La
desmemoria de la Presidenta Bachelet,
por Jorge Gómez Arismendi.(*).
¿Habrá sabido Bachelet que el padre del actual
Presidente federal de Alemania, Joachim Gauck, con quien se reunió la semana
pasada, fue detenido en 1951 y enviado a Siberia por el mismo régimen comunista
que a ella le brindó protección?
Mucho se ha hablado sobre el Muro de
Berlín desde su caída en 1989, pero poco sobre lo que se escondía detrás. En
Chile aún menos. Incluso la Presidente Michelle Bachelet evitó el tema en su
reciente visita a Alemania, cuando se le preguntó sobre su exilio en la RDA
durante la dictadura de Pinochet: solo dijo estar agradecida de la hospitalidad
germana de aquellos años.
Bajo el eufemismo de “barrera de
protección antifascista”, el muro fue la forma de evitar la salida masiva de
personas desde la RDA, como las 200 mil que alcanzaron a escapar solo en 1960.
La orden de Erich Honecker, último jerarca de la RDA, era clara: el que osara
cruzar era un traidor y se le debía disparar.
En 1993, Honecker se radicó en
Santiago luego de ser enjuiciado en Alemania y liberado por razones
humanitarias debido a un cáncer terminal. Un año antes, se abrieron los
archivos de su temida policía secreta, la Stasi, y todos pudimos finalmente
entender porqué los alemanes orientales arriesgaban sus vidas para escapar del
paraíso socialista.
¿Habrá sabido Bachelet que el padre
del actual Presidente federal de Alemania, Joachim Gauck, con quien se reunió
la semana pasada, fue detenido en 1951 y enviado a Siberia por el mismo régimen
comunista que a ella le brindó protección y del cual dice estar agradecida?
Quién sabe. La vida está llena de paradojas.
En Chile, al igual que la mandataria,
algunos evitan hablar de la RDA. Los incomoda. Parecen estar desmemoriados o
tener memoria histórica selectiva cuando se trata de hablar de dictaduras que
estuvieron inspiradas en la ideología que muchos siguen reivindicando como un
ideal.
En el fondo, no quieren asumir que el
régimen que se decía más humano y fraterno, al que ellos consideraban como una
democracia justa e igualitaria, no produjo más solidaridad sino que fue un
aparato de poder represivo, que violó los derechos humanos de miles de
alemanes.
Ese doble estándar, ante hechos que
han ido siendo develados a medida que los archivos de la Stasi dejan en
evidencia la inmoralidad del régimen comunista en Alemania, solo puede deberse
al fanatismo irreflexivo o al cinismo más burdo. Denota, además, la
incoherencia discursiva y deshonestidad intelectual de quienes por un lado
claman a los cuatro vientos la promoción de los derechos humanos y la
democracia, pero a la vez son condescendientes o miran con nostalgia a
regímenes dictatoriales que fueron la antítesis brutal de tales valores universales.
(*)
El autor es investigador Fundación para el Progreso (FPP).
Tomada de
http://www.pulso.cl/
Nota de la Redacción:
A nuestro parecer nada puede ser más despreciable que la memoria
selectiva, esa con la que algunos se acuerdan solo de lo que les conviene y el
resto sencillamente lo olvidan o lo falsean en su beneficio.