Terroristas asesinos.
Un
bombazo al momento de mayor concurrencia de público, que se registró a las
14.04 horas de este lunes (8), en el Sub Centro Comercial de la Estación del
Metro Escuela Militar, dejó ocho heridos de consideración, tres de ellos
graves.
Se trató,
como es habitual, de un extintor con pólvora negra y un mecanismo temporizador
depositado, en esta ocasión, en un contenedor del pasillo, situación que
aumentó el poder destructivo del artefacto. Una modesta trabajadora -aseadora
del Metro-, identificada como Marta Hernández sufrió la amputación traumática
de los dedos de su mano derecha.
Una
célula subversiva habría actuado en este atentado. Veinte cámaras de TV en
circuito cerrado dispuestas en el lugar, eran periciadas por el GOPE de
Carabineros. No se encontraron panfletos de algún grupo en particular. Sin
embargo, este mismo día la Corte Suprema rechazó anular el juicio y ratificó la
condena a los asesinos del Cabo de Carabineros, Luis Moyano, en el asalto al
Banco Security (2007). El Tribunal confirmó que los elementos del grupo
Lautaro, Juan Aliste, Marcelo Villarroel y Freddy Fuentevilla, deberán purgar
una pena total de 42 años.
El punto
es que el atentado en el Sub Centro del Metro Estación Escuela Militar, es
producto de la acción de militantes entrenados, organizados y decididos a
provocar el mayor daño posible.
Los
expertos consultados, consideran que estamos frente a los mismos sujetos que
actúan en distintos atentados, que responden a un plan cuidadosamente
elaborado. La rutina muestra que siempre opera un par de exploradores, los que
estudian el sitio y luego otra pareja que deposita la bomba. En parte se repite
la técnica utilizada en el atentado contra el Metro de la Estación Los
Domínicos (medianoche del 13 de julio) el que, providencialmente, no dejó
víctimas.
Pero el
asunto va más allá precisamente por la política que el Gobierno de Bachelet
aplica frente al terrorismo, al calificar los hechos tan arbitrariamente.
Porque los ataques en La Araucanía, a juicio de La Moneda, no constituirían
actos terroristas. Pero el criterio que se emplea para asumir los que ocurren
en la capital, si lo son.
En
realidad, ellos forman parte de un todo. Operan los mismos grupos ultra
radicales y antisistema: como los lautaristas aliados con anarquistas
insurreccionales u otros. Con todo para el Gobierno, en estos casos, como el de
este lunes 8 de septiembre, aquí actuarían "dementes, criminales,
delincuentes"; pero no terroristas. Tal doble estándar es repudiable
porque es funcional a este tipo de grupos.
En lo que
respecta al Ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, quien estimó tras el
atentado que aquí se justifica reformar la Ley Anti Terrorista, lo que
efectivamente hay, es un fracaso absoluto de la política de seguridad pública
porque se ha tratado de esquivar el bulto excusando la ineludible
responsabilidad Ministerial.
Sea en lo
relativo a la Ley Estadio Seguro, cuando bandas de barristas de claro tinte
extremo atacan violentamente a la policía o a otros de su mismo grupo o destrozan, asaltan y roban; en
la NO política frente a la acción de los "encapuchados" que lanzan
bombas "molotov" a la fuerza pública en las marchas o desde los
propios recintos universitarios; en la actitud contemplativa frente a las
organizaciones anarquistas ultras; en las declaraciones increíbles del Subsecretario
Mahmud Aleuy: "cajero explotado, banco multado"; en la
condescendencia; todo ese criterio irresponsable, es parte del fracaso global
de este gobierno ¡qué decir de la actuación de los Jueces ultra garantistas y
su actitud complaciente como el llamado "caso bombas" o simples
delitos comunes!
De allí
que varios Gobiernos extranjeros, hayan decidido alertar a sus ciudadanos sobre
el peligro del "terrorismo subyacente" en Chile, lo que desde luego
acarrea consecuencias de todo orden. Pero para nuestro Poder Ejecutivo, Chile
es un país "tranquilo"
El punto
es que esto recién comienza. Entramos a la segunda fase de la acción de los
grupos terroristas que ahora indiscriminadamente, causan víctimas, hieren o
asesinan personas. Ya no es "terrorismo subyacente" es ¡TERRORISMO! y
punto.
(Tomado de Despierta Chile)