Marco Enríquez-Ominami
afirmó que la
primera vuelta Presidencial
en Chile ‘’será
una primaria’’, tras aceptar oficialmente su
candidatura Presidencial del
partido de su
creación, el PRO.
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Violentos bombardeos sacuden
a Homs, la
aviación y la artillería del
régimen del Presidente
Bashar al-Assad bombardeó
este viernes un barrio
de la segunda ciudad más
importante de Siria.
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Antonis Samaras, Primer Ministro
de Grecia,
dijo que ‘’La democracia
griega afronta tal vez su
mayor reto. La gente sabe
que este Gobierno
es la última oportunidad. Si
fracasa, nos espera
el caos’’.
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Cerca de 67,2 millones de
personas vieron el
debate entre el Mandatario
demócrata,
Barack Obama y el candidato
republicano,
Mitt Romney, al que los
medios y analistas
dieron como ganador.
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El Papa Benedicto XVI
convocó a los Obispos
para iniciar la ‘’nueva evangelización’’,
la asamblea
coincidirá con el
lanzamiento de ‘’el Año de la
Fe’’ y el 50° aniversario
del Concilio Vaticano II.
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Sobre política y
malestares,
por Miguel Luis Amunátegui M.
En marzo de 2006, en
el seno de la Comisión Justicia y Paz del Episcopado, expuse acerca de la muy
alarmante crisis institucional que se abatía sobre el país, por las
consecuencias que generaría para la estabilidad de nuestra democracia, el
bienestar de su población, la unidad del país, su Gobernabilidad y su
soberanía. Todo el andamiaje político se debilitaba porque nada ni nadie era
capaz de exigir estándares morales significativos para revertir esta deplorable
situación.
Aludía así al
incremento de la corrupción y de la irresponsabilidad imperante. Los índices
señalaban que el 40% consideraba corruptos a los partidos políticos, siendo
ellos, supuestamente, la primera herramienta para captar las inquietudes de la
población, orientar el debate público, jerarquizarlo y buscar la transformación
de la voluntad de la población en decisiones públicas; el 35% consideraba lo
mismo de Investigaciones; el 33%, del Poder Judicial, y el 24%, de las empresas
públicas. Además, la confianza en los Ministros de Estado había descendido al
8%; en los Ministros de la Corte Suprema, al 7%, y en los Senadores y Diputados,
al 2%.
En otras palabras,
los escándalos se sucedían en todos los poderes del Estado y las bases
esenciales de la institucionalidad se estaban erosionando dramáticamente. No se
advertía quién podía alzar la voz antes de que fuera tarde y mi esperanza se
cifraba en que el Episcopado, con la fuerza moral con que defendió los derechos
humanos, pudiera hacerse presente y exigir estándares éticos rigurosos a todo
este ámbito, como deber de país. Pero no ocurrió nada y la irresponsabilidad
continuó su camino, como era esperable, hacia las protestas multitudinarias de
los que ya, con razón, en nada creían.
Hoy, sin embargo,
cuando entre otras cosas el 81% de los chilenos califica al sistema Judicial
como poco o nada confiable, algunos señores Obispos, junto al señor Arzobispo
de Santiago, sin una palabra para ponderar el deplorable cuadro del sistema
político institucional y haciendo inexplicable silencio sobre los enormes y
destacados esfuerzos desplegados por el Presidente Piñera y su Gobierno, así
como respecto del crecimiento y la notable mejoría que han experimentado el
país y su gente, con los esfuerzos desplegados en tal sentido desde los 80, por
los seis últimos Gobiernos, consideran la necesidad de formular un juicio
crítico que sólo deja en evidencia una gran falta de prolijidad técnica para
procesar los datos y la realidad.
Ninguna duda cabe de
que un período de crecimiento sostenido como el que hemos vivido debía,
finalmente, empoderar a una clase emergente que, al fin, ha visto cerca su
posibilidad de acceder a los bienes de la educación, la cultura y la
estabilidad laboral y por ello se ha tornado legítimamente exigente. Tampoco le
cabe que un sistema como el imperante requiere de los permanentes ajustes que
previó Wilhelm Roepke, esencial en la promoción de la economía social de
mercado en Alemania, quien advertía que ella requería de instituciones fuertes,
independientes y oportunas para defender el derecho de las personas, evitar las
concentraciones de poder monopólicas o estatales y hacer imperante una
acendrada moral empresarial, cuestiones por las que, sin duda, hay que luchar,
en lugar de lamentarse y sostener derroteros ya recorridos con malos resultados
y que sólo postergaron, en el pasado, el bienestar de todos los chilenos.
Haciendo espacio a la
verdad diremos que es alentador observar que junto a un inherente malestar, por
las razones aludidas, hemos podido constatar que:
1. La pobreza extrema
cayó de 3,7% a 2,8% entre 2009 y 2011, lo que significa que 148.000 personas
salieran de la indigencia en el período. Es la tasa menor en los 25 años que
registra la Casen.
2. La diferencia
entre el 10% más rico y el más pobre, que considera los ingresos monetarios,
cayó de 45 veces a 35,6 entre 2009 y 2011, la mayor baja desde que se mide la
Casen (1987).
3. Todo ello
significa que tanto la pobreza extrema como la diferencia de ingresos llegaron
a sus mínimos niveles en 2011, lo que se explica por el incremento del empleo
en los grupos de menores ingresos y una mejor focalización de las políticas
sociales.
4. Y es que el empleo
y los ingresos autónomos de los hogares más vulnerables (10% más pobres -primer
decil- entre 2009 y 2011 crecieron 9,8% y 25,1%; es decir, mucho más que
cualquier otro grupo.
5. El crecimiento de
los ingresos autónomos de los hogares del 10% más pobre equivale a un
crecimiento promedio anual de 12% real; vale decir, es el doble que el
crecimiento del PIB en el período (6%) y es el triple que el del decil de
mayores ingresos.
6. Este último bienio
es el período en el que más crecen los ingresos de los hogares más pobres desde
que se mide la Casen, y la proporción de transferencias del Estado a los
hogares del 10% más vulnerable aumentó de 26,6% a 28,1% del total. Y académicos
concluyen que la pobreza hubiese llegado al 22% en lugar del 14,4% si el país
no hubiera crecido al 6%
El reino de los cerdos,
por David Gallagher.
Si
hay una fuente de desigualdad en el mundo, es la que se da entre humanos y
animales, sobre todo aquellos que llamamos "domésticos" y criamos
nada más que para comerlos. Por algo hay gente que por razones puramente
morales, no come carne. J. M. Coetzee ha convertido la matanza industrial de
animales en un tema recurrente de sus novelas, comparándola hasta con el
Holocausto. Pero no es un tema que nos provoque mucha angustia, porque nuestras
preocupaciones éticas son débiles cuando no las detona un disgusto estético,
que en este caso se da poco, porque en general no vemos a los animales morir.
Por otro lado no sentimos que haya riesgo en oprimirlos; no esperamos un súbito
alzamiento de vacas camino al matadero, o que de repente se subleven los cerdos
de Freirina y expulsen a los humanos para liberarse de su hedor.
Pero
es justo lo que pasa en "Rebelión en la granja", la gran novela de
George Orwell, de 1945, en que los animales, liderados por dos jóvenes cerdos
llamados Bola de Nieve y Napoleón, se toman la granja de Mr. Jones. Actuando en
nombre de la justicia y de la igualdad, imponen los Siete Mandamientos del
Animalismo, de los cuales los más importantes son "Quien camina en dos
patas es un enemigo" y "Todos los animales son iguales". Pero
poco a poco los cerdos cobran ascendencia, y se da una ardua lucha por el poder
entre Bola de Nieve, quien propone construir un molino de viento, y Napoleón,
opuesto a la idea. Napoleón gana y, convertido en dictador, anuncia, con el
envidiable desparpajo de los dictadores, que el molino se le había ocurrido a
él. La igualdad, la justicia y el molino, de ser los fines para los cuales el
poder era un medio, pasan a ser ellos mismos los medios -más bien retóricos-
para consolidar el poder, ya convertido en el único fin. Los cerdos empiezan a
andar en dos patas, y a vestirse como humanos. Los mandamientos originales son
modificados, hasta que quedan sólo dos: "Cuatro patas bien, dos patas
mejor" y el famoso "Todos los animales son iguales, pero algunos
animales son más iguales que otros".
Para
Orwell la novela era, claro, una sátira de las dictaduras de Hitler y Stalin.
Pero la alegoría es aplicable en cualquier circunstancia en que el poder deja
de ser un medio y pasa a ser un fin. En Chile, ya lo es para muchos de nuestros
políticos. Por eso fue oportuno que en el último Ch.ACO, la feria de arte que
se celebró recién en la Estación Mapocho, hayan invitado a Gonzalo Sánchez a
colocar allí una ingeniosa instalación inspirada en la novela de Orwell. Nada
mejor para ayudarnos, en esta larga temporada de elecciones, a analizar a cada
candidato, haciéndonos siempre la pregunta clave: ¿tiene algo valioso que
ofrecer, o busca el poder sólo porque sí?
En
general, el político que busca el poder porque sí no más se da con más
frecuencia en países -y Chile es uno- en que se ha debilitado el concepto de
liderazgo. Países en que, en vez de conducir a la gente, en vez de buscar el
poder para realizar algún propósito valioso, los políticos se dejan guiar por
encuestadores y marqueteros. Cuando actúan así se asemejan a los cerdos de
Orwell. Es cierto que en una democracia no matan para llegar al poder, pero
como éste es lo único que les importa, son poco más que una parodia del cerdo
Napoleón, una versión soft , mediocre de él.
Esos
cerdos caminando en dos patas nos hacen pensar en otra cosa: en que la novela
es una alegoría de América Latina. Acemoglu y Robinson, en su libro reciente
sobre por qué los países fracasan, se asombran de lo poco que disminuye la
desigualdad en esta región tan proclive a las revoluciones. Una y otra vez los
cerdos revolucionarios terminan caminando en dos patas, como los
"boligarcas" de Chávez o los comunistas en Cuba.
Impunidad
judicial,
por José Francisco García.
Controversia
está generando la decisión de una Juez
de Garantía respecto de no decretar prisión preventiva para el hincha confeso
de haber asesinado a un barrista de Colo-Colo. Frente a esta situación, el Gobierno
sostuvo que se encuentra estudiando modificaciones a la legislación procesal
penal vigente. Ello debe ser bienvenido; lo fundamental ahora es tener un buen
diagnóstico de las falencias existentes y proponer los remedios adecuados.
Nadie
duda de que la legislación procesal penal actual, aquella derivada del proceso
de reforma procesal penal, plenamente vigente en nuestro país desde 2005, ha
sido extraordinariamente positiva en diversos ámbitos: eficiencia en el uso de
recursos, eficacia para conseguir condenas, disminución de los tiempos de los juicios,
etc. También lo ha sido desde la perspectiva de los derechos fundamentales de
los victimarios. Pero existen falencias.
Una
de ellas y que casos como el actual -o Pitronello- suelen poner en evidencia,
dice relación acerca de cómo controlar a los Jueces que manifiestamente se
apartan de la norma o el precedente Judicial arraigado, sustituyéndolo, al
parecer, por sus propias preferencias políticas, morales o culturales (si
seguimos parte de la literatura norteamericana sobre comportamiento Judicial).
En
una reciente encuesta de opinión pública, de Libertad y Desarrollo, sobre
percepción de la justicia (disponible en www.lyd.org)
, no sólo un 81% de los encuestados calificó el Poder Judicial en general como
nada o poco confiable, sino que, entre aquellos que declararon haber
participado en un juicio, un 60% evaluó el trabajo del Tribunal como malo o muy
malo. Asimismo, un 43% de los encuestados sostuvo que los Jueces debían ser
evaluados por un órgano independiente al Poder Judicial, mientras que un sorprendente
32% se manifestó favorable al control ciudadano por la vía de las elecciones.
Sólo un 12% se inclinó por el actual sistema de calificación por el superior
jerárquico.
Los
encuestados andan cerca de lo que están haciendo los países desarrollados, donde
la regla de control de los Jueces es la evaluación por desempeño, la que debe
considerar no tan sólo una multiplicidad de instrumentos (benchmarking,
auto-evaluación, evaluación de pares, evaluación por expertos, encuestas de
satisfacción de usuarios, etc.), sino que tanto indicadores cuantitativos
(volumen de trabajo; complejidad de los asuntos; cumplimiento de plazos
procesales; etc.), como cualitativos.
Y
son estos elementos cualitativos -la evaluación del proceso de decisión
judicial y de la decisión judicial misma- los que hoy están en juego en
decisiones manifiestamente erróneas, como la que nos convoca. En Chile hay
muchos críticos de la evaluación cualitativa; para ellos, cualquier
intromisión, siquiera indirecta, en la decisión judicial implica vulnerar la
independencia judicial del Juez que está fallando el caso concreto. Pero basta
darse una vuelta por los países Ocde (pienso en la reforma de 2002 de los
Países Bajos como paradigma) para ver cómo no sólo se ha instalado la
evaluación rigurosa del proceso de toma de decisiones judiciales y la decisión
misma. ¿La razón? El convencimiento de que en sociedades democráticas ninguna
Autoridad, ni siquiera los Jueces, puede estar exenta de un escrutinio exigente
respecto de su labor.
Elecciones en Venezuela,
por Mario Montes.
Un fuerte
sector ciudadano espera encontrar un nuevo camino para Venezuela destronando al
grosero tirano, Hugo Chávez, que pretende una nueva reelección que le llevaría
a 20 años en el ejercicio de un poder totalitario que ya se ha apoderado del
control de todos los poderes del Estado y controla con mano férrea toda la
institucionalidad de ese riquísimo país en petróleo.
Llama la atención que este presunto
buen polemista al que se le adjudica una gran capacidad de reacciones se haya negado
a tener un debate o foro con su adversario, lo que no resulta muy extraño en un
sujeto cuyo gran argumento es la descalificación y el insulto, nos parece que
tuvo miedo de tener que enfrentarse a argumentos y a acusaciones por los malos
manejos de su Administración.
No tenemos pronóstico alguno sobre los
resultados de los comicios, que las encuestas dan como muy estrechos, algunos
sondeos pronosticando el triunfo del autócrata, otros vaticinando la victoria
del desafiante, pero, si pensamos, que por el bien del pueblo venezolano, ojalá
triunfe la oposición para que ponga fin a la dilapidación de fondos públicos y
a la aguda corrupción chavista.
El
discurso de cierre de campaña del tirano
fue lo de siempre, la repetición de consignas atractivas, pero vacías, y un
constante insultar a su rival por el solo delito de oponérsele, por el otro
lado, el discurso de Capriles fue una verdadera oda a la esperanza en recuperar
un camino de progreso, asegurar al pueblo seguridad, terminar con las dadivas
con que Chávez compra amigos y que haya trabajo digno para los venezolanos
Venezuela
es un país rico, si el Gobierno deja de regalar los recursos que produce, para
ayudar o comprar a sus amigos rojos, si se revitaliza el comercio, la industria
y la agricultura, con un Estado serio que imponga condiciones de justicia
distributiva, tendremos a corto plazo a un país pujante y entrando a estadios
diferentes de desarrollo, con un pueblo feliz y capaz de satisfacer sus
necesidades.
Sin
duda mañana, domingo 7 de octubre, se enfrentarán dos formas de Gobierno, una a
imitación de la dictadura que ha tiranizado a Cuba durante más de 50 años, la
otra un sistema democrático que con base en las libertades personales logre el
progreso de ese país, una distribución más equitativa de los ingresos, termine
con las odiosidades sociales y de a la ciudadanía la seguridad publica que
requiere.
No
nos hacemos muchas esperanzas, ya el mundo ha sido testigo de los fraudes
permanentes con que el dictador ha manipulado los procesos electorales, las
bribonadas con que ha logrado acomodar la Constitución y las Leyes a sus
ambiciones personales, pero, esperamos que en esta oportunidad haya decidido
jugar limpio y respetar la voluntad de un pueblo hastiado de sus inequidades.
Nuevas
ofertas académicas.
Entre
los problemas que enfrenta hoy el sistema de educación superior chileno, los
más visibles derivan de la calidad y el financiamiento, en los que el
movimiento estudiantil ha puesto el mayor acento. Pero tan importante como
ellos es el mantenerse conectado con los veloces cambios del medio externo, que
exigen más egresados en ciertas disciplinas y menos en otras, así como
renovados conocimientos y habilidades y, aun más, profesionales para disciplinas
o especialidades que antes ni siquiera existían. No debe extrañar, por tanto,
que las distintas universidades del país estén ofreciendo hoy más de 40 nuevas
carreras para los cerca de 250 mil estudiantes que en un par de meses más
estarán rindiendo la PSU y postulando a la educación superior. De hecho, esta
gama de nuevas opciones habla de la capacidad de adaptación del sistema, lo que
debe ser bienvenido en un mundo tan dinámico como el actual.
Especial
atención han recibido las áreas de minería y salud, cuyo campo profesional ha
crecido mucho en los últimos años. Así, se han abierto carreras como
obstetricia, odontología, enfermería, fonoaudiología, kinesiología, nutrición y
dietética, química y farmacia, ingeniería en prevención de riesgos, ingeniería
bioinformática, ingeniería en biotecnología e ingeniería civil en minas. En
campos emergentes, destacan carreras como diseño en variadas especialidades -de
productos, vestuario, juegos digitales, entre otros- y gestión de recursos
acuícolas.
Por
otra parte, en línea con la cada vez mayor atención que está cobrando la
educación escolar, la U. Católica de Chile abrirá la carrera de pedagogía en
enseñanza media, para ofrecer una opción más directa que el tomar la
licenciatura y luego una pedagogía, lo que hoy desalienta a muchos estudiantes
que quisieran ser profesores en ese nivel. La U. Diego Portales, por su parte,
abrió la carrera de educación diferencial, y la Metropolitana de Ciencias de la
Educación hizo lo propio con licenciatura en música.
Este
dinamismo del sistema de educación superior, en Santiago y en Regiones, a nivel
público y privado, debe ser alentado, sin perjuicio de mantenerse atentos a la
calidad de los programas ofrecidos y a su real conexión con las necesidades del
mercado. No basta aumentar la oferta de programas en línea con las demandas del
mundo laboral, sino también garantizar que los profesionales egresados
respondan efectivamente a las necesidades del país.
Modernización
del sistema registral chileno.
Ha
trascendido que el Gobierno daría a conocer en breve dos proyectos para mejorar
algunas de las evidentes deficiencias y anacronismos del sistema registral
vigente en Chile, cuya administración se encuentra principalmente en manos de
Notarios y Conservadores. No se conoce aún su articulado, pero, al parecer, uno
de ellos regularía el nombramiento de estos funcionarios, contemplando medidas
novedosas de transparencia y competitividad, como el ingreso a esa actividad
mediante una prueba que les asignaría un puntaje con vigencia de dos o tres
años, y un escalafón de ascensos. Cada tres o cuatro años deberían rendir
pruebas de conocimiento, y sólo permanecerían quienes estén actualizados. Se
pondría fin al sistema de ternas presentadas por las Cortes y designación por
el Ministerio de Justicia. El segundo proyecto mejoraría, entre otros, las
garantías de fe pública y abriría vías para hacer efectiva la responsabilidad
de los Notarios.
Efectivamente,
la falta de transparencia en los nombramientos y las extraordinarias
dificultades para hacer efectiva la responsabilidad de estos funcionarios
cuando no cumplen sus deberes aparecen hoy como los principales defectos que un
proyecto de reforma debería atacar, en congruencia con el ánimo innovador del
actual Gobierno.
En
el caso de los Notarios, quienes utilizan sus servicios pueden constatar cómo
hace ya tiempo que las tarifas se han distanciado de las establecidas en forma
vinculante por reglamento. Y se observa que en no pocas notarías las
expresiones "comparecen" o "firmó ante mí" son fórmulas
vacías, pues no es infrecuente que el Notario se satisfaga con la presentación
de las cédulas de identidad, o incluso de una fotocopia de ellas. Aunque esta
"facilitación" de los trámites es comprensible y probablemente en
algunos casos indispensable, cabe preguntarse si tal constatación no debería
llevar a un análisis tanto acerca del valor de la firma del Notario como de la
racionalidad -y la actual funcionalidad para el país y su modelo de desarrollo-
de mantener el sistema notarial tal como funciona presentemente. En el caso de
los Conservadores de bienes raíces, hoy resulta perfectamente posible, por
ejemplo, que un sujeto utilice un poder falso para vender una propiedad ajena a
un tercero de buena o mala fe, y que el Conservador practique sin más la
inscripción a nombre de este último. Las acciones legales para revertir esta
situación pueden costarle al genuino dueño de la propiedad una buena parte del
valor de esta última. Por cierto, se puede sostener que el Conservador no está
obligado a contar con que uno de los comparecientes en la escritura de venta
actúa con un poder falso, y que es discutible que el poder para suscribir una
escritura pública deba constar a su vez en un documento de esta clase. Pero las
situaciones de esta especie podrían reflejar que el valor agregado de las
intervenciones de los funcionarios que administran el sistema registral es
menor que cuanto se supone o espera.
También
por otros motivos existe gran expectación en torno a estos proyectos de
reforma. El gremio de los Notarios y Conservadores es extraordinariamente
poderoso e influyente, al punto de que ni siquiera el Gobierno Militar logró
articular una reforma al estatuto de sus funciones, si bien ya entonces era
manifiesto que requería una actualización muy profunda. Asimismo, el actual
Presidente de la República es uno de los políticos que con mayor persistencia
han venido insistiendo desde 1990 en la necesidad de estos cambios. Es de
esperar que la oposición gremial -comprensible, pero no concordante con el
interés general- no consiga impedir esta vez un avance realmente sustancial y
necesario en esta materia. Si el Sernac y otras instancias han logrado mejoras
significativas en materia de reforzar los derechos de los usuarios en
diferentes áreas, no hay motivo para que no reciban igual opción quienes
demandan estos servicios, que con gran frecuencia responden a un mandato legal.
Los
significados de la Municipal y el lío PPD.
Ni
siquiera el masivo despliegue de propaganda en las calles parece hasta ahora
encender los ánimos ciudadanos respecto de la elección Municipal, ni alterar lo
que se ha vuelto una de sus características: la intensa preocupación política,
no tanto por los comicios mismos, como por sus consecuencias e impactos en las
posteriores carreras Parlamentaria y (sobre todo) Presidencial. Así, tan
importantes como los resultados del 28 de octubre son desde ya —para partidos y
coaliciones— las lecturas que se puedan hacer de ellos. De ahí (al margen de
las advertencias de Contraloría) la cautela de los Presidenciables aliancistas
(y más específicamente de Laurence Golborne, pues Andrés Allamand optó hace
mucho por la prescindencia total) a la hora de definir en qué Comunas apoyar
postulaciones, evitando involucramientos excesivos en una contienda cuyo
desenlace asoma incierto.
Incluso,
las asimétricas estrategias de uno y otro sector tienen allí explicación. La
Concertación se juega por politizar los comicios, pero de dos maneras. Uno,
privilegiando el rótulo «oposición» por sobre su devaluada marca propia, en la
idea no sólo de abrirse a otras fuerzas (léase PC), sino también de capitalizar
a partir de la baja evaluación Gubernamental en las encuestas: la elección como
plebiscito. Y dos, identificando a sus candidatos con la figura de Michelle
Bachelet: la elección como anticipo para el regreso de la ex Mandataria. Todo,
apuntando no sólo a maximizar su votación el 28, sino a transformar esa noche a
la ausente ex Presidenta en triunfadora. Se trata de una apuesta no exenta de
riesgos (¿qué pasa si Carolina Tohá, el gran rostro bacheletista de esta
elección, sufre un traspié importante en Santiago?), y donde bochornos como el
de hoy en la celebración del No confirman que los tiempos que corren no son
favorables a ninguna coalición. Con todo, la Concertación parte de la base de
que no tiene demasiado que perder esta vez: habiendo sido decepcionante su desempeño
en 2008, en la anterior Municipal, ahora sólo podría remontar.
En
el oficialismo, el análisis es inverso: la baja popularidad del Gobierno (el
Presidente cayó cuatro puntos, a 32%, en la Adimark de ayer) lleva a que muchos
opten por la despolitización, intentando centrar la contienda en el campo local
y en la evaluación del desempeño concreto de cada Alcalde. Con ello se busca
evitar, por una parte, que el juicio al Ejecutivo «contamine» la elección, y,
por otra, que un eventual retroceso respecto de 2008 sea leído como un anticipo
de derrota para el próximo año.
Pero
la extrema mediatización de las elecciones Municipales tiene aun otra expresión
en la competencia entre las dos listas de concejales opositoras: la del eje
histórico DC-PS versus el pacto progresista PPD-PR-PC. Muchos ven en este duelo
una medición de fuerzas respecto del futuro de la Concertación, de sus énfasis
programáticos (más o menos a la izquierda) y hasta de los contenidos de una
eventual Administración Bachelet. El conflicto vivido esta semana al interior
del PPD, sin embargo, muestra que la realidad es aún más compleja.
Nada
de amarres.
El
origen de la disputa, como se sabe, está en el documento programático con que
los partidos del pacto progresista acompañarán el lanzamiento de sus
candidaturas Alcaldicias. El punto es que, para el sector disidente del PPD
(que une a laguistas y otros críticos del girardismo), el texto original (donde
se notaba en demasía la mano del PC) iba mucho más allá de lo aceptable para
ellos (estatización de la salud y la energía, por ejemplo, lo que con
sospechosa facilidad ha sido ahora eliminado). Desde esa perspectiva, su
crítica es comparable a la que hace Camilo Escalona a los comunistas por
intentar imponer la idea de la asamblea constituyente. Incluso podría situarse
dentro de la inquietud transversal que una parte de la Concertación tiene
respecto de una excesiva izquierdización opositora.
Pero
el cuestionamiento no es sólo a los contenidos del documento y a la influencia
de la hoz y el martillo, sino a sus alcances: los disidentes PPD rechazan, más
allá de algunas definiciones generales, suscribir un texto con franco sello de
programa Presidencial. A no equivocarse: no hay en su postura anticomunismo; de
hecho, fue cuando ese sector (encabezado por Carolina Tohá) dirigía el partido
que se decidió pactar en Concejales con el PC, generando toda una crisis en la Concertación.
El punto es que, aunque apoyan incorporar a los comunistas a la plataforma
opositora 2013, no ven su propio futuro tan estrechamente amarrado con ellos.
Todo puede cambiar.
En
el análisis de este sector, los ordenamientos postmunicipales pueden terminar
siendo distintos de los que hoy marcan la contienda. Esto, porque tanto el PC
como los radicales ya han adelantado su decisión de levantar cartas propias
para la definición Presidencial opositora, mientras que el PPD privilegia
abrumadoramente la opción Bachelet, lo que debiera separar sus caminos y llevar
a un acercamiento entre este último partido y los socialistas (máxime si la DC
a su vez persevera en proclamar a algún postulante de sus filas). En ese
escenario dinámico, los equilibrios de fuerzas dentro de la oposición (y por
tanto las posibilidades de influencia en un eventual próximo Gobierno) no
estarían definidos por los actuales pactos Municipales, sino por el peso
específico de cada partido. No se trata, ni con mucho, de un diagnóstico
unánime: el propio Presidente del PPD, Jaime Quintana, se jugó en agosto por la
idea de proyectar al próximo año la actual fórmula e ir también en dos nóminas
Parlamentarias. Pero esa falta de unanimidad al interior del supuesto partido
articulador del progresismo es en sí misma reveladora y lleva al menos a una
conclusión: en la batalla larga por definir la plataforma Bachelet y las posiciones
de poder en un eventual Gobierno suyo, la definición de los reales vencedores y
vencidos la noche del próximo 28 puede ser mucho más difícil de lo que hoy
algunos creen.
Primer
debate presidencial en EE.UU.
A
poco más de un mes de las elecciones del 6 de noviembre, la campaña Presidencial
norteamericana tuvo el miércoles por la noche el primero de los cuatro debates
que sostendrán los candidatos. Mientras el aspirante republicano, Mitt Romney,
se mostró asertivo y bien preparado, el abanderado demócrata, el Presidente
Barack Obama, se vio inseguro e incapaz de responder adecuadamente ante las
palabras de su rival. Según todas las encuestas, el resultado fue una sólida
victoria del republicano. Incluso, en algunos sondeos, la diferencia a favor de
éste alcanzó niveles históricos.
No
es claro si este debate tendrá un efecto duradero que repercutirá en el
resultado final. Sí resulta evidente que con esto ha quedado en evidencia la
utilidad del instrumento para confrontar posiciones y actitudes, así como para
influir en el desarrollo de una campaña Presidencial. Un debate bien definido,
con reglas claras y que permita a los candidatos exponer con calma sus puntos
de vista constituye un eficiente mecanismo para que el electorado se forme una
opinión y reciba información acerca de los postulantes y sus plataformas.
El triunfo de Romney ha servido para revitalizar
una campaña que algunos ya daban por definida a favor del Presidente Obama,
quien hasta ahora exhibe una ventaja relativamente cómoda en aquellos Estados
que aparecen como decisivos para definir al ganador final. El hecho de que el Presidente
saliera ayer con un discurso más agresivo, que cuestiona la veracidad de los
argumentos desplegados por su desafiante, es una muestra clara de que ha
sentido el impacto de su pobre desempeño y de que la campaña ha entrado en una
dinámica nueva.
UNA
CARTA PARA MEDITAR
Señor
Director:
Chilenismo.
Nos
escandalizamos porque nos dicen «huevones». Sólo pequeños ejemplos de la
justificada razón para usar este chilenismo:
Hemos
aguantado por años la pésima calidad del Transantiago.
Dejamos
libres a los asesinos confesos.
Nos
engañan las compañías de todo tipo, especialmente las telefónicas, que parecen
tragamonedas que se comen todo, hasta los minutos que nos quedan de un mes para
el otro.
Hacemos
mal las licitaciones.
Estamos
plagados de delincuentes, con una reforma procesal penal que perjudica a las
víctimas.
El
Congreso critica a cada Gobierno que esté de turno, pero no son capaces de
hacer proyectos que ayuden a cambiar en forma definitiva y para bien a este
país.
Copiamos
todo de Estados Unidos y están más mal que nosotros.
Hablamos
un español chileno y cada mañana nuestra TV muestra una montonera de
«opitontos» que ofician de periodistas, denigrando esa gran profesión.
Chile
entero parece un desierto y no hay nadie, ni menos los bullados y a veces
grandilocuentes movimientos de defensa del medio ambiente, que haga algo. Si no
lo cree, mire todos los vertederos clandestinos, incluso los que ven todas las
Autoridades, invitados especiales y extranjeros que vienen desde el aeropuerto.
Llaman
a protestas como si fuera un carnaval de bombas y destrozos.
Sería
largo de enumerar, y la verdad que hay que ser muy huevones para aguantar
tanto.
Silvia
Rivera.
La concertación cayó su
propia trampa:
fue “funada” por estudiantes secundarios.