar a luz las fortalezas del Presidente, ya que para las debilidades hay suficientes altoparlantes. Sebastián Piñera es brillante sometido a cuestionamiento incansable y exigente ante grupos pequeños, de 20, 50 o 100 concurrentes. Me ha tocado presenciarlo en algunas pocas ocasiones (eso sí, debe cuidarse de los chistes) y sabe comunicar un sentido; el oyente sale con una sensación de haber digerido una voluntad política y una estrategia, además de razonamientos contundentes sobre cada uno de los temas con el carácter reluciente de un gran gestor, que lo es.

Cuando la comunicación presidencial se ha convertido en un problema, habría que aprovechar un activo de este tipo, una especie de conferencia de prensa ampliada. Podría, por ejemplo, escogerse a pequeños grupos como aquellos -algo así como "focus groups" ampliados"-, alimentados con preguntas exigentes de partidarios y críticos. Deberían ser instancias relativamente cortas, nada que ver con los interminables "Aló Presidente" de Hugo Chávez. Más bien, tendrían similitud con las "fireside chats" (conversaciones por radio a la hora en que la familia escuchaba en los hogares la radio en torno a la chimenea), de Franklin Roosevelt, de hace más de setenta años, quien fue el primero en usar los medios para saltarse vallas y alcanzar a la gente común y corriente. Se evitarían los fastidios de otra época, como la "cadena nacional obligatoria", de la que fue víctima el mismo Frei Montalva entre 1964 y 1967 (¿recuerdan, después de almuerzo?), y sería un intento de superar la valla que busca el político moderno de cómo llegar a la gente.

La idea que vaya a emerger debe ser muy sencilla, como todo lo profundo. Chile en las últimas décadas ha seguido sistemáticamente el camino de las sociedades abiertas que han sido la vanguardia de la civilización moderna. La experiencia de los últimos cien años de nuestra historia nos debe hacer conscientes de que jamás se había dado un momento donde, más allá de una medianía quejumbrosa, se han avizorado tantas posibilidades prometedoras como en el Chile actual.

Una carta para meditar:

Señor Director:

Desempleo y oposición.

A pesar del extraordinario logro del gobierno del Presidente Piñera en materia de reducción del desempleo, circunstancia claramente notoria en prácticamente todo el país, hasta el día de hoy ningún dirigente político de la oposición ha tenido la hidalguía de reconocer públicamente el éxito de las autoridades económicas en esta materia.

Sergio Reiss Greenwood

Tolerancia 0:
Alcohol y conducción.
Quien maneja bajo la influencia del alcohol, o en estado de embriaguez, no solo arriesga si vida, se transforma en un asesino en potencia por la evidente disminución de los reflejos y una completamente distorsionada apreciación de las distancias, es falso que alguien maneje mejor y con más cuidado con unos tragos en el cuerpo.

Hoy más que nunca es recomendable que ante cualesquier cantidad de ingesta de bebidas espirituosas tengamos la responsabilidad de no manejar, sea entregando la conducción del móvil a una persona que no haya consumido alcohol o simplemente tomar un vehículo de alquiler para retornar a su hogar.

Estamos totalmente de acuerdo con las modificaciones a la Ley del Tránsito, que entran en vigencia en marzo, que endurecen las sanciones a quienes conduzcan bebidos, las que inclusive llegarán a la suspensión definitiva de la licencia de conducir, la que rebaja la cantidad permitida de alcohol en la sangre a 0,3 gramos por litro.

Que implica la rebaja de los guarismos permitidos de alcohol en la sangre, que con una copa de vino o un poco más de una cerveza se considerará que conduce bajo los efectos del alcohol, lo que alcance o supere el umbral de los 0,5 gramos por litro simplemente será considerado como conducción en estado de ebriedad.

Para conocer los efectos de una cantidad de consumo de bebidas alcohólicas en cada persona, porque depende del peso, edad y estatura, recomendamos entrar a la página de SENDA, en la que encontrará una calculadora personalizada que simula en la persona descrita el estado en que queda ingiriendo una cantidad de licores.

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