sábado, 16 de junio de 2012

Meditaciones para el fin de semana...

Caricatura que nos muestra la triste realidad
 chilena, atacada ferozmente por la delincuencia,
con  anuencia de Gobiernos,  Leyes y Tribunales
permisivos.




DOCUMENTAL “PINOCHET”
Para este helado fin de semana, en el que además, según los pronósticos lloverá. Les sugerimos ver el documental “Pinochet”, que sin duda ayudará a muchos a conocer la realidad de los sucesos de nuestra historia reciente y a entender las motivaciones de una época de convulsiones que no fue provocada precisamente por los Uniformados.




Curiosamente este film también nos señalará el porqué de las reacciones desesperadas de violencia de algunos sectores, que han falseado los acontecimientos, pues de emerger completamente la verdad perderán el poder político y los beneficios económicos que han obtenido engañando a nuestros pueblo, especialmente a la Juventud.




No somos nostálgicos del Gobierno Militar, pero consideramos que la monstruosa falsificación de los hechos nos arriesga a perder la democracia que nos legaron, además, por cierto de poner el riesgo la continuidad de un proceso que sacó a Chile de la miseria y lo proyectó a estadios de desarrollo en los que jamás soñamos estar.




Si tuviésemos un Gobierno que no estuviese manejado por la visión falsaria de las izquierdas seguramente este material sería incluido en los currículos educacionales como un seguro para que no volvamos a repetir una historia que los chilenos hemos pagado con tanto dolor, y podamos llegar a la necesaria reconciliación.




Sin pretensión de influir en nadie, esperamos que después de verlo cada uno saque sus propias conclusiones y realice un análisis propio de lo que pasó desde el Gobierno de Frei padre, pasando por la maldita experiencia de la unidad popular, hasta el fin del Gobierno de Pinochet, les dejamos con la obra del director chileno Ignacio Zegers:









TEMAS PARA MEDITAR





Economía chilena, resistiendo en buen pie.




Los últimos meses han sido inquietantes para la economía mundial, y si bien hasta el momento no se ha desatado una nueva gran crisis como la de 2008, gran parte de los países nunca logró salir de ella. En el duro trance del euro, hoy las miradas están puestas en Grecia y España, pero los problemas parecen no circunscribirse a ellas y amagan también a Italia. A ese complejo escenario se suma una preocupación creciente por el futuro de la economía china, en tanto que permanecen las interrogantes sobre la real recuperación de la economía de Estados Unidos.




En semejante cuadro, la economía chilena ha continuado mostrándose en buena forma. La actividad interna muestra una ralentización de sus índices (el último Imacec fue de 4,8 por ciento), pero por ahora no se observan desequilibrios ni debilidades importantes, sino más bien una desaceleración moderada.




De paso, este crecimiento menor ha despejado el fantasma del sobrecalentamiento, que fue incipientemente discutido hacia fines del año pasado.




Eso se ha visto refrendado por el IPC de mayo, que no registró variación. Lo más significativo es que en abril se marcó un quiebre en la tendencia alcista de los precios de alimentos, en línea con lo que está ocurriendo en el mundo.




Por otra parte, la demanda interna, en especial el consumo, se mantiene con buen ritmo de crecimiento, aunque este es algo menor al de los meses anteriores.




Los riesgos externos han ido en aumento en las últimas semanas, y pese a que el Banco Central y el Gobierno aún no necesitan aplicar medidas para enfrentarlos, sí han de estar preparados para hacerlo. Una crisis mundial mayor sin duda afectaría a nuestro país, tal como siempre lo ha hecho en el pasado.




Y si bien el presidente del Banco Central ha calificado como neutral el sesgo de las tasas, es posible que el instituto emisor deba iniciar en algunos meses más nuevamente un estímulo monetario, si los problemas mundiales se agudizaran.




Por parte del Gobierno, es tema de importancia la flexibilidad laboral durante crisis económicas, mediante la cual puede operar un sistema en que el que sea posible trabajar medio tiempo y recibir el 75 por ciento de remuneración. En caso de que la crisis se agrave, una de las variables más prioritarias que han de protegerse es el empleo, y una medida como la propuesta apunta resueltamente en la dirección correcta.




La pobreza de las naciones,
por David Gallagher.




Son muchos los libros que pretenden seguir el camino de "La riqueza de las naciones" de Adam Smith, en su intento de descubrir qué es lo que hace que un país sea exitoso. El más reciente es " Why Nations Fail " ("Por qué fracasan las naciones"), una inmensa obra de Daron Acemoglu (economista) y James A. Robinson (politólogo), publicada hace poco en Estados Unidos. La tesis del libro fue adelantada por Acemoglu cuando vino al CEP hace un par de años. Básicamente, es que los países exitosos son aquellos que tienen instituciones sólidas que además son "inclusivas": los ciudadanos tienen igualdad de acceso a ellas, y nadie es excluido. En cambio, los países que fracasan son los que tienen instituciones débiles o, peor, "extractivas", diseñadas por una élite para "extraerles" renta a los demás.




Acemoglu y Robinson rechazan toda teoría anterior que haya pretendido explicar el éxito de un país, y lo hacen aportando incontables "datos históricos". Éstos los reúnen con el aplomo de científicos sociales que no se sienten limitados por las pedestres disciplinas del historiador. Los autores se pasean con desparpajo por la historia del mundo, desde la edad del hielo hasta ahora, saltando sin pudor de la revolución industrial al imperio Ming, o del imperio romano al surgimiento de la Mesopotamia. Así nos van "demostrando" que el éxito de un país no tiene nada que ver con cultura, religión, geografía, clima o etnia. Ni siquiera con "buenas ideas". Algunos economistas parecen creer, según ellos, que a los países les va a ir bien si se les da a sus gobernantes buenas ideas económicas, como si éstos no supieran leer y no fueran capaces de descubrirlas ellos mismos en la copiosa literatura que existe. Acemoglu y Robinson alegan, plausiblemente, que recetas como las del "consenso de Washington" no funcionaron en muchos países porque sus élites no querían que funcionaran: temían que mercados abiertos a la competencia, y por tanto a la "creación destructiva", iban a terminar destruyendo su poder "extractivo".




Los viajes vertiginosos de Acemoglu y Robinson a través del tiempo y el espacio son muy entretenidos. Los dos se parecen a aquellos novelistas que usan la historia como fuente de inspiración, sin tener que detenerse en hechos que no son interesantes o funcionales a su tesis. A veces, en sus arrebatos de entusiasmo, se tropiezan. Por ejemplo hablan a menudo de "ley británica" cuando quieren decir "ley inglesa", y para rebatir la tesis, sin duda dudosa, de que es la cultura inglesa la que explica el éxito de países como Estados Unidos o Australia, nos recuerdan que "Sierra Leona y Nigeria también fueron colonias inglesas". Cierto, pero la diferencia es que Estados Unidos y Australia fueron no sólo gobernados, sino masivamente poblados por ingleses.




Si fueran historiadores, Acemoglu y Robinson estarían más abiertos a la idea de que el éxito de un país no depende de un solo factor, sino de varios que se dan en combinación. Es raro, aunque común entre economistas, ese afán de que sea sólo uno. Con todo, el libro es una elocuente vindicación de la igualdad de oportunidades, tan necesaria en cualquier país, no sólo porque optimiza los recursos humanos y reduce las tensiones sociales, como dicen los autores, sino porque su existencia es un imperativo moral.




Me quedé pensando en cuáles instituciones chilenas son "inclusivas" y cuáles son "extractivas". Tenemos una economía de mercado relativamente inclusiva, pero nuestro sistema educacional no lo es. Tampoco lo es nuestro sistema centralista de organización territorial. Tal vez no sea casual, entonces, que las protestas de estos años vengan de los estudiantes y de las regiones.




Apertura del litio a la inversión privada.




El Gobierno ha decidido llamar a licitación internacional para celebrar contratos especiales de operación de yacimientos de litio. Este mineral -del que Chile posee reservas significativas- enfrenta una creciente demanda por la importancia que ha adquirido en la industria farmacéutica y de acumulación de energía (baterías). La modalidad permitiría entregar en exploración, explotación y beneficio en cualquier parte del territorio determinados sectores por 20 años, en los que se podrían extraer hasta cien mil toneladas, por lo que el Estado cobraría un monto de $ 2.500 millones por la asignación y un 7% de las ventas brutas.




Si bien lo ideal sería someter el litio al régimen general de la minería, declarándolo concesible, lo cierto es que la determinación del gobierno muestra al menos la voluntad de avanzar en el aprovechamiento de una riqueza en que el país tiene ventajas y no explota plenamente, en la medida que, inexplicablemente, no es legalmente posible que se desarrolle actividad privada en torno a ella, como ocurre en otros recursos mineros. Invocar un supuesto carácter estratégico -incluso su importancia en el ámbito nuclear ha decaído- para que su explotación quede reservada al Estado carece de sentido, como en su momento se sostuvo respecto del cobre y cuya posterior apertura a la actividad privada dio origen a un acelerado crecimiento del sector, que ha generado enormes beneficios para el país y a su desarrollo económico. El Fisco, por su parte, no debe distraer recursos realizando inversiones que pueden ser materializadas por el sector privado y que tiene mejores aptitudes de gestión empresarial que aquel.




La Constitución encomendó a la ley orgánica constitucional minera la determinación de qué minerales serían concesibles, aparte de definir directamente que no lo podrían ser los hidrocarburos líquidos y gaseosos y los que están situados en aguas marítimas nacionales. Dicha ley declaró como no concesible al litio, lo que constitucionalmente significa que el Estado se reserva para sí la explotación, sea directamente o a través de concesiones administrativas -que no otorgan garantía sólida al inversionista- o contratos especiales de operación, que obligan a indemnizar si se revocan anticipadamente. No existe una razón de fondo que justifique que el litio no pueda ser concesible, pero intentar hoy revertir esta declaración requeriría una ley de quórum de 4/7 de los miembros en ejercicio del Congreso. Esta dificultad explica que el Presidente recurra a la atribución que directamente le entrega la Constitución de celebrar contratos de operación, para lo cual se llamará a licitación, a fin de que ponga en marcha una actividad que no debe seguir siendo postergada. Las riquezas tienen que ser explotadas cuanto antes, entre otras razones, por el riesgo de que su utilidad pueda desaparecer ante cambios tecnológicos.




La licitación prevé el cobro de una regalía por el Estado como titular del recurso -en este caso no se aplica el tributo específico a las rentas mineras (“royalty”), que se refiere a la explotación de los minerales concesibles-, y sin perjuicio de cobrar los impuestos generales a la renta, todo lo cual asegura importantes ingresos al Fisco. Se ha dicho que ese cargo será de un 7% fijo, pero entonces no queda claro sobre qué base se resolverá la licitación, que tendría que hacerse en favor de aquel que ofrezca el mayor beneficio económico para el Estado.




"Salve" Italia,
por Tamara Avetikian.



Salve", se saludan en Italia. "Que estés bien". Parece un sortilegio para espantar los malos augurios. Siempre optimistas, casi hasta la exageración, por estos días los italianos se ven abatidos. Abrumados por el peso de la debacle económica que los tiene luchando contra la recesión. En esta crisis, la tradicional dolce vita ha sido reemplazada por una austeridad que en la península no es bien acogida.





Con una deuda pública que supera al PIB, un crecimiento negativo y una cesantía en alza, los empleados tienen miedo a perder sus trabajos, los empresarios luchan para salvar sus negocios y todos deben ahorrar. Eso se nota en las calles y el comercio. En las típicas tavole calde y trattorie la clientela no falta, pero consume menos. En las tiendas, con menos compradores que los habituales, no es raro ver ofertas y precios rebajados.





La economía maltrecha no es lo único que ha golpeado por estos días el ánimo de los italianos. El terremoto de Emilia Romagna, una zona donde no hubo actividad sísmica en siglos, tiene a 16 mil personas durmiendo en refugios y carpas, aterradas por las réplicas; dejó 26 muertos y decenas de edificios patrimoniales destruidos.





En el ámbito político, después del desprestigiado Silvio Berlusconi, dicen que Mario Monti, el tecnócrata que debía salvarlos, tampoco ha estado a la altura. Desde un lado lo critican por no enfrentar los intereses creados (de funcionarios públicos, sindicatos o empresarios) y ser incapaz de aplicar las medidas que necesita con urgencia la economía italiana para ser más competitiva y lograr el esquivo crecimiento (apenas 0,75 por ciento promedio en los últimos 15 años) que podría sacarlos del hoyo financiero. Desde el otro, por pedir sacrificios a quienes menos tienen.





Los italianos católicos están golpeados también por las filtraciones en el Vaticano, los VatiLeaks, que según el vocero del Papa no son una amenaza, sino un "chantaje".





Y como si todo esto fuera poco, el fútbol, el gran refugio de las masas populares y de parte de la élite, ha dado un espectáculo lamentable con el Calcioscomesse, el escándalo de apuestas ilegales y compra y venta de partidos. La corrupción no es novedad en Italia, y tampoco es primera vez que hay "arreglines" en el resultado de los partidos. Lo nuevo, quizás, es que están involucrados mafiosos extranjeros y que la intriga se maneje desde Singapur. Lo doloroso, para muchos, es que estén implicados clubes importantes y que ídolos de la pelota, como Gianluigi Buffon, "San Gigi", también cayeran en prácticas prohibidas, como las apuestas. A tanto llegó esto, que Monti sugirió que se suspendan las actividades futboleras por dos o tres años.





Se necesitará, creo, más que el mágico saludo " salve " para que los italianos salgan a flote, recuperen la confianza en sí mismos y la alegría para vivir la dolce vita otra vez.




UNA CARTA PARA PENSAR





Señor Director:





Registro nacional de pedófilos.




Hacer un país más seguro para los niños es tarea de todos los ciudadanos, en especial de quienes somos padres. Pero también, qué duda cabe, es un deber del Estado.




Con la promulgación de la ley que crea el registro de agresores sexuales contra menores de edad se ha avanzado en la entrega a la ciudadanía de una herramienta potente para la defensa de los menores y el desincentivo de estos crímenes.




En muchas agresiones sexuales contra menores, los pedófilos al cumplir su pena recuperan su libertad, constituyéndose en un riesgo cierto para los niños y adolescentes. Es por ello que  el acceso de la ciudadanía al mencionado registro permitirá a los padres, guardadores e incluso autoridades estar alertas frente a este peligro latente, contribuyendo  al desincentivo de las acciones delictuales de los potenciales perpetradores que, por su esencia y naturaleza, son de difícil rehabilitación.




Es destacable la ampliación del catálogo de delitos que lleva aparejada esta nueva legislación: no sólo incluirá a los autores de violación, estupro o abusos sexuales, sino que también a los que cometan robos o sustracción de menores con violación o los autores del delito de violación con homicidio.




Estamos ciertos que esta iniciativa se transformará en una medida efectiva de prevención y seguridad en beneficio de los niños de nuestro país. Esperamos que las próximas acciones legislativas estén orientadas a impedir la eliminación de antecedentes penales de personas condenadas por agresiones sexuales contra menores, lo que hoy permite que individuos condenados por estos crímenes eliminen sus antecedentes penales y ante nuevos delitos aleguen como atenuante su irreprochable conducta anterior.





Alejandro Espinoza, Director Fundación  Amparo y Justicia.





N de la R: Los artículos de esta edición fueron tomados de medios de circulación nacional por considerar que los temas tratados deben ser incluidos necesariamente en la discusión de las ideas.






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