Desde
hace mucho tiempo la democracia cristiana está a la deriva
ideológicamente
y
claramente ha “enajenado” sus valores a cambio de poder....
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EL
PRECIO DE LA DC,
por
Luis Larraín.
La
Democracia Cristiana está enfrascada en una polémica interna que
también alcanza a otros partidos integrantes de la Nueva Mayoría,
particularmente el Partido Socialista. En esta disputa, hay
cuestiones que están en la superficie, mientras otras permanecen
soterradas.
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En
lo aparente, se trata de una cuestión de fondo relacionada con dos
visiones al interior de la DC. Una, representada por Ignacio Walker y
Gutemberg Martínez, coquetea, aunque no se casa, con el concepto del
camino propio; en cuanto señala que la Nueva Mayoría no es una
alianza política sino una mera coalición electoral que les obliga
sólo durante el período Presidencial de Michelle Bachelet. Tras
esta posición está la convicción de que la DC tiene un ideario que
es distinto al proyecto socialista de Bachelet, en temas tan
importantes como la Educación o la legislación laboral. Hay en ello
algo de nostalgia de los tiempos en que la DC era el partido más
importante del país y tenía liderazgos tan fuertes como el de
Eduardo Frei Montalva. Para ser claros, no es que esta sensibilidad
deseche una alianza con la izquierda socialista, sólo que en ella,
de concretarse, la DC tendría mucho más que decir en materias
programáticas que hoy día.
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La
otra visión, defendida por el Senador Jorge Pizarro, no ve a la DC
en un domicilio político que no sea la Nueva Mayoría. Más allá de
las debilidades actuales de su líder, afectado por casos de
financiamiento de la política, esta postura ha sido en el pasado
reciente mayoritaria en la DC, tanto que en las últimas elecciones
internas del partido ganó la Presidencia que ejerce justamente Jorge
Pizarro. Para esta tendencia, las diferencias con el socialismo se
han difuminado, o al menos no alcanzan la relevancia suficiente como
para poner en peligro sus alianzas electorales.
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Planteadas
las posiciones, vale la pena ahora referirse a cómo ellas juegan con
los próximos procesos electorales. Está comenzando una negociación
tendiente a configurar listas para las próximas elecciones
Municipales, tanto a nivel de Alcaldes como de Concejales. Ya en ese
proceso, han surgido voces desde la izquierda –PS, PPD y Partido
Comunista- que pretenden exigir a la Democracia Cristiana la
convergencia hacia una candidatura Presidencial única como paso
previo a las definiciones electorales de la elección Municipal. Esta
exigencia, como se advertirá fácilmente, no es compatible con el
camino propio, pues aceptarla anticipadamente descartaría que la DC
pueda seguirlo. Tampoco conversa bien, hay que decirlo, con las
aspiraciones Presidenciales del Senador Ignacio Walker. Este último
ha señalado que por la misma puerta que entre Marco Enríquez-Ominami
a una primaria de la Nueva Mayoría, sale de ésta la Democracia
Cristiana.
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Para
Jorge Pizarro, en cambio, la candidatura Presidencial única no
parece representar una dificultad mayor y así lo ha hecho saber
públicamente.
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Empiezan
a develarse entonces, bajo el velo de distintas visiones acerca del
posicionamiento de la Democracia Cristiana en la política chilena,
estrategias personales distintas entre los líderes de la DC. Ellas
develan diferencias políticas, en cuanto representan visiones
distintas de sociedad en relación a la preeminencia del Estado o el
sector privado. También representan diferencias estratégicas,
porque: ¿no está acaso la DC abandonando el centro político,
dejando el camino libre a Andrés Velasco u otros candidatos a ocupar
ese espacio en la política chilena al no diferenciarse de la
izquierda de la Nueva Mayoría?
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Y
pueden representar también, objetivos distintos de la política.
Porque si las distintas visiones de sociedad sitúan esta disputa en
el terreno de las convicciones, la mera consideración de factores
electorales la enmarca principalmente en el ámbito de las
conveniencias.
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La
historia reciente de la DC ha sido una de claudicaciones a su ideario
socialcristiano. Pareciera que en definitiva, el precio de la
Democracia Cristiana siempre puede medirse en términos de cupos
Parlamentarios, de Concejales o Alcaldes; o bien en posiciones de
jefes de servicio e integrantes de un Gabinete en el Poder Ejecutivo.
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Si
es que estamos en lo cierto, más temprano que tarde, habrá un
acuerdo electoral para las próximas elecciones Municipales entre la
DC y sus socios de la Nueva Mayoría.