Tú, hipócrita elector...,
por Cristián Warnken.
No pretendo de ninguna manera insultarte con el
título de esta columna. Tengo la más alta opinión de tu calidad de ciudadano de
la República y considero que eres o debieras ser el verdadero protagonista de
la política, esa con "p" mayúscula que pensara e inventara un lúcido
griego hace varios milenios. Sólo estoy jugando con unos versos del poeta
Charles Baudelaire, que en el poema inicial de su libro "Las flores del
mal" de pronto interpela directamente al lector y le dice: "Tú,
hipócrita lector, mi semejante, mi hermano". Baudelaire acababa de
enumerar los "monstruos" que están enquistados en lo más profundo de
nuestro ser: la mezquindad, la tontería, el error, la laxitud. Pero hay uno
-según el poeta- que es el más malvado, el más inmundo y lóbrego de todos, y
ése es el Tedio ( spleen , que es la palabra inglesa que usa Baudelaire, podría
también traducirse como "aburrimiento").
El "Tedio" lo devasta todo; con un
solo bostezo "devoraría el orbe". Por lo demás, nuestra sociedad del
espectáculo y la farándula se sustenta en el miedo que todos le tenemos al
aburrimiento. Huimos de él, no lo enfrentamos, no queremos estar a solas con
él. Heidegger, en cambio, celebra el aburrimiento, porque lo considera la
antesala de la angustia, y es sólo a través de la angustia que tocamos los
bordes de nuestro ser más profundo. No se trata de quedarse pegados en la
angustia por la angustia. Una vez vivida a fondo, con coraje y autenticidad,
podemos volver a la vida con un nuevo entusiasmo, y celebrar un nuevo comienzo.
Toda esta larga digresión es para invitarte,
lector, a asumir tu condición de elector con plena lucidez y responsabilidad e,
incluso, gozo. Baudelaire le dice al lector que es hipócrita, porque éste hace
como si lo que el escritor escribiera no le estuviera sucediendo a él; por eso
lo llama "mi semejante, mi hermano". El no hacerse cargo de lo que
ocurre en el país es ser hipócrita, asumiendo el deber cívico con tedio,
pasividad e incluso cinismo.
Es fácil que culpemos a los políticos por el
estado lamentable de nuestra política. Si ellos están ahí, es porque los hemos
dejado hacer, porque muchas veces o los hemos votado sin informarnos, por pura
inercia, o no hemos ido a votar porque creímos que ya no era posible cambiar
nada. En ambos casos, hemos sido cómplices de la decadencia, hemos sido
"hipócritas electores".
Lo importante no es votar o no votar: ése no es
el dilema. Si votas, hazlo con plena conciencia, infórmate y piensa. Que la
raya sobre el voto no sea un gesto vacío y azaroso. Si votas por un
candidato-cualquiera éste sea-, hazlo por sus cualidades y proyectos, y no por
"tincada" o resignación. Y si votas nulo, que éste sea un voto nulo
activo, reflexivo, de protesta con esperanza, porque no te conformaste con los
"ofertones" o los "saldos" que te ofrecen los partidos
políticos como alternativas esta vez, pero estarías dispuesto en la próxima
elección a aceptar una oferta política de mejor calidad. O sea, con tu voto
nulo estás obligando a los partidos a hacer mejor su trabajo.
Y si decides no ir a votar, es tan radical
(aunque legítima) tu opción, que la entiendo y respeto, siempre y cuando estés
dispuesto a participar activamente en la creación de nueva política, mejor que
ésta. Te estoy invitando, por lo tanto, a asumir la condición de elector con
"oficio de ciudadano", como propone el filósofo español Fernando
Savater.
Hipócrita elector, mi semejante, mi hermano: a
pocas horas del rito ciudadano, no te dejes confundir ni por los cantos de
sirena del marketing vacío ni por las campañas de terror que andan circulando
por estos días contra el voto de legítima protesta. Decidas lo que decidas, que
esa decisión, secreta y sagrada, sea el resultado no de una indiferencia
hipócrita, sino de una angustia comprometida: la angustia por el estado de
nuestra política, que empieza a importarte cuando descubres que la política
también eres tú.
Nota de la Redacción:
Generalmente
no estamos de acuerdo con las opiniones políticas de don Cristián Warnken,
aunque debemos reconocer que le admiramos cuándo toca los temas culturales, que
consideramos simplemente magistrales.
Creemos
que esta columna, publicada por el Mercurio, es un llamado clarísimo a
enfrentar las elecciones del domingo con responsabilidad y seriedad ciudadana, votando
por los mejores o absteniéndose cómo
protesta.
Año de la Fe,
por Luis Eugenio Silva.
Benedicto XVI ha proclamado un “Año de la Fe”
para los creyentes, los agnósticos, los que vacilan, los ateos o los que tienen
su fe debilitada.
Fe es garantía de lo que se espera, prueba de
realidades que no se ven (Hebreos 11,1). Esta definición del don de la fe se
escribió cuando los cristianos de origen hebreo del siglo I se encontraban
descorazonados por las persecuciones y sus divisiones internas. El autor señala
que la fe está orientada hacia el futuro y no se adhiere más que a lo
invisible. Fe es, entonces, una posesión anticipada y garantizada de realidades
celestiales, pero no un escape al mundo, pues exige construir una fraternidad
en la comunidad humana.
Pero, siguiendo a Feuerbach, Marx, Compte,
Nietzsche, Freud, Sartre y otros, ¿no es la fe una pura proyección humana, al
captar el hombre su límite y poner sus deseos de plenitud en un Dios
inexistente?
El Cardenal jesuita H. de Lubac, eximio teólogo
del siglo XX, escribió un libro formidable: El drama del humanismo ateo, donde,
con un profundo respeto a los intelectuales no creyentes que estudia,
desentraña su conflicto y contradicción desde una perspectiva cristiana.
Creer, para la fe cristiana, es un don que Dios
da, y lo da en diversos grados y en variadas formas. Cree el hombre y en la
propia Iglesia se da, como en las personas, la fe. Creen los hinduistas,
algunos budistas, confucionistas y taoístas; creen los monoteístas islámicos y
judíos; creen los adeptos a religiones que impropiamente tenemos como primitivas,
como los animistas y afines. Es decir, la inmensa mayoría de los seres humanos
cree.
Pero nos preguntamos, entonces, ¿por qué el
agnosticismo, el ateísmo o el materialismo actuales en Occidente? Muchas son
sus causas. Tal vez la más importante está en la Ilustración del siglo XVIII y
en el cientificismo actual. Pensar que el conocimiento científico fundamental y
liberador es el único que puede dar la respuesta definitiva es un error; pensar
que todo puede reducirse a números y ahí encontrar explicación, no parece ser
cierto. La ciencia busca explicar el cosmos y el hombre, pero se le escapan en
su sentido más último, y pasan a ser un misterio inabarcable y al final
inexplicable en su origen, como si fuera fruto toda la realidad del puro azar o
de la mera evolución. La fe cristiana tiene a Cristo como fuente y verdad, y
aspira a una plenitud que se dará al final. Pero no es un escapismo ni un opio,
ya que quien cree tiene una tarea: hacer del mundo algo mejor, y siempre
tratando de buscar la fraternidad que el amor origina.
Hoy la fe debe buscar un modo de expresión
inteligente para el hombre moderno, afectado de escepticismo, individualismo y
materialismo. Debe formularse una nueva antropología que, conservando el
fundamento de la fe, exprese inteligentemente, y en categorías modernas, lo que
el hombre es, debe ser y su relación con el misterio divino. No hay que tener
desconfianza en la ciencia, porque, como dijo San Anselmo, filósofo y teólogo,
en el siglo XI, mucha ciencia hace humilde al hombre y acerca a Dios; poca
ciencia lo envanece y lo aleja de su Creador.
Este domingo,
por Cristina Bitar.
Las elecciones Municipales de este fin de
semana tendrán un sello especial: son las primeras en realizarse con un padrón
electoral nuevo, tras instaurarse la inscripción automática; las primeras con
voto voluntario, y también la primera medición electoral a la que se someten Gobierno
y oposición desde que asumió el Presidente Piñera. Sin siquiera haber
enfrentado una sola elección, se escuchan voces que dicen que hay que volver a
un sistema de voto obligatorio, ya que anticipan una baja en la participación
(o quizás en sus votos). Pero sólo el domingo sabremos si la participación
electoral aumentó o no tras los cambios realizados. Una mayor participación,
unida a un sistema de libertad individual, sería claramente un progreso, pues
mostraría que la ciudadanía se compromete más con el sistema democrático cuando
se le permite hacerlo sin la coerción estatal.
Probablemente la inscripción automática traerá
problemas, ya que hay gente que no sabe que fue cambiada de mesa debido a algún
trámite realizado ante el Registro Civil. Esto puede llevar a que un número
importante de personas vean frustrado su deseo de sufragar y se levante una
fuerte crítica a los cambios realizados. Ello no debe confundirnos; una cosa es
la implementación administrativa del sistema de inscripción y votación, pero
otra muy distinta es la forma en que motivamos a una mayor participación de la
gente en las elecciones y, por ende, un mayor compromiso con la democracia.
Ya sea con el sistema electoral anterior o con
el nuevo, creo que el próximo domingo, al igual que en 2008, la derecha va a
obtener un triunfo importante. Va a ganar Comunas emblemáticas y superará,
nuevamente, a cualquier otro contendor en el porcentaje de votos a Alcalde. La
Alianza ha ido creciendo su votación Municipal de forma contundente en las
últimas dos elecciones, llegando a superar a la Concertación (que en 2008
también iba en dos pactos) en el porcentaje de votos para Alcalde. Incluso, si
consideramos que en la última elección la Alianza quedó atrás de la
Concertación tan sólo por 3 Alcaldes (144 a 147), entonces no es difícil pensar
que el resultado de la Municipal puede ser histórico. Además, creo que la
derecha mantendrá su hegemonía en las Comunas emblemáticas que ya tiene en su
poder, tales como Santiago, Valparaíso, Viña del Mar, Providencia y Las Condes.
Al mismo tiempo, podrá dar la sorpresa y recuperar La Florida y ganar el sillón
en Maipú. Todo esto se debe a un buen trabajo en terreno de los partidos de la
Alianza, sumado a que la Concertación se encuentra en su peor momento histórico
de aprobación.
Además de medir las fuerzas electorales, esta
elección será un verdadero examen que nos permitirá medir mucho de lo que
verdaderamente está ocurriendo con los chilenos. Me atrevo a anticipar que, si
la elección refleja cambios, éstos serán considerablemente menos dramáticos de
lo que plantean algunos agoreros. La elección de Concejales, realizada con un
sistema electoral absolutamente proporcional, nos arrojará una vez más que
ambas coaliciones, así como los partidos políticos con representación Parlamentaria,
siguen identificando a la mayoría de los chilenos. Ese Chile que no está todo
el día en internet ni comentando en redes sociales, considera que la
estabilidad tiene un valor muy superior al que muchos políticos y analistas
sobreideologizados suponen. La gente sin duda quiere cambios, pero en el
sentido de mejorar lo que hemos construido en las últimas tres décadas, y no
para echar por la borda lo hecho y embarcarse en aventuras que nadie puede
anticipar en qué terminan.
De verdad espero que la elección del domingo
deje como resultado un respaldo a los avances en materia de libertad electoral
y al trabajo de la Alianza y del gobierno del Presidente Piñera, quien sin duda
puede salir muy fortalecido.
El país de la corrupción sustentable
por Juan Ignacio Brito.
No es casualidad que la corrupción no distinga
color político y que golpee de manera ininterrumpida a lo largo del tiempo.
Desde el caso Kodama hasta el de los sobreprecios en el Ministerio del
Interior, los cuestionamientos afectan a este gobierno tal como en el pasado lo
hicieron con sus predecesores, desde el desmalezado de Concón a las platas de
Chiledeportes. Cambian los nombres y las épocas; siguen estallando escándalos.
Ninguno es suficientemente grave para generar
una crisis severa, pero tampoco tan insignificante para ser descartado sin más.
Al final, este goteo sostenido sugiere que no somos tan limpios y puros como
nos gusta creer. En contradicción con el mito nacional, la excepcionalidad
chilena no consiste en que seamos un país libre de corrupción, sino en que
nuestra sociedad exhibe una “corrupción sustentable”, como dijo alguna vez
Nicanor Parra.
Igual que el enfermo con poca fiebre, no
estamos mal, pero tampoco bien. Así que tomamos píldoras sin seguir nunca un
tratamiento radical. Convocamos comisiones que elaboran informes y proponen
cambios legales, al estilo de la Comisión Nacional de Etica Pública creada por
el gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle, y promovemos “reformas al Estado”, como
la impulsada tras los acuerdos Lagos-Longueira a raíz del caso MOP-Gate.
Todo eso ayuda, por supuesto. Ha habido
reformas significativas, como la institucionalidad pro transparencia. Sin
embargo, el continuo estallido de casos como los que ahora se conocen debería
convencernos, por fin, de que la ley sola no nos salvará de la corrupción.
Una parte del problema es que a menudo se hace
hincapié en los “efectos devastadores” de la corrupción, pero se presta menos
atención a las causas que la originan. Quien comete faltas a la probidad a
menudo está dando otro paso en un camino que recorre desde que empezó a
confundir medios con fines, a ver a las personas como si fueran cosas y a
reducir sus aspiraciones a meros deseos en una búsqueda desordenada de la fama,
el poder o la riqueza.
Para inhibir la corrupción son útiles las leyes
y también la cultura. De hecho, sólo un ambiente que rescate el valor público
de la virtud puede pretender derrotarla de manera definitiva, porque, como
decía Josef Pieper, la virtud desarrolla el potencial humano desde adentro (lo
que se es) hacia fuera (lo que se hace).
Esto suena anacrónico, pero no por ello es
menos cierto. Ya hace 80 años, Paul Valéry señalaba que la virtud “está muerta
o, a lo menos, muriendo”. Según Alasdair MacIntyre, vivimos en un mundo
“después de la virtud”. Obviamente, la pérdida más grave es la del contexto que
le daba sentido a la virtud, un orden basado “en creencias prácticas y hábitos
de pensamiento, sentimiento y acción, en el cual los juicios morales eran
entendidos como Gobernados por estándares impersonales justificados por una
concepción compartida del bien común”, dice MacIntyre.
Sería iluso creer que todos están dispuestos a
actuar de manera virtuosa. No obstante, recuperar el ambiente que hace posible
educar a las personas en las virtudes puede resultar un antídoto mucho más
eficaz -aunque lento y difícil- contra las faltas a la probidad, que pasarse la
vida discutiendo reformas al Estado y armando comisiones de expertos cada vez
que estalla un escándalo.
Nota de la Redacción:
Creemos que el periodista Juan Ignacio Brito le
hace un bien al país sacándole esa venda que nos hace vernos como impolutos y
probos, en señalar que la educación es capaz de hacernos recuperar las virtudes
perdidas, aunque creemos que se equivoca al comparar una corruptela desatada en
las esferas Gubernamentales, que resultó permanente en el tiempo, de los
Gobiernos de la concertación con los escasos problemas que se han detectado en
la Administración de Piñera, que son puntuales y básicamente no realizados por
personal instalado en sus cargos por motivos políticos.
Igualdad de género en Chile.
Han llamado la atención los resultados del
último ranking global de igualdad de género elaborado por el Foro Económico
Mundial, donde Chile aparece cayendo más de cuarenta puestos respecto de 2011 y
ubicándose en el lugar 87. Y es que tal desempeño se registra en un momento en
que, por otra parte, ha habido positivas noticias respecto de la situación de
las mujeres en el país: su participación laboral se viene incrementando
sostenidamente y hoy supera el 47% (cifra todavía insatisfactoria, pero que
refleja un aumento de tres puntos en comparación con marzo de 2010), en tanto
el 63% de los empleos creados el año pasado fueron para ellas. Además, ya desde
el anterior Gobierno viene desarrollándose un esfuerzo importante de inversión
en salas cunas, en la idea de facilitar la incorporación femenina al mundo del
trabajo, y se han impulsado iniciativas emblemáticas, como la extensión del
posnatal. Por lo mismo, más que iniciar un debate ocioso respecto de si las
mujeres chilenas están hoy mejor o peor que hace un año, el ranking ahora
conocido debiera servir para focalizar la atención en ciertos puntos que
aparecen allí como críticos, cuales son la desigualdad salarial y la
participación femenina en puestos de decisión política.
En un primer acercamiento al tema, es evidente
que las mujeres enfrentan situaciones socioeconómicas más difíciles que los
hombres. Ya la encuesta Casen mostró que sus niveles de pobreza son mayores, y
que hay una fuerte relación entre esa condición y las jefaturas de hogar
femeninas. Ello muestra la importancia del señalado incremento en la
participación laboral como un primer paso hacia una mayor equidad entre los
géneros. Y desde esa perspectiva, no cabe sino valorar los esfuerzos en marcha
por remover obstáculos e intensificar dicha tendencia, como el subsidio al
empleo de las mujeres pobres incorporado en el ingreso ético familiar o la
anunciada reforma al financiamiento de las salas cunas.
Con todo, siendo fundamental una mayor
participación laboral, ésta no necesariamente significa la reducción de las
brechas salariales. De hecho, según la Superintendencia de Pensiones, ellas se
han incrementado en Chile en 1,5% en el último año, producto de un efecto
paradójico: hay más mujeres trabajando, pero las que se han incorporado al
empleo están menos calificadas y por tanto acceden a sueldos más bajos que los
hombres. El punto deja en evidencia que, más allá de iniciativas bien intencionadas
pero de difícil implementación, como la «ley de igualdad salarial» de 2009,
cabe avanzar en otra área: el perfeccionamiento del actual sistema de
capacitación laboral, una reforma que beneficiaría a ambos géneros, pero donde
—precisamente por partir desde una situación más desmedrada— las mujeres
vulnerables tendrían mucho que ganar. Interesante resulta, además, la idea de
promover de modo especial la incorporación femenina a aquellos sectores
económicos más dinámicos y que hoy pagan las mejores remuneraciones. En este
sentido, destaca el plan Mujer y Minería que impulsan el Gobierno y empresas
privadas.
Respecto de la otra gran debilidad que presenta
Chile en estas materias (la baja presencia femenina en puestos de decisión
política), la situación también tiene algo de paradójica: habiendo sido el
nuestro parte de la minoría de países que han tenido una Gobernante mujer, ello
no dio pie a un fenómeno generalizado de participación política femenina. Se
han entregado desde explicaciones culturales hasta de estructura del sistema
para explicar el fenómeno, y cada tanto revive el antiguo debate sobre la
conveniencia o no de una ley de cuotas, sin lograrse mayores avances en el
tema. Frente a ello, tal vez resulte más productivo evaluar la construcción de
acuerdos que, antes que establecer imposiciones, apunten a incentivar las candidaturas
de mujeres no incumbentes, vía, por ejemplo, el financiamiento electoral.
Declaraciones Presidenciales relevantes:
El Presidente Sebastián Piñera, acompañado por
el Ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, y los Subsecretarios del Interior,
Rodrigo Ubilla, y Prevención del Delito, Cristóbal Lira, sostuvo ayer en La
Moneda una reunión de trabajo con el General Director de Carabineros, Gustavo González,
y el Director General de la Policía de Investigaciones, Marcos Vásquez.
Después de la cita con los máximos directivos
de ambas policías, el Presidente Piñera se dirigió al país, en lo que
consideramos declaraciones relevantes que reproducimos in extenso a
continuación:
“Muy buenas tardes:
Junto al Ministro del Interior y los Subsecretarios,
hemos tenido una reunión de trabajo con el General Director de Carabineros, el
Director General de la Policía de Investigaciones, y algunos miembros de su Alto
Mando.
En primer lugar, quiero reiterar, a título
personal y del Gobierno, nuestro más firme y profundo respaldo y apoyo a la
labor que realizan los 45 mil carabineros y los más de 6 mil detectives que
todos los días, con esfuerzo, e incluso poniendo en riesgo sus propias vidas,
luchan y entregan lo mejor de sí mismos para poder darle a todos los ciudadanos
y a todas las familias chilenas, una mayor seguridad y una mayor tranquilidad.
Este es un esfuerzo permanente y muchas veces
incomprendido, pero que merece y requiere el respaldo y apoyo del Gobierno y de
la ciudadanía.
Carabineros de Chile y la Policía de
Investigaciones se han ganado, a lo largo de su historia, con su trabajo, su
esfuerzo y compromiso, el respeto, la confianza y el aprecio de la inmensa
mayoría de los ciudadanos chilenos.
En segundo lugar, quisiera también compartir
con todos mis compatriotas los resultados que conocimos ayer. Ayer conocimos
resultados en lo que se refiere a delitos de alta connotación social y esos
resultados muestran que, si bien la delincuencia sigue siendo un enemigo
formidable, estamos avanzando en la dirección correcta.
En los primeros 10 meses del año el número de
delitos disminuyó en un 10% y en el último trimestre, en un 14%. Eso significa
48 mil delitos menos en los primeros 10 meses de este año y 24 mil delitos
menos durante el tercer trimestre de este año.
Eso, sin duda, es una noticia buena, que sólo
nos motiva a trabajar con mayor esfuerzo y dedicación para seguir avanzando en
esa noble tarea de darle a nuestros ciudadanos y familias una vida con mayor
tranquilidad y paz.
En tercer lugar, quiero también compartir con
todos los chilenos, todas las acciones que hemos tomado y vamos a seguir
tomando para poder avanzar en esta batalla. El aumento de la dotación de
Carabineros, que va a llegar a 10 mil nuevos Carabineros, el aumento en la
dotación de la Policía de Investigaciones, que va a llegar a mil nuevos Oficiales,
en las calles, en las plazas, en los lugares públicos, protegiendo a nuestros
conciudadanos; el sistema táctico de análisis del delito, que es un poderoso
instrumento para luchar con más inteligencia y, en consecuencia, mayor eficacia
contra la delincuencia y el narcotráfico; el proyecto Barrio en Paz, que ya no
solamente se centra en la comuna, sino que se focaliza con mayor precisión en
los barrios, tanto residenciales como comerciales; el esfuerzo que estamos
haciendo en materia de alarmas comunitarias, para permitir que la ciudadanía
tenga mejores instrumentos para protegerse del delito; el trabajo que estamos
haciendo para llevar seguridad al transporte público, al Metro, al Transantiago
y a los distintos sistemas de transporte público, son algunos de los mecanismos
que estamos usando para hacer más eficaz esta lucha permanente contra la
delincuencia y el narcotráfico.
Quiero sí, reiterar que la delincuencia y el
narcotráfico son enemigos formidables, que actúan con inteligencia, que cuentan
con vastos recursos y que no trepidan ante nada ni ante nadie, ni respetan a
ninguna persona, con tal de conseguir sus nefastos objetivos.
Por tanto, esta es una lucha difícil, una lucha que va a exigir el
mayor esfuerzo para poder seguir avanzando en la dirección correcta.
También analizamos con los Altos Mandos de
Carabineros y la Policía de Investigaciones, los hechos irregulares y
eventualmente delictuales que en los últimos días han afectado a cuatro miembros
de Carabineros y 10 miembros de la
Policía de Investigaciones.
En esta materia, nuestra conducta va a ser
implacable. Vamos a separar de las instituciones a todas las personas sobre las
que existan sospechas de conductas irregulares, vamos a hacer las investigaciones
administrativas y entregar los antecedentes a la Justicia, para poder castigar
como se merecen, con todo el rigor de la ley, a aquellos que traicionan su
juramento de proteger a la ciudadanía e incurren en conductas delictuales.
En eso, la acción tanto del Gobierno como de
Carabineros y la Policía de Investigaciones, ha sido clara, rápida y tajante, y
así va a seguir siendo.
Pero al mismo tiempo, como Presidente de la
República, no voy a permitir que un puñado de policías que traicionando su
juramento, puedan haber cometido delito, afecten, o involucren o deterioren el
legítimo y bien ganado prestigio de nuestras policías, Carabineros e
Investigaciones de Chile.
En mis reuniones y recorridos por el mundo y
por América Latina, siempre he sentido el aprecio y la admiración por nuestras
policías. Es por eso que nuestras policías, Carabineros y la Policía de
Investigaciones, son permanentemente demandadas para prestar asesorías, como la
que le estamos prestando en este instante a la República hermana del Ecuador.
Por lo tanto, es muy importante que los
ciudadanos tengan plena confianza en que, 4 ó 10 personas que actúan en forma
deshonesta, no pueden comprometer el trabajo honesto, sacrificado y arriesgado
que realizan permanentemente 45 mil policías y más de 6 mil detectives a lo
largo y ancho de nuestro país.
Finalmente, reiterar que la lucha contra la
delincuencia y el narcotráfico no es solamente una tarea del Gobierno, del
Ministerio del Interior, sino que compromete a muchas instituciones, a los
Carabineros de Chile, a la Policía de Investigaciones, a los Fiscales, a los
Jueces de Garantía, a los Tribunales de Justicia, a Gendarmería, y también necesita y requiere el
apoyo resuelto de la ciudadanía.
Cuando un eslabón de esa cadena no funciona
bien, toda la cadena se debilita. Por eso, como Presidente de Chile, no voy a
dudar en alzar mi voz y tomar todas las medidas que sean necesarias para que
toda esa cadena funcione con la eficacia que se requiere.
Por eso, reitero nuestro compromiso de enviar
durante las próximas semanas un Proyecto de Ley para perfeccionar nuestro
Sistema Procesal Penal, y un Proyecto de Ley que también va a buscar
perfeccionar la ley penal que se aplica a nuestros adolescentes, porque vemos
que cada día son más los menores de 18 años que cometen delito y no podemos
permanecer indiferentes frente a esa realidad, ni mucho menos garantizarles
impunidad.
Por eso, en esta lucha contra la delincuencia y
contra el narcotráfico, que encabeza y dirige el ministro del Interior y
Seguridad de nuestro país, van a contar siempre con el compromiso total y
absoluto de este Presidente.
De esa forma, con la colaboración de todas las
instituciones involucradas, vamos a poder seguir avanzando para lograr que
nuestros ciudadanos y nuestras familias puedan vivir la vida con mayor
tranquilidad y seguridad, puedan disfrutar de nuestros parques y de nuestras
plazas y puedan, en síntesis, vivir con mayor libertad y con mayor
tranquilidad.
Muchas gracias”.
Un trio de
cartas muy decidoras:
Señor
Director:
Programa de TV.
La noche del pasado domingo tuve falta de sueño
y pude ver entero el espacio "Tolerancia Cero", de Chilevisión.
Siempre se me olvida que existe, y se me pasa. Y en otras ocasiones inicio su
vista, pero involuntariamente me duermo muy luego.
Me explico esta reacción por la estructura o
formato del espacio actual, muy diferente al que tuvo cuando comenzó a
transmitirse. Entonces había puntos de encuentro entre los panelistas estables,
siempre en buen tono, pero muy distintos en contenido. Contrapuntos que
avivaban la conversación y atraían más que la rutinaria modalidad de las
entrevistas colectivas actuales. Éstas se ven en todas partes dentro de
nuestros canales, no así la contraposición ideológica, alma de un diálogo. Hoy
no se entiende lo del título "Tolerancia Cero". ¿Qué se quiere decir?
El pasado domingo ocurrió el desideratum de la
ausencia de interés. El comienzo fue manido, cargado de un déjà vu . Y lo que
siguió fue digno de un formidable sketch humorístico. Por un lado, los respetables
panelistas buscando una explicación sobre la violencia actual en nuestro país,
bien aterrizadamente; y por el otro, el invitado, un ilustre ciudadano
académico, hablando desde la estratósfera del austríaco. El punto de conjunción
no se produjo, ni lejanamente.
Andrés Rillón.
Nota de la Redacción:
Sin duda alguna el titulo del programa ‘’Tolerancia
0’’ no habla mayormente del programa que se emite en la actualidad, pero
creemos que refleja fehacientemente la falta de tolerancia de los panelistas
con las opiniones de los demás transformando lo que fue un programa de debate
político en un panfleto publicitario de las posiciones izquierdistas de la
mayoría de sus panelistas.
Nosotros hemos tratado de verlo después de la
salida de Sergio Melnick, pero el tedio que nos produce ver una visión
unilateral, sesgada y odiosa nos lleva sencillamente a cambiar el canal, oh,
bendito control remoto, o simplemente nos quedamos dormidos por el tedio que
produce escuchar a del Rio, Paulsen, y Bofill, siendo las únicas sorpresas las
salidas del anarco chascón Villegas.
Señor Director:
Test de drogas.
En 1986, el Presidente de Estados Unidos,
Ronald Reagan, firmó la “Executive Order
12564”, que obligaba a todos los empleados del Gobierno Federal a realizarse un
test de alcohol y drogas como parte del programa “Drug Free Work Place”. Por su
parte, desde 1991 el Departamento de Transporte de EEUU exige que se realicen
testeos de alcohol y drogas a todas las empresas públicas o privadas de
industrias, como la aviación, marina, ferrocarriles, buses y camiones de
transporte de pasajeros y de carga, etc.
El ejemplo de EEUU lo han seguido desde hace
años Estados como Canadá, Inglaterra, Francia y países escandinavos. La
pregunta que surge es cuánto nos demoraremos nosotros en seguir las mejores
prácticas de esas naciones que dan el ejemplo.
La escasa normativa respecto del consumo de
alcohol y drogas por parte de empleados públicos y privados hace que Chile, en
esta materia, sea más gato que jaguar.
Patricio Labatut H.
Señor Director:
Fidel.
Fidel Castro dice: “No recuerdo siquiera qué es
un dolor de cabeza”. ¡Caramba! Eso sí que es alzheimer severo.
Richard Rodríguez H.
Nuestra determinación para el domingo:
AUNQUE EL VOTO ES SECRETO NO TENEMOS
PROBLEMAS PARA MANIFESTAR QUE VOTAMOS EN PROVIDENCIA Y QUE LO HAREMOS POR EL
ACTUAL ALCALDE, CRISTIÁN LABBÉ, AL QUE CONSIDERAMOS UN HOMBRE ÍNTEGRO, LEAL,
TRABAJADOR, QUE SE HA PREOCUPADO DE LOS PROBLEMAS CIUDADANOS Y DE LA TERCERA
EDAD, DE LOS DEPORTES, LA EDUCACIÓN, LA SALUD Y DE LA CULTURA, REALIZANDO UNA ADMINISTRACIÓN ABSOLUTAMENTE PROGRESISTA
Y COMPETENTE.