martes, 25 de marzo de 2008

Chancho mal pelao......

Es cierto que en Chile el “chancho” está muy mal pelado, como dice nuestro campesino al referirse a las situaciones en que las cosas no tocan por igual a todos. Lo que resulta, para nosotros al menos, insólito, es el caso de la Presidente, Ministros, Subsecretarios, entre otros personajes de “confianza”, y los Parlamentarios, que se quejan amargamente de la situación, mientras ellos disfrutan de rentas 40 y hasta 100 veces superiores a las de aquellos trabajadores que ganan el salario mínimo.

Sin duda nos parece mucho mas dolorosa la situación cuando vemos que quienes más “utilizan” esta intolerable injusticia son justamente aquellos que han llegado a sus cargos haciendo “gárgaras” con su defensa de los intereses de los mas débiles de la población, pero, cuando ha llegado el momento de legislar, para el pueblo solo ha habido reajustes miserables y un salario mínimo que escasamente se empina a los 30 dólares mensuales y que afecta a un alto porcentaje de la población.

Hemos querido tocar este tema por una doble razón, la primera demostrar, empíricamente, que no siempre el que habla más de los derechos de los trabajadores y que más grita sobre ellos, es el que efectivamente los defiende, y, que no basta llenarse la boca con la defensa de los más humildes para que este discurso se transforme en realidad. Mas bien al revés, pareciera que una vez obtenidos los mandatos, el discurso que les ha llevado al poder simplemente se olvida hasta la otra elección.

Todas esta disquisición nos ha saltado a la mente después de escuchar a Ricardo Lagos, a quien hemos calificado como estafista, plantear que el no está dispuesto a enfrentar elecciones primarias dentro de la concertación, seguramente porque se siente muy importante, o porque teme que las falacias y engaños de su administración le sean enrostrados por quienes aparecen como sus amigos. Corrupción e incapacidad son el legado que ha dejado Ricardo I después de sus 6 años de reinado.

Creemos que es importante recordar que el eslogan publicitario de la campaña del ex gobernante fue crecer con igualdad, su gobierno se caracterizó porque, a pesar de condiciones muy favorables hubo un crecimiento exiguo y por un aumento de la brecha entre los más pudientes y los más carentes. Las promesas del candidato simplemente se olvidaron, hasta que se acercaron las nuevas presidenciales, en las que se inauguró todo tipo de esperanzas, las que ciertamente fueron nuevamente frustradas.

Los índices de delincuencia, de intranquilidad de la población, de desempleo, y de desengaño fueron los únicos que pueden mostrar resultados “positivos” durante el Gobierno que comentamos, lo que nos ha llevado a calificar la administración del laguismo como uno de los peores gobiernos que ha tenido nuestra Patria durante sus casi 200 años de vida independiente y republicana, incluso peor que el de Allende, puesto que éste desembozadamente había anunciado su proyecto.

Resulta terrible constatar que fueron necesarios inmensos sacrificios para llegar al año 1970 con un país con “posibilidades” de llegar al desarrollo, con una legislación, que aunque lentamente, comenzaba a reconocer los derechos de todos los ciudadanos, bastaron tres años para arruinar los esfuerzos de los 160 años anteriores. Ahora pasa un poco lo mismo, después del desastre allendista, los sacrificios de los chilenos levantaron el país, 8 años de gobiernos “socialistas” han bastado para comprometer el futuro.

La coalición que nos gobierna, que no hemos dudado en calificar como un “injerto” de mono con alambre de púas, por las diferencias doctrinales y valóricas que separan a esa componente que se declara Demócrata y Cristiana, de aquella que adscribe al materialismo histórico y ateo, nada, fuera de las desmedidas ambiciones puede hacer factible una asociación como ésta, que además, ha demostrado una sorprendente incapacidad y una increíble falta de ideas, que auguran su desaparición.

Si los chilenos tenemos sólo “dos dedos de frente”, no dudamos que el resultado de los próximos procesos electorales será una fuerte derrota para lo que hasta hoy es el oficialismo, al que sin duda hay que cambiar por ineficiente y poco honesto. Los sectores extremos han iniciado una campaña de “nunca a la derecha”, como si encontraran que algún grupo, de cualesquier raigambre ideológica, pudiese hacerlo tan mal como los que manejan el Estado.

Este análisis tiene por objeto alertarnos a todos sobre el inminente peligro que acarrea para el país, las necesidades populares y los sueños de nuestros jóvenes el confirmar que somos tan torpes que podemos tropezar cinco veces con la misma piedra, lo que no se da ni en las especias animales menos capacitadas para raciocinar. Son expertos en eslóganes, genios en la manipulación y tienen doctorados en engaños, pero si pensamos y trabajamos, sin duda les derrotaremos.

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