Twitter como termómetro social,
por Sergio Melnick.
Se me ocurrió preguntar a mis amigos de Twitter
qué temas les podrían interesar para esta columna. Las respuestas fueron:
situación de Gaza, mejoras en educación, excedentes de isapres y legalización
de la marihuana; Alianza del Pacífico versus Erozona, impuestos a los
combustibles, las dos caras de la derecha en la Presidencial, Ley de Pesca, e
impactos reales de Start up Chile; falta de una misión país, Velasco versus
ME-O, desencanto con la clase política, y la identidad perdida de la izquierda;
prostitución infantil, el problema energético, falta de cultura en la TV, y
falta de una buena política en ciencia y tecnología; Nicaragua/Colombia, el
mejor candidato de la oposición, movimientos sociales, y políticas para la
inmigración; los trabajadores de malls, giro necesario en la política chilena,
la influencia de la religión en el desarrollo, o la clase media, que no logra
beneficios; coexistencia de árabes y judíos en Chile, temas valóricos, e
influencia de demandas sociales en la próxima elección; el poder del dinero en
las comunicaciones, la situación de Argentina, las pymes, las ventajas
tributarias y la factura electrónica; las «7 familias», caos en el Ministerio
Público, cómo trabajar en equipo lealmente, representatividad política; algo
que nos haga sentir más contentos a fin de año, izquierdización en América
latina, y las volteretas de la DC; pérdida del Estado de Derecho y un país sin
deberes; renuncia de Saavedra a TVN, redes sociales como fuente de inspiración,
Insulza y su venida a la política, o políticos de derecha populistas, que no defienden
principios; cadenas interindustriales de valor, la división DC frente a
Bachelet, la aparente caída de HidroAysén, la productividad; los silenciosos
logros del PC y sus nuevos dirigentes juveniles, voto voluntario, Transantiago,
Tolerancia Cero, seguidilla de autopsias a muertos de los 70.
Evidentemente, este ejercicio no es una
encuesta (aunque, con el desprestigio de ellas, quizá podría ser hasta mejor) y
no tiene representatividad estadística. Sin embargo, nos da un arco muy
interesante de temas, obviamente influenciado por lo que ocurre en los medios y
por quien hace la pregunta.
Así, llama la atención que los temas públicos,
a pesar de su relevancia, se evaporan con la velocidad de la sociedad actual, y
eso es algo a ser considerado en las estrategias políticas. Dicho eso, hoy
existe una clara preocupación coyuntural por lo que ocurre en Gaza. Hay también
un serio tema público con las utilidades de las Isapres, el desprestigio de la
clase política, la inmigración creciente y, curiosamente, con Velasco, que está
generando noticia. Toman interés las primarias, especialmente la pugna eventual
en la derecha; la Ley de Pesca, el manejo de los medios, y las elocuentes
indefiniciones de la DC. Es igualmente interesante constatar que no aparecieran
menciones a DD.HH., el binominal, la meningitis, la reconstrucción,
desmunicipalización de la educación, La Haya, gira Presidencial, crisis
económica mundial, crisis energética, las Municipales, la elección de EE.UU.,
otros precandidatos, el agrio debate del Presupuesto.
Tampoco aparecen temas que nuestra clase
política trata poco y que a mí me parecen muy relevantes, como
descentralización, reformas a la educación superior, eliminar la PSU, pobreza,
modernización del Estado, iluminación digital, revolución tecnológica,
envejecimiento de la población, pueblos originarios.
En fin, de este breve ejercicio me permito
avanzar hipótesis preliminares. Primero, que hay temas que sólo interesan a
algunos de los políticos y no a la población en general, como DD.HH., los
militares o el binominal. Que otros van a entrar a la agenda, como las 7
familias o la concentración económica, y que vale la pena preocuparse; allí
también están las Isapres, los bancos, el retail y las AFP. Que los políticos
hablan demasiado de escuchar, pero nunca lo hacen. Que el tema de los medios de
una u otra manera se va a presentar —aunque serán éstos los que lo diluyan—,
pues algo está fallando; no sería extraño que hubiese movimientos sociales en
ese ámbito. Que la base de la derecha va a castigar a sus candidatos si se
pelan más de lo necesario. Se reitera el desprestigio de nuestra clase
política, y se aprecia un claro abandono del tema de la pobreza, mientras se
levanta el de la clase media.
En síntesis, me da la impresión, una vez más,
de que nuestra clase política anda más perdida que el teniente Bello y hace
rato sin brújula. Ese es el sentido de los movimientos sociales y de la
altísima abstención. A ver si despiertan.
Y, sin embargo, se mueve...,
por Cristián Warnken.
Si el mundo fuera tal como nos lo presentan
diariamente los medios de comunicación, uno tendería a pensar que no vale la
pena seguir en él, y que más valdría arrancarse lo más lejos posible de una
nave sin dirección, a la deriva, sin capitán, sin quilla, sin brújula, y con
pasajeros desesperados sólo por sobrevivir, aunque sea de la manera más indigna
y egoísta. Uno estaría tentado de gritar "sálvese quien pueda", y
acto seguido asegurar un número de salvavidas suficiente para uno mismo y sus
más cercanos.
Pero, afortunadamente, el mundo no es sólo la
alcantarilla global que se destapa todos los días ante nuestros ojos, y este
planeta bello y delicado, un milagro de la vida en la perturbadora soledad cósmica,
sigue dando vueltas porque todavía hay quienes mantienen encendida la fogata
común, en torno a la cual los hombres nos hemos congregado desde los orígenes a
contarnos una ilusión que nos una y nos permita seguir viviendo.
No un cuento de hadas, porque la vida es
difícil y exigente con cada uno de nosotros, y cada día en la vida de un hombre
puede ser tan épica y llena de peligros como la travesía de Ulises para
regresar a su querida Itaca. Si no, preguntémosle a los habitantes de la franja
de Gaza que tuvieron que enterrar esta semana a varios de sus niños muertos, o
a los pasajeros que iban en un bus en Tel Aviv cuando una bomba les estalló en
la cara.
Pero no es necesario extremar los ejemplos ni
ir tan lejos para darnos cuenta de que los golpes más brutales -esos que son
según Vallejo "como del odio de Dios"- pueden ocurrir adentro de
nuestra propia casa. Porque ni los cercos eléctricos ni las alarmas sirven para
detener o conjurar el peligro, inherente a la existencia, consustancial a ella.
En realidad, muchas veces el verdadero peligro
y el peor enemigo -ese que siempre buscamos afuera- pueden estar adentro de esa
otra casa que somos nosotros mismos, nuestra interioridad, donde se dan a cada
minuto las batallas decisivas entre el amor y el odio, el bien y el mal. Sí,
los medios de comunicación han mostrado con eficacia y sistemáticamente el
horror, la bestialidad, la violencia que como especie somos. Pero el retrato o
la fotografía del mundo hoy está incompleto: vemos la noche, cuando en realidad
lo que somos es un claroscuro. Habría que preguntarse por qué los que dirigen
las pautas, los que deciden qué se muestra en las pantallas ponen todo el
talento y la tecnología de que disponen en fotografiar sólo el lado oscuro de
la luna. ¿Es que no hay luz suficiente, no hay humanidad, no hay belleza digna
de ser mostrada en todo su esplendor?
Nicanor Parra reescribió una reflexión de
Pascal sobre el hombre y dijo que éramos "un embutido de ángel y de
bestia". A la bestia ya la hemos visto lo suficiente, sabemos que anda
suelta y desbocada por las calles del mundo. Pero, ¿y el ángel, dónde está?
¿Los ángeles no existen? No hablo, claro, de los ángeles rubicundos de una
imaginería edulcorada e ingenua, flotando entre nubes vaporosas y en cielos lejanos,
en los que no creo. Pero sí he visto y veo todos los días a ángeles anónimos
que aparecen en una esquina cualquiera, con una sonrisa que parece no ser de
este mundo, que regalan gestos gratuitos, que abren su mano para compartir un
pedazo de pan (por duro que esté), que están dispuestos a lanzarse al río a
salvar al suicida o que se emocionan con un poema de un autor que ya nadie
recuerda.
A esos, Borges los llamó "los
justos". Son los "felices pocos", los que hacen posible que el
sol vuelva a salir todos los días, los que no quieren salir en cámara, los que
aparecen en nuestras vidas en el momento justo para eclipsarse después entre la
muchedumbre, los que llegan a auxiliarnos en esos instantes aciagos de la
"noche oscura del alma". ¿Cómo no celebrar que existan, que estén aún
aquí, en este planeta convulso y milagroso que todavía gira, que no hayan
abandonado este barco en el que vamos todos, a la deriva?
Nota de la Redacción:
Aunque muchas veces tenemos divergencias con
aspectos valóricos de los análisis de Cristián Warnken, sobre todo en temas
contingentes, creemos que esta columna representa un verdadero llamado a la
vida y es una manera de desenmascarar a aquellos que solo nos quieren mostrar
la cara mala de la humanidad, abstrayéndose a una realidad que nos muestra que
son muchos más los buenos, pero lo que se difunde son las actuaciones de
amplias minorías de malos.
A recuperar las humanidades
por Juan Ignacio Brito.
Entendiendo que la baja participación electoral
es un síntoma y no la enfermedad en sí misma, hay que intentar una comprensión
de qué la causa. Es fácil ahora ser general después de la batalla y presentar
como inevitable lo que no muchos vieron venir, pero así y todo resulta
necesario incorporar al análisis algunas variables macro que no deberían ser
pasadas por alto.
Si se considera cierto el axioma de que todo
país tiene la democracia que se merece, no debería sorprender que el grueso de
los chilenos haya preferido quedarse en casa a cumplir con su deber ciudadano
de sufragar. En la distancia y el recelo que muestra la sociedad hacia la
política tienen bastante que ver los políticos, muchos de los cuales parecieran
hacer lo imposible por desprestigiar su actividad y convertirse en los peores
propagandistas de la misma.
Pero no son sólo ellos; también es la gente. Su
desgano está compuesto por enojo y comodidad, algo de pose y una dosis
importante de ignorancia. Están quienes dicen que esta situación es un dato con
el cual hay que convivir y que hoy los políticos deben convencer al público
para que asista a votar. Pero este remedio, creo, amenaza con profundizar la
enfermedad, pues arriesga multiplicar la banalidad de la política-espectáculo
si los candidatos entienden que la forma de acercarse al electorado es hacer
más de lo mismo.
En el corto plazo hay que convencer a los
políticos para que dejen de lado las frases hechas y se animen a discutir en
profundidad. Pero también es necesario trabajar con los votantes, para que
éstos conozcan en qué consiste una política de calidad y la exijan. Esto es más
fácil decirlo que hacerlo, especialmente en un país donde el reflejo
condicionado es, frente a cualquier problema, mostrarse activo convocando a una
comisión de expertos y proponiendo una reforma legal.
Lo que se requiere para contar con un público
ilustrado es mejorar la educación, recordando que su objetivo no es sólo
preparar a los niños y jóvenes para “enfrentar los desafíos del mundo laboral”,
sino que, antes que todo, tratarlos como personas complejas que deben
responderse preguntas vitales sobre cuál es su lugar en un mundo dinámico. Para
ello es crucial que la educación abandone su propensión a la técnica y que, en
cambio, se abra a las humanidades, que hoy son el pariente pobre del currículum
a pesar de ser el único camino para abordar las grandes cuestiones de la
existencia. El filósofo español Alejandro Llano ha constatado con acierto que
“las humanidades han dejado de ser aquello de lo que se habla”. Cuando eso
ocurre, la calidad del debate se resiente.
Permitir que una mezcla de ideología, técnica y
flojera se apropie de la escena constituye una abdicación que nos condena a
recorrer un túnel oscuro. Contra eso no queda más que rebelarse. La
restauración de las humanidades haría posible recuperar el talante cívico de
una sociedad que se preocupa por lo público y está dispuesta a discutir sobre
la verdad.
Ahora que se pretende introducir cambios a la
educación, sería conveniente reflexionar sobre la manera de diseñar un
currículum escolar que abrace las humanidades. Quizás eso ayudaría a solucionar
de raíz problemas como el abstencionismo electoral y la pobreza de la discusión
pública.
Decepcionante debate presupuestario.
A trompicones avanza la tramitación Parlamentaria
de la Ley de Presupuesto. El Presidente Piñera y el Ministro Larraín llaman
repetidamente a un análisis serio y a una tramitación expedita de lo que es el
principal instrumento de planificación de la acción del Estado. Pero los Parlamentarios
de uno y otro lado parecen más interesados en anotarse triunfos publicitarios
que en adentrarse en las áridas y complejas materias que aborda el proyecto.
Entretanto, algunos dirigentes estudiantiles piden rechazar un presupuesto que
-aducen- hace oídos sordos a sus demandas.
El Gobierno plantea un aumento de 9% real en
presupuesto Fiscal de educación, con lo que alcanza a la impresionante cifra de
12.800 millones de dólares y pasa a representar más de un quinto del erario
público. Compartiendo la alta prioridad que merece, cabría haber esperado que
el debate Parlamentario se centrase en los programas específicos para mejorar
al acceso y la calidad de la educación, en si las propuestas del Ejecutivo en
verdad justifican los desembolsos previstos, en cómo sacar el máximo partido a
los ingentes recursos destinados a este rubro.
Lejos de ello, lo más destacado del debate
presupuestario hasta la fecha es la exigencia planteada por Congresistas de Gobierno
y oposición -haciéndose eco de peticiones estudiantiles- en cuanto a extender a
los deudores del crédito universitario Corfo la rebaja al 2% en la tasa de
interés, antes concedida a los deudores del crédito con aval del Estado, el
programa masivo que apoya el acceso a educación superior de jóvenes de ingresos
medios o bajos. El programa en cuestión -ya discontinuado- data de 1997, cuando
aún no existía otra fórmula de ayuda para los estudiantes universitarios de
clase media, y ofrecía el aval de Corfo para créditos bancarios de largo plazo
con un interés real del 8,5% anual. A regañadientes, el Gobierno ha aceptado la
rebaja solicitada para alrededor de 90 mil estudiantes que en su momento fueron
beneficiados con estos créditos y que ahora recibirán un beneficio adicional de
alrededor de US$ 18 millones al año. Puede argumentarse que hay razones de
equidad horizontal para ello, pero está claro que esta medida no entra en el
núcleo de abrir a los nuevos estudiantes la opción de acceder a la educación superior.
En vez de encarar el análisis de fondo sobre la
magnitud del esfuerzo presupuestario en educación y la eficiencia con que se
gestionan los respectivos servicios y programas, el debate se centra en
aspectos menores -como los referidos créditos Corfo- o en la mera repetición de
consignas. No se han escuchado cuáles son los planes de los partidos de
oposición para impulsar con más fuerza la educación preescolar, para elevar la
calidad de las escuelas Municipales o para fortalecer las universidades estatales.
Todo eso requiere de recursos, pero también de ideas y posturas con fundamento.
La Ley de Presupuesto decide sobre los más de
60 mil millones de dólares que conforman el gasto público anual. El empleo que
se dé a tan importante suma debe reflejar las prioridades nacionales en materia
de educación, salud, seguridad, infraestructura y otros. Es cierto que la norma
Constitucional limita la injerencia de los Parlamentarios en el diseño
presupuestario, porque determina que en caso de no ser aprobado al 30 de
noviembre, siempre rige el proyecto enviado por el Ejecutivo. Pero eso no es
excusa para eludir un debate inteligente sobre las opciones presupuestarias que
enfrenta el país. Su ausencia contribuye al desprestigio de nuestras
instituciones políticas.
Prolongada violencia en La Araucanía.
En un nuevo episodio de violencia registrado en
La Araucanía, un bus de turismo que trasladaba a un grupo de pasajeros de la
tercera edad y dos camiones que transitaban la madrugada del martes por la Ruta
5 Sur -a pocos metros del cruce de acceso a la localidad de Ercilla- fueron
atacados por un número indeterminado de desconocidos. En el incidente resultó
herido el guía del autobús, quien recibió el impacto de perdigones, y uno de
los vehículos de carga fue incendiado con una bomba molotov.
Lo ocurrido es particularmente grave,
considerando que los protagonistas del hecho delictual actuaron sin
contemplación, poniendo en riesgo la integridad física de adultos mayores.
Panfletos encontrados en el lugar vincularían a sus autores con movimientos de
reivindicación de la causa mapuche, situación que debe ser rápidamente
investigada para dar con el paradero de los responsables del ataque.
Lo anterior revela que a pesar de las últimas iniciativas
desplegadas por el Gobierno, las policías y el Ministerio Público, mediante el
denominado Plan Araucanía, para frenar la violencia que ejercen minorías
radicales en esa zona del país, estas continúan dispuestas a infundir miedo a
la población y dañar la propiedad pública y privada. De hecho, en el lugar
donde se realizó la emboscada se ubican dos unidades policiales en un radio de
cuatro kilómetros (una de ellas se instaló a partir del plan Gubernamental).
Cualquier intento por reimpulsar social y
económicamente a esa Región será vano mientras no se termine definitivamente
con este cuadro de permanente violencia y se den plenas garantías de seguridad
a sus habitantes y a las empresas que ahí operan. Para ello es necesario
redoblar los esfuerzos orientados a ubicar y detener a quienes están
involucrados en estos ilícitos y desarticular sus redes operativas y de
financiamiento.
Rebaja de interés a créditos Corfo de educación.
El Gobierno se avino a conceder nuevas
condiciones a los “créditos Corfo” para estudios de pregrado en la educación
superior, forma de financiamiento a la que accedieron, entre 1997 y fines de
2011 aproximadamente 106.000 estudiantes. Estos se acogieron a una tasa de interés
promedio de 8,5% anual sobre el capital reajustado, condiciones muy distintas a
las disponibles para los deudores del Fondo Solidario o del Crédito con Aval
del Estado (CAE). El nuevo tratamiento contempla reducir la tasa de interés al
2% anual a contar del 1 de enero de 2013, dejando fuera al 10% de mayores
ingresos y a los que estén morosos, y el pago será contingente a los ingresos
del deudor, ya que no podrá exceder de un 10% del total, significando todo ello
una reducción en la cuota mensual del orden de un 30%. Con esto, la generalidad
de aquellos que han financiado su educación con endeudamiento quedará sometida
a condiciones similares. La propuesta del Gobierno es oportuna, desde el
momento que ya se habían revisado las condiciones de endeudamiento de la
mayoría de los estudiantes de educación superior, dejando fuera a los créditos
Corfo sin una razón atendible, pero revela el error que significa no abordar
los temas en forma general sino en la secuencia marcada por las presiones de
los afectados.
El sistema de financiamiento para la educación
superior se construyó sobre la base de mecanismos con condiciones diferentes,
lo que carecía de justificación. Mientras el Fondo Solidario se ha utilizado
para otorgar préstamos con una tasa de 2% y que ha beneficiado a los
estudiantes de las universidades del Consejo de Rectores, los alumnos de las
restantes instituciones o que no calificaron para los primeros debieron
recurrir a los préstamos CAE con un nivel de interés anual de hasta 5,6%, o
Corfo, con el 8,5%. Ello suponía un trato discriminatorio sin fundamento. A
raíz de las protestas estudiantiles del año pasado, que reclamaban el costo que
estos créditos implicaban para las familias, se decidió el igualamiento de las
condiciones de los créditos CAE con los del Fondo Solidario, quedando
marginados los préstamos Corfo sin un motivo de fondo, lo que ahora se ha
debido rectificar como consecuencia de presiones Parlamentarias que amenazaban
la aprobación de la ley de presupuesto, no sin que antes el Gobierno
pretendiera una rebaja de la tasa sólo hasta el 4,9%.
El realismo político y la equidad determinan
que la resolución de abordar una situación social conflictiva con fondos Fiscales
se debe tomar de una vez y comprendiendo a todos los involucrados, porque las
soluciones parciales sólo extienden innecesariamente en el tiempo el problema y
las quejas, con los consiguientes costos políticos, tanto que finalmente
obligan a ceder y se proyecta una imagen de debilidad. Adicionalmente, las
concesiones parciales evitan que se conozca con exactitud el costo real de las
medidas que se hará inevitable tomar. El costo económico de lo concedido, que
se ha estimado en US$ 18 millones anuales por 10 años, es manejable en el
erario. Por lo mismo, no se comprende el motivo de excluir al 10% “más rico”,
que constituye una discriminación que nada tiene que ver con la focalización
del gasto, y en circunstancias que los sectores de mayores ingresos de la
sociedad no financian los estudios de sus hijos con dichas formas de
endeudamiento. Los estudiantes han anunciado que seguirán bregando porque la
medida sea universal, lo que mantendrá vigente una demanda políticamente
desgastante y por un ahorro fiscal que es difícil de defender a la luz de las
decisiones de la Autoridad.
Nota de la Redacción:
El Gobierno socialista de Ricardo Lagos, que
llegó al poder con el eslogan de “crecer con igualdad”, instituyó esta
monstruosidad que castiga brutalmente a los estudiantes de menos recursos,
debió llegar una Administración de signo contrario para terminar con la
inequidad establecida por los concertacionistas.
La Haya: Reacciones ante un fallo.
Si las primeras noticias desde La Haya habían
generado cierta satisfacción en Colombia, luego de que la Corte Internacional
de Justicia ratificara su soberanía sobre una serie de islotes en el Caribe, la
segunda parte del fallo, que determinó una delimitación marítima claramente
favorable a Nicaragua, ha hecho mutar ese sentimiento en franca indignación. A
tal punto que, mientras el Presidente Santos ha pedido a la Armada mantener su
presencia en la zona, su Canciller ha señalado que incluso estudian retirarse
del tratado (paradójicamente conocido como Pacto de Bogotá) en virtud del cual
el país reconoció la jurisdicción de la Corte en 1948. Y, al tiempo que se
habla de la interposición de eventuales recursos cuyo destino genera escepticismo,
figuras destacadas —como el ex Presidente Alvaro Uribe, Parlamentarios y
algunos partidos políticos— llegan a plantear la no aceptación de la sentencia.
Desde la perspectiva de Chile, como país
tradicionalmente respetuoso de sus compromisos y del ordenamiento jurídico
internacional, algunas de esas reacciones sorprenden; el tiempo dirá si ellas
derivan en lo que sería un grave desafío a dicho ordenamiento o si se trata
simplemente de las —hasta cierto punto— esperables resistencias frente a un
fallo adverso, el cual, sin embargo, se terminará acatando. En cualquier caso,
encontrándonos como nos encontramos, ad portas del inicio de la fase oral del
juicio al que hemos sido llevados por el Perú también ante La Haya, la
situación pone en evidencia cómo, más allá de la buena voluntad que pueda
haber, casos de esta naturaleza introducen importantes cuotas de tensión en
cualquier relación bilateral. Aún más, también muestran cómo el momento de
dictación de la sentencia —que en teoría debiera significar la resolución
definitiva del asunto— puede elevar exponencialmente esas tensiones, cuando una
de las partes siente haber sido injustamente perjudicada.
Pero, aparte de las actitudes de los
directamente involucrados, también otras reacciones ante el fallo
Colombia-Nicaragua merecen atención. En ese sentido, son reveladores los dichos
del actual Embajador peruano ante la Unesco, Manuel Rodríguez Cuadros. Ex Canciller
que impulsó en la era Toledo la política de revisión del límite marítimo e
incorporado recientemente a la defensa peruana ante La Haya, el Diplomático ha
afirmado —en una línea similar a la de la prensa de su país— que dicha
sentencia reforzaría las tesis peruanas en el juicio contra Chile. Esto, al
restarle valor a la conducta de las partes como indicativa de la existencia de
algún tipo de acuerdo en la delimitación marítima y en cambio hacer prevalecer
principios del derecho internacional del mar, como la equidad. Tales dichos —a
los que se ha sumado también el ex Presidente Alan García— contrastan con las
afirmaciones de otras Autoridades peruanas —como el coagente y también ex Canciller
José García Belaunde— en cuanto a que uno y otro son casos distintos, pero
denotan una cierta forma de mirar el tema que muy probablemente se haga
presente en los alegatos de Perú. Al respecto, no parece casual que ese país
haya oficializado su demanda contra Chile sólo después de que un primer fallo
de la Corte sobre el caso Colombia-Nicaragua, en 2007, hubo establecido la no
existencia de delimitación marítima entre estos dos últimos países y señalado
su competencia para determinarla.
Frente a ello, cabe a nuestro país hacer notar
con fuerza —como ya lo han hecho destacados juristas— que la afirmación sobre
las diferencias entre uno y otro Juicio no es simplemente una frase genérica.
Al contrario, ella corresponde a la constatación de situaciones muy concretas
que dan cuenta de esa especificidad, partiendo por la existencia de toda una
batería de explícitos instrumentos jurídicos que definieron la demarcación marítima
actual, coherentes además con disposiciones internas del propio Perú, las que
sólo vinieron a alterarse a propósito de la preparación de esta demanda. Así,
las conductas de respeto al límite vigente seguidas por ambos países durante
décadas están lejos de ser un hecho aislado y sin contexto, sino que
constituyen la expresión del acatamiento por ambas partes de una realidad
jurídica precisa.
Pobre récord en DD.HH.
De los 18 nuevos integrantes del Consejo de
Derechos Humanos de la ONU, casi la mitad tiene un pobre historial de respeto a
ellos. Por ejemplo, Kazajstán, Etiopía, Costa de Marfil, Gabón y Venezuela
enfrentan acusaciones en distintas instancias por faltar a los compromisos en
esta materia.
Es lamentable que la elección de los miembros
del Consejo se haga sin apego al criterio básico que estableció la Asamblea
General cuando reemplazó a la Comisión de DD.HH. por el actual Consejo: los
países elegidos "deben aplicar las normas más estrictas en la promoción y
protección" de ellos. En la resolución que lo creó en 2006, esto se
consideró un requisito indispensable para que esa instancia recuperara la
credibilidad perdida por su excesiva politización, por la cual podía integrarla
un Estado reconocido por violar derechos humanos.
También lamentable es que la región de América
Latina y el Caribe (que tiene derecho a ocho asientos en el Consejo, de los
cuales se renovaron tres) no haya presentado más candidaturas que los cupos a
llenar, por lo que Argentina, Brasil y Venezuela tenían seguridad de ser
electos. Es una mala práctica -también utilizada esta vez por los grupos de
Asia, de África y de Europa oriental-, pues no permite una competencia real
entre Estados más o menos merecedores de formar parte del Consejo, y denota una
maniobra para rotarse los escaños, sin que pese el comportamiento en materias
de DD.HH.: conveniencias de política interna y exterior pesan más en el voto.
Distinto es el caso del grupo "Europa occidental y Otros" (que
incluye a EE.UU. y Canadá), que presentó cinco aspirantes -dos más que los
cargos a renovar.
En nuestra región, es sintomático el caso de
Venezuela, reiteradamente acusada de socavar las garantías individuales, la
libertad de expresión y de prensa y la independencia de la judicatura, entre
otras. Además, el gobierno desahució el tratado de la Corte Interamericana de
DD.HH., por considerarla un instrumento de Estados Unidos. Y en el ámbito
internacional, apoya abiertamente a regímenes que atropellan sistemáticamente
los derechos humanos. Tras la elección, el Canciller Maduro se jactó del
reconocimiento de la Asamblea General a Venezuela, al tiempo que respaldó
públicamente "al Gobierno legítimo de Bashar Al Assad" -precisamente
acusado de graves crímenes y que está bajo la lupa de un relator especial
designado por el propio Consejo.
Quizás si las votaciones no fueran secretas,
cada país tendría que explicar a su opinión pública y al mundo por qué vota a
favor de un Estado que incumple los requisitos básicos fijados por la Asamblea
General. Se dice que este sistema permite a Estados débiles evitar la presión
de alguna potencia hegemónica, pero parecerían preferibles la rendición de
cuentas pública y la transparencia.
Con todo, a juicio de expertos internacionales
en este campo, la forma de operar del Consejo ha tenido un cambio positivo en
los últimos años, pues se ha logrado una serie de resoluciones sobre
violaciones en varios países y se han nombrado relatores para casos
específicos. Y el mayor aporte sería el Examen Periódico Universal, que obliga
a estudiar la situación de los derechos humanos en todos los países de la ONU,
con criterios que buscan mejorarla incluso en naciones plenamente democráticas.
Según José Miguel Vivanco, de Human Rights Watch, "a través de este tipo
de ejercicio podemos ver cuáles son los Estados abiertos a debatir sus
problemas, y cuáles recurren a la máquina propagandística rechazando toda
crítica".