sábado, 11 de agosto de 2012

Noticias y meditaciones para el fin de semana…


En lanzamiento de Jardín con Ruedas Piñera reafirmó
que la reforma tributaria ''Tiene un solo objetivo que es
darle buena educación y de calidad a todos nuestros niños''.







MIRADA NACIONAL      




Jardín sobre ruedas
El Presidente Sebastián Piñera, acompañado por su señora, Cecilia Morel, y el Ministro de Educación, Harald Beyer, participó ayer, en la Plaza de la Constitución, del lanzamiento del programa “Jardín sobre Ruedas”, modalidad complementaria de la educación inicial que, a través de un trabajo conjunto con las familias y la comunidad, atenderá a más de 1000 niños de 2 a 4 años, en 69 sectores rurales o de baja densidad demográfica en todo Chile, donde no hay otras opciones de educación preescolar.



Durante la ceremonia, el Jefe de Estado reafirmó el propósito final de la reforma tributaria, asegurando que ella “tiene un solo objetivo: darle buena educación y de calidad a cada uno de nuestros niños, y con especial énfasis a los que son más vulnerables”. En esa línea, solicitó al Congreso “que nos ayude a financiar, con la reforma tributaria, la educación que nuestros niños, sin duda, merecen y necesitan”.



Asimismo, reiteró el compromiso del Gobierno con la educación “en todos los niveles, no solamente universitaria o escolar, también con los niños que están en esa etapa maravillosa de entre los 2 y 4 años. Y para que la educación llegue a todos los niños a esta edad temprana, que es tan importante para su desarrollo futuro, tenemos que llegar a todos los rincones de Chile”.



En la oportunidad, manifestó que “nuestro compromiso de asegurarles educación preescolar de calidad y gratuita a todos los niños de Chile del 60% de los hogares más vulnerables, es un compromiso que tenemos que cumplir. Estos jardines escolares móviles van a llegar a localidades muy alejadas, para interactuar con los niños, con sus familias y, además, van a permitir que estos niños y los de todo Chile, puedan desarrollar sus talentos”.



Hasta diciembre de 2011 Jardín sobre Ruedas atendía a 251 niños, en las regiones de O’Higgins, Maule y Bío-Bío, con un total de 4 móviles. Con los 13 nuevos vehículos, la cobertura aumentará en 874 niños más, llegando a un total de 1125 repartidos en 12 regiones (Tarapacá, Antofagasta, Atacama, Valparaíso, Metropolitana, O´Higgins, Maule, Bío-Bío, Araucanía, Los Lagos, Los Ríos y Aysén).



Gracias al programa, cada semana llegará uno de los móviles hasta un espacio cedido por la comunidad de cada localidad, transformándose en una sala educativa donde, por un espacio mínimo de 4 horas, se reunirán cerca de 20 niños junto a sus familias, para participar en experiencias educativas.

A bordo de cada Jardín sobre Ruedas viajarán una educadora de párvulos y un conductor, que además es animador educativo. Cada móvil contará con todos los implementos necesarios, y colaciones.




OJEADA INTERNACIONAL




Juegos Olímpicos Londres 2012.
Cuándo ya las Olimpiadas de Londres se acercan al final, se han disputado ya 255 de las especialidades que se premian, el medallero está firmemente encabezado por Estados Unidos que ha cosechado 41 preseas de oro, 26 de plata y 27 de bronce, seguido de cerca por China, que ha conquistado 37 medallas doradas, 25 plateadas y 19 bronceadas, en tercer lugar se ubica Gran Bretaña, con 25 laureles de oro, 15 de plata y 17 de bronce, en el cuarto lugar se sitúa Rusia, con 15 distinciones doradas, 21 plateadas y 27 bronceadas, más atrás se instalan Corea del Sur (13-7-7) , Alemania (10-18-14) , Francia (9-9-12) , Hungría (8-4-3), Australia (7-14-10) e Italia (7-6-8)


En nuestro continente Latinoamericano la tabla la encabeza Cuba con 3 medallas de oro, 3 de plata y 4 de bronce, Seguido por Brasil con 2 laureles dorados, 2 plateados y 8 bronceados, el tercer lugar lo obtiene Colombia, con una presea de oro,  de plata y 4 de bronce, en el cuarto puesto aparece Argentina con un trofeo  dorado, uno plateado y dos bronceados, a la que sigue Republica Dominicana con un oro y una plata, Venezuela con un solitario premio de oro, México con 3 platas y dos bronces, Guatemala con una gloria plateada y Puerto Rico con una presea de bronce, el resto sigue sin obtener premio alguno.


En nuestra América lo más destacable, para nosotros, es la gran mejoría de Colombia, que ha logrado medallas en ciclismo, levantamiento de pesas, judo, triple salto, taekwondo y lucha libre, duplicando los premios que había obtenido en su mejor cosecha de su historia, en las Olimpiadas de Múnich, en el año 1972. Creemos que Colombia, que se ha instalado como una potencia Olímpica Regional, es un ejemplo de que con esfuerzo, talento y financiamiento, se aplicó un impuesto de 4% a la telefonía móvil, se pueden lograr los éxitos deportivos que nuestros países tanto necesitan para proporcionar alguna alegría a los pueblos.




COLUMNAS SUGESTIVAS



Colosal incoherencia,
por Alberto Medina Méndez.


Que los individuos podemos ser contradictorios e inconsistentes no es precisamente una novedad. Después de todo, somos seres humanos y por tanto portadores de una imperfección que forma parte de nuestra esencia.



Pero esta posibilidad de reconocernos, esto de poder vernos como seres que a veces pensamos cosas que no son consistentes entre sí, no nos impide intentar racionalizarlo para tratar de alinear nuestras visiones, y hacerlas coherentes.


En materia política y de nuestra vida ciudadana, se lleva los laureles de la incongruencia, esta visión claramente contradictoria que hace que muchos ciudadanos despotriquen contra las instituciones del Gobierno, pero al mismo tiempo intenten asignarle tareas a diario.



En casi todo el planeta, algunas instituciones estatales lideran los rankings de mala imagen, y América Latina no es la excepción a la regla.



Cuando se le pregunta a los ciudadanos su opinión sobre algunas instituciones, inevitablemente aparecen entre las que lideran esa temible nómina de desprestigio, los cuerpos colegiados Legislativos, la Justicia o el Gobierno en términos genéricos, o bien la policía, la educación estatal o el sistema de hospitales cuando se afinan las muestras.



Y no es que no figuren en la grilla otras instituciones de la sociedad civil en esta patética lista, como pueden ser los casos de los partidos políticos (y sus miembros, los políticos), los sindicatos o los bancos.



Las razones que explican buena parte del descrédito de muchas instituciones estatales, tienen que ver casi siempre con la corrupción, la ineficiencia, el despilfarro y la discrecionalidad.



Es probable que una importante cantidad de ciudadanos nos identifiquemos con esa visión. De hecho, lo repetimos a diario, en la conversación cotidiana con amigos, en el trabajo o en la mesa familiar.



Sin embargo, y en evidente contradicción, los mismos individuos que sostienen esa mirada, y que son tremendamente críticos con esas instituciones y con las personas que tienen la responsabilidad de conducirlas, cuando se plantea cualquier problema de orden económico o social, dicen que las soluciones deben venir de la mano del Estado.



Es difícil entender como ciudadanos que se creen Gobernados por corruptos, gente que toma decisiones arbitrarias, sobre las que recae una sospecha generalizada de que favorecen a grupos afines o a intereses económicos sectoriales, cuando no a familiares y amigos, pueden pretender que esas mismas personas, asuman más responsabilidades y resuelvan problemas complejos.



Resulta muy engorroso comprender como los individuos pueden suponer que una institución que no puede resolver cuestiones domésticas menores, podrá ocuparse con eficacia, de solucionar aspectos que conllevan mucha especialización, extrema profesionalidad y cuyo abordaje implica una gran complejidad.



En la misma línea, cuando una sociedad intenta asignarle a esas instituciones la tarea de administrar recursos económicos con eficiencia y austeridad, va a contramano de lo que afirma muchas veces cuando dice que esas instituciones despilfarran el dinero, no son transparentes en su uso y utilizan esa potestad para desviar fondos para provecho propio, su sector político o amigos circunstanciales.



Esa compulsión de muchos por controlarlo todo, los lleva a investigar en forma desesperada para encontrar una referencia y lograr que ese vicio se pueda concretar. Y en esa bús­queda, caen en la trampa de ser recurrentes, hurgando en los espacios estatales y profundizando el paradigma de siempre, para dar con aquella institución que los represente y custodie sus intereses ciudadanos.



La pasión controladora lo puede todo, y la sociedad se equivoca y mucho cuando le asigna al Estado un atributo de neutralidad, objetividad y honestidad, que ya ha demostrado que no puede exhibir con solvencia.



El Estado no es esa utopía que siguen “vendiéndonos” desde la política tradicional, sus administradores circunstanciales, que son los mismos que se ven favorecidos por su crecimiento, por los recursos económicos que administran sin tener que mostrar nada.



Tampoco es lo que parece, y mucho menos lo que pretenden convencernos que es, quienes tienen especial interés en hacernos creer lo que les resulta funcional a título personal para favorecer sus ambiciones, sus proyec­tos políticos, cuando no su futuro económico.



Pero está en nosotros, en los ciudadanos libres, en cada individuo de a pie, permitirnos la posibilidad de revisar nuestras ideas para alinearlas e intentar tener alguna cuota de coherencia en este tema que tan sensible para nuestras vidas cotidianas.



Es que el Estado nos impacta todos los días en nuestro quehacer, y está allí porque nosotros mismos, como sociedad, hemos creído en él, generamos sus cimientos, y hoy, tantos años después, los mas lo siguen alimentando y engordando, cuando piden MAS ESTADO frente a cada problema que logramos identificar.



Estamos a tiempo de ordenar las ideas que decimos defender, de organizar aunque sea parcialmente esa mezcla repleta de absurdas afirmaciones que van unas contra otras, superponiéndose entre sí.



Con un poco de humildad, de integridad, y sobre todo de honestidad intelectual con nosotros mismos, podremos destrabar esta serie de idas y vueltas, para avanzar en esto de desarmar esta “colosal incoherencia”.



¿Estamos frente a una cultura con derechos, pero sin deberes?, por Juan Pedro Pinochet.


Ya hemos escuchado que “las comunidades están empoderadas”, y es cierto. Todos hemos sido testigos de hechos que lo confirman: En Coronel, Endesa y Colbún han tenido conflictos en las últimas semanas, el 2011 fue el año de las marchas por la Patagonia y hoy 22 mil millones de dólares de inversión están trabados por la resistencia de diversas comunidades a lo largo de Chile. Ante esto, cabe preguntarse: ¿Sociedad más empoderada o empresas con malas prácticas?



Planteo algunas reflexiones antes de responder esta pregunta. En Chile, hemos alcanzado un nivel de crecimiento económico de ingresos medios-altos, que se refleja en un PIB per cápita entre US$ 16.000 y US$ 17.000. Es decir, como sociedad tenemos mayores ingresos, más posibilidades para la educación y la cultura, y un relativo pleno empleo en momentos en que otros países más desarrollados han llegado a tasas de “paro” de hasta 30%.



¿Cuál es el problema? Este concepto de expansión y esperanza se contrasta con una sociedad cada vez más descontenta. Las empresas no cuentan con la confianza de la ciudadanía y la clase política no logra representar a la mayoría. La “sociedad empoderada” es un concepto que se ha instalado como una realidad frente a la cual todos se han visto arrastrados, sin saber cómo reaccionar ni cómo cumplir con las exigencias de “ponerse a tono” con el momento.



Estoy de acuerdo con que las empresas y las autoridades Regionales, o Nacionales, tienen mucho que aportar al desarrollo del país y al bien común, con prácticas transparentes y éticas, visión de largo plazo y permitiendo la participación de los grupos de interés. Sin embargo, ¿qué pasa con la sociedad?



Personalmente creo en la participación activa de la comunidad, me complace ver a grupos de personas con capacidad de organización, información e involucrados con la realidad del país, pero no podemos olvidar que así como existen DERECHOS todos tenemos DEBERES. No creo en una cultura que valide la idea de salir a las calles y generar destrozos como vía para conseguir cualquier cosa; todos tenemos derecho a mejorar nuestra calidad de vida, pero también tenemos el deber de gestionarnos y hacernos responsables de nuestro desarrollo.



Mucho se escucha sobre lo que “el otro” nos debe, pero, ¿qué tenemos nosotros para aportar? Es cierto que las empresas tienen una responsabilidad y que muchas veces el descontento de las personas está bien fundamentado por años de malas prácticas, pero eso no significa que ahora se pueda instaurar la “tiranía del pueblo” y la cultura de los derechos sin deberes, ya que eso puede implicar hipotecar un futuro de desarrollo por la falta de paz y entendimiento mutuo.

 

 

 

Los pobres de Chile.

 

 

Es lamentable  que a pesar de la recuperación económica de los últimos dos años, mujeres y niños continúen siendo en mayor proporción los más vulnerables de la sociedad chilena. La pobreza entre las mujeres prácticamente se mantuvo estable según los resultados de la última encuesta Casen 2011. Esta disminuyó dos décimas de punto porcentual, pasando de 15,7% a 15,5%, mientras la pobreza entre los niños de cero a tres años se mantuvo en niveles muy altos para un país que aspira al desarrollo: prácticamente uno de cada cuatro menores en esta edad es pobre. En el siguiente tramo etario (cuatro a 17) la pobreza tampoco muestra una evolución favorable, incluso aumenta desde 21,5% a 22,5%.

 

 

 

La mayor presencia de mujeres solas haciéndose cargo de sus hijos explica, en parte, la estabilidad de la pobreza entre mujeres y niños. De hecho, según la Casen, la jefatura femenina entre los hogares pobres alcanza hoy un dramático 50%. Las mujeres se hacen cargo de otras personas a pesar de estar solas muchas veces y enfrentar problemas para insertarse en el mercado de trabajo, dificultades para mantener un empleo formal y menores ingresos que los hombres.

 

 

 

Según la “II Encuesta Nacional sobre Mujer y Trabajo en Chile: Voz de Mujer 2012”, dada a conocer el pasado 26 de agosto, aquellas que no participan del mercado laboral, aun cuando querrían hacerlo, declaran el cuidado de hijos y otras personas (47,6%) como principal obstáculo. Le siguen los quehaceres del hogar (15,1%). La falta de apoyo en materia de cuidado limita la capacidad de las mujeres de acceder a un trabajo remunerado. Esta restricción opera especialmente entre las más vulnerables: aproximadamente el 66% de las mujeres inactivas con personas dependientes a su cargo pertenecen a los dos primeros quintiles de la distribución de ingresos.

 

 

 

Los problemas de cuidado de personas dependientes van desde la falta de acceso a sala cuna, hasta el nulo apoyo que nuestra sociedad brinda hoy a las mujeres que diariamente cuidan a una persona mayor postrada o con demencia senil, por ejemplo. Más allá de esfuerzos recientes en materia de cuidado y estimulación infantil, poco se ha hecho. Así, valoramos el Chile Crece Contigo y la expansión que éste determinó en la red de salas cuna, pero el esfuerzo debe continuar. ¿Cómo? Desde el Gobierno, expandiendo la red pública y elevando su calidad, y desde el proceso legislativo, sustituyendo el artículo 203 del Código del Trabajo (ley de salas cuna).

 

 

 

Asimismo, se requiere que las etapas posteriores también estén cubiertas. En el caso del jardín infantil, para muchas mujeres el que sus hijos cumplan los dos años implica pagar un establecimiento preescolar que antes pagaba su empleador. Al ser la educación inicial inaccesible para muchas familias, algunas madres se retiran del mercado del trabajo o recurren a cuidadoras informales. En la etapa escolar vemos con interés el programa cuatro a siete que ha implementado el Sernam y que brinda actividades extraprogramáticas a los hijos de madres trabajadoras.

 

 

 

El cuidado en Chile requiere ser abordado de manera integral si se quiere evitar que la falta de continuidad de algunas políticas, y la ausencia de otras, siga afectando las oportunidades de las chilenas, de sus niños y de los adultos mayores.




La cura del habla,
por David Gallagher.


En "Un método peligroso", la gran película de David Cronenberg actualmente en cartelera, hay una escena en que un joven Jung humilla a su maestro Freud en una reunión de psicoanalistas en Munich. Freud ha sentenciado que "la extraña idea de que hay un solo dios" surgió de un impulso parricida del faraón Ajenatón: por algo borró el nombre de su padre de los monumentos públicos cuando proclamó a Atón como dios único. No es así, le rebate Jung: todos los faraones eliminaban a sus padres de los cartuchos. "¿Como tú, en tu último artículo en el Anuario, en que omitiste mi nombre?", le pregunta Freud, temblando de ira. Y mientras los otros colegas se retiran despavoridos, Freud se desmaya: Jung lo tiene que recoger del suelo. El discípulo ha rebatido al maestro antes, pero en privado. Hay claras diferencias de opinión entre los dos. Jung no entiende por qué Freud atribuye sólo causas sexuales a las neurosis. Freud no entiende el interés de Jung por la parapsicología o el misticismo. Pero otra cosa es ser humillado en público por el joven. Para qué hablar de uno con destrezas parapsicológicas. La causa del desmayo psicosomático de Freud parece ser doble, entonces: el producto por un lado de los oscuros deseos parricidas de Jung, y por otro, de la anuencia de la víctima en su propia aniquilación.



Esta escena es una de muchas en que Cronenberg combina impacto visual con alta densidad intelectual, y, también, sutileza y humor. Son escenas que dramatizan dos grandes temas que se entrecruzan en la película. El de rivalidad entre un profesional joven y uno mayor; y el de la transgresión sexual que se da cuando la pareja es muy asimétrica, y hay abuso de poder. Como cuando un profesor tiene sexo con su alumna, o un cura con su discípulo. O cuando, como Jung, un analista tiene sexo con su paciente.



Claro que la genial paciente, la futura psicoanalista Sabina Spielrein, provoca bastante a su terapeuta. Ya casi sanada por él de la histeria con que llegó al hospital, cerca de Zurich, donde Jung trabaja, la brillante joven lo convence de que el verdadero amor es el que surge del pecado, como el de Sigmund y Sieglinde, los gemelos de Wagner que engendran al héroe Siegfried. O el que detona la "fricción de opuestos", como lo son él y ella: él doctor y ella paciente, él suizo y ella rusa, él ario y ella judía. Jung cede, y después de unos tórridos coitos, él y Spielrein juntan a los internados para oír "La Valkiria" de Wagner. Sentados a cada lado de una victrola, toman notas de las expresiones de los pacientes mientras oyen la música del extático dúo de amor de Sigmund y Sieglinde. No queda claro quiénes son más locos, los impávidos pacientes o los excitados analistas. En todo caso, ésta es otra gran escena en que se lucen la inteligencia y el humor de Cronenberg.



O de Christopher Hampton, el autor de "La cura del habla", la obra de teatro en que la película está basada. Lo que sí es de Cronenberg es la elocuencia visual de la película. Uno de sus protagonistas es el paisaje suizo, el del lago Zurich, que impacta por su belleza, pero también por la contención que imponen sus ubicuos cerros, contención que refleja la del mismo Jung, acosado por la culpa, y el susto de dejar su vida burguesa y la mujer rica que la financia. Vista así, la compacta belleza del paisaje es aterradora, y uno siente alivio cuando accedemos a los espacios anchos y generosos de la Viena de Freud.



Los actores son insuperables, sobre todo Keira Knightley. Ella, como Sabina, habla con un leve acento ruso, que se acentúa un poco, solo un poco, cuando está excitada. Una verdadera hazaña de actuación, como lo es también su transición gradual de mujer histérica y masoquista, a la belleza triunfante ante la que Jung termina arrodillado.







EDITORIALES SUGESTIVOS




Contradictoria Presidencialización.


El contraste es decidor. En una misma semana, la Concertación mostró disciplina perfecta para echar abajo el informe de la comisión 27/F y desorden absoluto al momento de votar la reforma tributaria, cuando todas las opciones posibles —aprobación, rechazo y abstención— tuvieron apoyo de algún Parlamentario opositor. Lo ocurrido también resume la situación actual del bloque: dividido respecto de una infinidad de materias, desde la forma de entenderse con el Gobierno hasta los asuntos programáticos y de contenidos, pero a la vez férreamente unido en torno a la expectativa de volver al poder con Bachelet, la gran cuestionada por el informe del tsunami.



El cuadro no habla bien de la Gobernabilidad que pueda ofrecer la coalición opositora y parece confirmar el diagnóstico de que hoy, antes que un activo, la Concertación se ha vuelto el gran lastre para la eventual candidatura de la ex Mandatario. Pero también, desde una perspectiva más general, da cuenta del particular cuadro político actual, caracterizado por una creciente Presidencialización del escenario, donde los cálculos respecto de 2013 determinan buena parte de las decisiones y lo demás, a menudo, pasa a segundo plano.



Sonrisa palaciega. Es curioso que precisamente en este panorama el Gobierno esté cosechando logros. En tres meses, el Presidente ha subido diez puntos según Adimark y, aunque en Santiago su aprobación sigue baja, en Regiones ya alcanza al 40%, mientras las cifras económicas continúan siendo positivas. Incluso el movimiento estudiantil, su gran karma de 2011, más allá de expresiones de radicalización como las tomas de esta mañana, se muestra debilitado. Y en lo político, la operación reforma tributaria le entregó ahora una pequeña victoria, con la aprobación de la Cámara. Es cierto que allí ha debido ceder mucho (primero para ordenar sus propias filas y luego para conseguir los votos independientes); que la versión actual del proyecto entusiasma a pocos, y que el Senado, con su mayoría concertacionista, puede echar todo abajo. Nada de eso, sin embargo, opaca el logro ya alcanzado y la clara diferencia que, pese a ello, terminó viéndose entre un (relativamente) afiatado frente oficialista y una oposición dispersa.



Es contradictorio que quienes siempre han demandado una reforma tributaria rechacen la sola idea de legislar respecto de un proyecto que (aun cuando lo estimen muy insuficiente) efectivamente aumenta la recaudación fiscal. Desde ese punto de vista, la postura de los tres Parlamentarios PPD que se sumaron a la aprobación resulta coherente y cabe destacar además la defensa de su autonomía por parte del Diputado Auth frente al enojo de Camila Vallejo. Pero este último choque con la figura estelar del comunismo y las diferentes posturas adoptadas por los demás pepedés (algunos se abstuvieron o votaron en contra), los radicales y el propio PC (en contra) muestran que en el emergente Frente de Izquierda imperó un desorden al que ahora se han sumado las recriminaciones. Para aumentar la dispersión, los socialistas también rechazaron y la DC se abstuvo. Las tratativas previas a esta semana —cuando el Gobierno buscó infructuosamente interlocutores concertacionistas para construir un acuerdo— algo hacían presagiar al respecto. Sin embargo, hay indicios de que tras este desorden no sólo hay cuestiones estratégicas, sino también algunas diferencias de fondo. Así lo muestra el que, en la votación particular, uno de los puntos que más polémica doctrinaria levantan (el beneficio tributario para los gastos en educación) no haya sido rechazado por toda la Concertación: tres democratacristianos se abstuvieron, mostrando simpatía por la medida.



Una por otra. Pero si los impuestos dominaron la discusión legislativa, fue el tema Presidencial el que agitó pasiones, con un intercambio de críticas donde la oposición acusó intervencionismo de los Ministros y la Alianza anunció y luego se desdijo de un hipotético reclamo ante la ONU contra Bachelet. Se trata de un debate artificioso. En la Concertación se ha ido extendiendo el convencimiento de que a la ex Presidente le conviene cierta distancia de la campaña, y la mantendrá más allá de la masiva presencia de su fotografía en los afiches. Es que, aun siendo el gran activo de la oposición, como máxima favorita tiene poco que ganar y mucho que perder si se expone al desgaste de un involucramiento mayor.



Distinta situación se da en el oficialismo. Allí también aparece imponiéndose hasta ahora la tesis de que sus Ministros Presidenciables no sean protagonistas de la campaña (por eso resulta dudoso el reclamo opositor), pero la diferencia es que ellos no parten la carrera en la punta; más bien se trata de retadores, obligados a remontar posiciones ante la ex Mandataria. Para tal efecto, no es claro que la mera apuesta por el statu quo les vaya a rendir. Al menos, no es eso lo que le funcionó en una situación similar, en 2004, a la propia Bachelet ante un Joaquín Lavín que entonces acaparaba favoritismo. Y a su vez, no fue la tibieza sino la participación entusiasta en las Municipales lo que permitió a Sebastián Piñera validarse como carta única de la Alianza ya en diciembre de 2008. Que Pablo Longueira se embarque hoy en una ofensiva para convencer a su sector de que los eventuales candidatos sí tienen una tarea importante que cumplir en la Municipal habla de una discusión que no termina de zanjarse. Su planteamiento —rebatido hoy por el timonel gremialista, Patricio Melero— incluye un cambio anticipado del Gabinete y la posibilidad de que al final no haya primarias. En todo esto parece subyacer la audaz tesis de que, si la derecha tiene alguna opción de impedir el retorno de Bachelet, ella pasa no por eludir, sino por exacerbar el actual cuadro de Presidencialización de la política.



Reformas sobre reelección Presidencial.


Dos propuestas  difundidas recientemente, que se unen a una larga lista anterior en el tema, proponen, en un caso, extender el período Presidencial a cinco años, y en otro, incorporar la posibilidad de reelección inmediata del Presidente de la República. Si bien no parece necesario innovar en estos dos aspectos que ya fueron discutidos en la amplia reforma Constitucional de 2005, parece esta la oportunidad para debatir si otras normas que rigen esta materia requieren algún tipo de ajuste, ya que ello debe realizarse con la anticipación requerida a los próximos procesos electorales, de manera que se adopten decisiones meditadas y resueltas en todo caso antes del inicio del siguiente Gobierno Comunal o Nacional. Dos ejemplos de esos temas son limitar la reelección Presidencial a una vez y llevar las elecciones Municipales a la mitad de cada período de Gobierno.



En el caso de la reelección inmediata, resultan atendibles tanto los argumentos que la cuestionan por el hecho que transforman la gestión del primer período en una precampaña para lograr la reelección, generándose incentivos negativos hacia el populismo, como también las prevenciones sobre el peligro de que, como ha ocurrido en otros países, se caiga en la tentación de buscar reformas para lograr la reelección indefinida. Se ha argumentado que el primer problema ocurriría de igual forma con el interés de promover la mantención en el poder de un correligionario, pero la evidencia de los recientes procesos electorales no muestra antecedentes relevantes en ese sentido. Incluso, el hecho de que la posibilidad de reelección esté diferida en un período Presidencial permite que en el período intermedio exista una evaluación más acuciosa de la gestión realizada por cada Mandatario.



Un punto que no ha estado en el debate y que cabría evaluar, es la conveniencia de que la reelección esté permitida sólo por un período, con uno de por medio como se establece hoy, lo que puede resultar sano para despejar la posibilidad de que exista un tercer o cuarto período, y promover así la renovación desde la más alta Magistratura de los servidores públicos, enviando una señal consistente con lo que se ha planteado para los cargos de Diputados y Senadores. Otro aspecto que convendría evaluar es la fecha dentro de cada período Presidencial en que han quedado fijadas las elecciones Municipales, porque su cercanía con el fin de cada Gobierno genera un período casi continuo de definiciones de candidatos y de campañas, que entorpece la segunda parte de cada Administración.



Cabría así considerar la posibilidad de adelantar las elecciones en un año para que queden emplazadas en la mitad del cuatrienio, alejándolas de las elecciones Parlamentarias y Presidenciales, contribuyendo a que estén más asociadas a la evaluación de las gestiones de cada Municipio. Es probable que un cambio de este tipo genere una tendencia a que en su nueva fecha, las elecciones Municipales sean miradas en cierto sentido como una evaluación del desempeño del Gobierno en la primera parte de su período, pero este efecto es preferible a la continuidad electoral que existe hoy.



Las normas que rigen las elecciones Presidenciales son siempre susceptibles de análisis y perfeccionamientos, tema irresistible para el mundo político, pero sobre el cual es necesario proceder con cautela.

Nota de la Redacción:
Hemos modificado la duración de periodo Presidencial de manera abusiva, 4 veces en 5 periodos, dependiendo de quien se huele que ganará, debemos fijar una duración de Gobierno definida, que creemos debe ser seis años, para que pueda desarrollar su programa.



Las elecciones Municipales creemos deben ser despolitizadas para que los Gobiernos Comunales no sean contaminadas con el desprestigio que se ha fabricado la clase política con sus inequidades y puedan trabajar por la gente en temas sociales y locales que son acuciantes.


Por principio, y para evitar la creación de una casta llena de privilegios, creemos que los cargos de elección popular no deben tener la posibilidad de relección y por cierto deben dejar de tener los beneficios previsionales abusivos que tienen por sobre todos los trabajadores.



Dos siglos de servicio


El Instituto Nacional entera hoy 199 años de labor desde su fundación, el 10 de agosto de 1813, en la que se asigna especial incidencia a Juan Egaña, Camilo Henríquez y Manuel de Salas. Puede acreditar con orgullo el haber formado a una veintena de generaciones imbuidas de sentido de progreso personal y nacional. Diecisiete Presidentes de Chile han pasado por sus aulas, desde Bulnes (1841-1851) hasta Lagos (2000-2006). Sus ex alumnos connotados incluyen a Vicuña Mackenna, Bilbao y Lastarria, entre muchos otros, y entre sus docentes y rectores resaltan nombres como Manuel Montt, Andrés Bello, Antonio Varas, Diego Barros Arana e Ignacio Domeyko.



Por dos siglos, el Instituto Nacional ha sido el bastión de la educación pública de nuestro país. Históricamente ha sobresalido por sus excelentes resultados académicos, y es frecuente que sus egresados alcancen los mejores puntajes en las pruebas de selección universitaria. Independientemente de su origen socioeconómico, sus alumnos compiten de igual a igual con los egresados de colegios privados. Su ejemplo ha motivado la creación de los liceos de excelencia, que buscan replicar su éxito en todo el país.


Para quienes pasaron por sus aulas, representa mucho más que una institución educacional: es un modelo de sociedad. En él, distintas posiciones políticas y religiosas conviven en antiguas salas con 45 incómodos pupitres pegados al piso; disciplina y excelencia académica conviven con la diversidad, y no se mide por lo que se tiene, sino que por lo que se es. La calidad del alumno y su futuro son lo que cuenta. Su ambiente altamente competitivo y meritocrático prepara al alumno para el mundo real y desarrolla su capacidad para enfrentar ambientes adversos, con el criterio de que el Instituto Nacional no prepara para la universidad, sino para la vida.



En Chile, quizá pocas instituciones educacionales modifiquen y marquen más permanentemente la vida de quienes estudian en él. Transforma el futuro académico y profesional del estudiante. No sorprende que sean las familias de clase media y baja las que más anhelan ser parte de esa comunidad, pues impulsa movilidad social a partir del trabajo y la dedicación del estudiante, que aprende en sus aulas que el esfuerzo y la perseverancia son las mejores herramientas para alcanzar sus metas.



El Instituto Nacional es parte del pasado, presente y futuro de nuestra República. En momento en que se estudian cambios al sistema educacional, se levanta como un ejemplo. Convendría a Chile que más establecimientos educacionales emularan su mística y sus valores.



Incertidumbre en Siria.


La guerra  civil en que se ha sumido Siria no da muestras de amainar, y todos los informes apuntan a que los sangrientos combates entre los rebeldes y las fuerzas leales al régimen de Basher Assad seguirán adelante, con un desenlace completamente incierto. La crisis del país árabe no sólo preocupa por sus consecuencias humanitarias, ante la crueldad del régimen para reprimir la resistencia. También constituye un foco de enorme inestabilidad en la zona del Medio Oriente, cuya importancia geopolítica es muy relevante para la paz mundial, y ha sido una muestra evidente de la falta de voluntad de las grandes potencias por promover una salida pacífica, que incluya en un plazo razonable elecciones libres y democráticas.



La renuncia de Kofi Annan como enviado especial de la ONU y la Liga Arabe a Siria constituye un retroceso lamentable en la búsqueda de una pronta solución. El funcionario justificó su decisión ante la “clara ausencia de unidad” en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para adoptar las decisiones requeridas, y una falta de presión internacional “seria y decidida” para impulsarlas. La dictadura de Assad ha dado muestras de resistir los embates rebeldes, en parte gracias a la negativa que han manifestado Rusia y China a que se apliquen sanciones sobre dicho país, pero también por la actitud reacia de parte de Estados Unidos para liderar una solución. El país árabe también ha logrado generar estrechos vínculos con Irán, lo que tensiona aún más el escenario.



A pesar de las ominosas deserciones de las que ha sido objeto el régimen -una de las más llamativas fue la del ex Primer Ministro Riad Hijab-, éste aún cuenta con tropas leales y un poderoso arsenal militar, lo que le entrega una importante capacidad de resistencia. Mientras más se dilate una intervención internacional, la muerte de civiles seguirá en aumento y la estabilidad internacional bajo amenaza.




UN PAR CARTAS PARA MEDITAR





Señor Director:



Marchas.



Invocando el derecho a manifestarse, que toda verdadera democracia debe reconocerles a todos sus ciudadanos, con ya insoportable frecuencia se producen en las ciudades chilenas, especialmente en Santiago, marchas tumultuosas por los puntos neurálgicos de funcionamiento urbano. Estas marchas invariablemente perturban la circulación de personas y vehículos y causan graves daños a la propiedad pública y privada, dando además lugar a la acción de delincuentes criminales que ponen en peligro hasta la vida de los inocentes que tienen la desgracia de circular en el entorno.



Manifestarse significa exponer públicamente ideas, reclamos, protestas o posturas con la garantía de que no se sufrirán consecuencias negativas por ello. Para nada manifestarse es sinónimo de las marchas vociferantes y perniciosas antes aludidas. Muy por el contrario, el gritar en la calle tal vez sea la forma más ineficiente de dar a conocer una proposición, una idea o una queja. ¿Por qué, en ese caso, es la forma casi única en que se entiende en Chile la manifestación?



Para responder a esa pregunta, debe primero consignarse que los límites del ejercicio de un derecho reconocido están fijados, en primera instancia, por el marco establecido por la ley y, en segunda y más importante instancia, por los derechos de los demás. En el caso de las marchas que comento, ambos límites están claramente superados. No sólo la ley las hace punibles, pues también la violentación de los derechos de quienes ven perturbada su existencia y dañados sus bienes públicos y privados hace indispensable el castigo ejemplarizador.



Lo que en verdad ocurre es que, bajo el declarado propósito de manifestarse, en verdad se trata del escondido propósito de presionar a la autoridad precisamente con los desmanes que se generan en esa forma. Para esa presión, que más bien merece el nombre de chantaje, el enmascarado que quema buses y saquea negocios es el más necesario de los actores, y, por tanto, los convocantes que dicen repudiar esos actos, en realidad cuentan con ellos para elevar el precio de contrariar sus demandas.



El Gobierno tiene todo el derecho y todas las armas para terminar con este tipo de chantajes a la sociedad, y su deber es hacerlo, puesto que la primera y más elemental de sus obligaciones es respetar y hacer respetar la Constitución y las leyes y proteger a los ciudadanos del atropello a sus derechos. La radical supresión de este tipo de mal llamadas manifestaciones es completamente compatible con el respeto al legítimo derecho de manifestarse, que obviamente puede ser ejercido, todavía con mayor eficiencia, de muchas otras maneras que no vulneran los derechos de los demás ciudadanos. En países de mayor cultura cívica existen lugares reservados para manifestarse sin causarle daño a nadie, y, ciertamente, hoy se dispone de muchos medios de comunicación que permiten una amplísima difusión de cualquier contenido que se quiera transmitir en el verdadero sentido de ese verbo.



Orlando Sáenz R.



Señor Director:



Violencia en las calles.



Estamos presenciando cómo la sociedad se anestesia ante el uso de la violencia en manifestaciones públicas. Desde las barricadas de años anteriores, los piedrazos y rayados, hemos llegado a la destrucción, sin miramientos, de la propiedad pública y privada. Ante esto, resulta inaceptable la posición adoptada por los representantes estudiantiles, en el sentido de no condenar enérgicamente formas violentas de dar a conocer sus reivindicaciones. Esta posición, contraria a la democracia e inconsecuente con su discurso de respeto a los derechos humanos, no es tolerada o compartida por miles de estudiantes que ven acalladas sus voces a la fuerza en aras de "la mayoría".



Ya es hora de terminar con la escalada de violencia social, repudiando a líderes que promueven formas antidemocráticas y devolviendo al movimiento estudiantil su sentido primario, cual es el de mejorar la educación chilena. Invitamos a la FEUC a pronunciarse públicamente en contra de cualquier forma de violencia que dañe la sana convivencia ciudadana.



María del Pilar Gras Achondo
María Jesús Wulf Le May
Movimiento Gremial UC.

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