Sergio Molina, ex Ministro de Educación que creó el préstamo,
terminó de director de la entidad.
El banco ligado a personeros de la DC que más se benefició con los asfixiantes créditos Corfo.
El
8 de septiembre el Gobierno podría entregar una opción definitiva para los más
de cien mil deudores del préstamo; una ayuda que terminó siendo un salvavidas
de plomo para los estudiantes que llegaron a pagar tasas de interés de 8,5% y
que significó un jugoso nicho para la banca. En 15 años, diez instituciones
financieras participaron en el negocio, pero la que más dinero recibió fue el
Banco del Desarrollo, hoy Scotiabank.
Alejandra Díaz
(28) espera que el próximo 8 de septiembre, cuando los deudores del crédito
Corfo se sienten con las autoridades –comparten mesa con representantes del
Mineduc y la corporación–, se repare el dolor de miles de estudiantes que
buscaron el préstamo porque no tenían otra opción.
Ella intentaba ser
la primera profesional de su familia, un núcleo con padre jubilado y madre
asesora del hogar. Promedio 6,7 en un colegio de Santiago, pero que no alcanzó
ni 600 puntos en la PSU. La única solución fue acudir a los bancos para cumplir
un sueño por el que actualmente paga 210 mil pesos mensuales con una última
cuota que vence en octubre de 2023.
El crédito Corfo
se entregó entre 1997 y 2011 y nació como una alternativa de financiamiento
bancario para pagar carreras técnicas o universitarias para estudiantes que no
pertenecieran a instituciones del Consejo de Rectores (Cruch). Prometía ser un
salvavidas. Sin embargo, se terminó convirtiendo en una pesadilla que ha
significado que los “beneficiados” paguen tres veces el precio de una carrera.
Durante casi 15
años, los 10 bancos que recibieron recursos por parte de Corfo –según datos
solicitados a la institución por la Ley de Transparencia– obtuvieron 551
millones de dólares al tipo de cambio actual (UF 13.350.813) y hasta mayo de
2014 adeudaban 197 millones de dólares (4,76 millones de UF), es decir, 36% del
total. La cifra pendiente de pago sólo cubre el saldo de capital que deben
cancelar, pero no incluye el interés que también corresponde que paguen a la
entidad Estatal.
La institución que
más recursos recibió durante los 15 años que duró esta modalidad de créditos
fue el Banco del Desarrollo. Entre 1997 y 2008 obtuvo 222 millones de dólares
actuales (5,38 millones de UF). Es decir, la entidad captó un 40% de los
recursos aportados por Corfo a la banca privada para estos préstamos
educacionales. Hasta mayo pasado adeudaban un 21% de este monto (48,2 millones
de dólares), sin considerar el interés que deben cancelar los bancos a la Estatal.
Fue la institución que abrió el camino al resto de los bancos y les demostró
que podían arriesgar en un negocio que hoy tiene a miles de estudiantes
endeudados e intentando que sus padres, vecinos o hermanos que hicieron de
aval, no pierdan sus casas.
EL MINISTRO Y LA PUERTA GIRATORIA.
Sergio Molina fue Ministro
de Educación durante los primeros dos años del Gobierno de Eduardo Frei
Ruiz-Tagle (1994 al 1996) y es sindicado como el “ideólogo” de los créditos
Corfo. Entrevistado para esta nota, dice que “nunca son ideas personales, pero
se armó en el Mineduc pensando cómo podía estimularse el acceso a la educación
superior de personas que no tenían ingresos para hacerlo y que sin embargo
tenían calificaciones”.
Fue él mismo quien emprendió un lobby para
convencer a los bancos, que al comienzo fueron reticentes porque pensaban que
los estudiantes no pagarían. “Cuando el riesgo fue mucho menor, comprobado por
la experiencia del Banco del Desarrollo, entraron los bancos”, cuenta Molina,
quien ahora, a los 86 años, se dedica a trabajos de beneficencia.
Al timón de la cartera de educación, Sergio Molina
logró que el Banco del Desarrollo diera el primer paso para entrar al lucrativo
negocio de los créditos Corfo. Y pese a que la idea original era tender una
mano, la situación fue cambiando con los años.
El Banco del Desarrollo tenía una mirada social
tras su creación: en 1976 nació la Cooperativa de Ahorro y Crédito Laboral y de
Garantía Industrial (ACL). Dos años más tarde los cambios Legislativos en el
país limitaron la actividad de las cooperativas, por lo que el grupo detrás de
ACL compró la Sociedad Financiera de Interés Social (Fintesa), bajo la
dirección del Cardenal Raúl Silva Henríquez, quien entonces pensaba en una
institución que apoyara a los pequeños empresarios.
Al grupo se sumaron empresarios afines con esta
idea. Vicente Caruz –empresario DC vinculado a la Iglesia– llegó a la gerencia
de Fintesa, que en 1983 se unió al Banco Empresarial de Fomento (BEF) y la
Financiera Latinoamericana para el Desarrollo (Flandes) para crear el Banco del
Desarrollo (BD). La iniciativa fue dirigida, una vez más, por el Cardenal Silva
Henríquez, quien aportó con cerca de 3 millones de dólares mediante la
Fundación para el Desarrollo, que Presidió Sergio Molina Silva, DC y ex Ministro
de Frei Montalva.
Según cuenta Molina, fue en ese momento cuando
conoció a Vicente Caruz, entonces gerente de Fintesa.
Domingo Santa María, empresario DC y ex Ministro de
Economía de Frei Montalva, fue Presidente del banco desde su fundación hasta
1996, cuando Caruz, gerente general de la entidad por trece años, lo reemplazó.
Santa María fue fundador de Sigdo Koppers, empresa en la que también tuvo
participación el ex Presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle.
El Cardenal Silva Henríquez forjó el banco con el
objetivo de crear una alternativa “social” a la oferta tradicional del mercado.
Durante los primeros años el banco apoyó la construcción de viviendas y el
acceso a la educación para los segmentos más pobres del país, y entregó
créditos a pequeños y medianos empresarios.
Con la llegada de la democracia el objetivo
“social” que trazó el Cardenal para el Banco del Desarrollo se fue
desvaneciendo. Sergio Molina, quien también fue Vicepresidente del banco hasta
el 2007, cree que si bien no se perdió completamente el objetivo, era imposible
que el banco subsistiera exclusivamente en su rol social. “Entonces entró en
una lógica de mercado, con sectores distintos, algunos más prioritarios con
sistemas de subsidios y otros no. Fue una combinación lo que permitió la
existencia del banco, si no, no habría sido posible”.
Hasta el año 2007, Inversiones Norte Sur controló a
la institución. Entre los accionistas está Sergio Fernández Aguayo (DC),
cercano al Cardenal Raúl Silva Henríquez y ex director ejecutivo de la
Fundación para el Desarrollo. Fernández Aguayo es también uno de los fundadores
del Banco del Desarrollo y fue parte de su directorio. La Iglesia Católica
también fue parte de Norte Sur a través de la Fundación Emmanuel –sucesora de
la Fundación para el Desarrollo–. A comienzos de este mes vendió sus acciones.
En 1997, asumió la Presidencia del banco Vicente
Caruz, accionista de la Sociedad de Inversiones Norte Sur, que se convirtió,
así, en la mayor controladora del Banco del Desarrollo hasta el 2007, año
en que la institución fue comprada por el Scotiabank.
El año pasado, los deudores del préstamo Corfo
interpusieron una demanda en contra de 25 ex Ministros de Educación y Economía.
Entre los acusados también estaba Molina y 7 Ministros de Educación de la
Concertación –de un total de 20–. Los deudores apuntaban al “error” del Estado
y a la nula fiscalización que hicieron de la banca.
De hecho, a los pocos meses de haber dejado el
Ministerio, Vicente Caruz invitó a Molina a sumarse al Banco del Desarrollo
como Vicepresidente. Así, el Ministro pasó por la puerta giratoria del aparato
público a la banca privada: de promover los créditos Corfo a ser parte de una
de las instituciones que más se benefició con éstos.
“Los estudiantes llegaron a pagar 8,5% de interés.
¿Por qué?”, le preguntamos a Molina. Él contesta y dice desconocer esa
realidad: “¿Pero cómo pagaban una tasa de 8,5%? No podría darles ninguna
información, porque no cabe dentro de mi esquema. A 8,5% tasa de interés me
parece fuera de lo que yo conocí”, responde.
La diferencia con lo que los bancos cobran por
productos similares parece abismante.
Según un informe de la Superintendencia de Bancos e
Instituciones Financieras (Sbif), a mayo de 2014 el promedio de tasas de
interés anuales cobradas por créditos hipotecarios a plazos entre 9 y 12 años
fue de 4,85%, entre 2003 y 2014, casi la mitad de lo que llegaron a pagar
estudiantes que recibieron créditos Corfo. Entre 13 y 20 años de plazo la tasa
anual es de 5,15%.
Esto, pese a que el riesgo para los bancos estaba
acotado, dadas las garantías (Estado) y avales personales que debían sustentar
a los estudiantes que postulaban al crédito.
UN CRÉDITO PARA LA
BANCA.
Las condiciones obtenidas por la banca para
entregar créditos universitarios de pregrado con dineros de Corfo fueron
privilegiadas.
Al revisar diversos contratos firmados por Corfo y
los Bancos entre 1997 y 2009, se observa que la corporación, hoy liderada por
Eduardo Bitrán –que ejerció el cargo de gerente general de la entidad entre
1994 y 1997–, articuló un modelo de crédito que daba garantías y condiciones
favorables para la banca. También para Corfo, que en 1997 se aseguraba un spread
(interés) de 5% en los créditos entregados a los bancos, lo que fue
fluctuando según los contratos con cada institución financiera. Según los
contratos a los que tuvo acceso El Mostrador, además la entidad se
aseguraba de que los bancos le pagaran, independientemente de que los
estudiantes estuvieran morosos.
Pero los bancos –denominados “intermediarios
financieros”– no siempre pagaron 5% de interés a Corfo, ya que dicho
margen fluctuó entre UF + 2,5% y UF + 5%, con un promedio de UF + 3,31.
Esto significa que a los estudiantes que pedían créditos con los bancos se les
cobraba una tasa que incluía el margen que la entidad debía pagarle a Corfo más
el adicional para su rentabilidad privada. En total, a una persona se le llegaba
a cobrar cada año hasta un 8,5% de acuerdo a los contratos revisados, con lo
cual sólo en 11 años un deudor pagaba exactamente el doble del costo original
del crédito.
En la práctica, solamente en 1997 los bancos
debieron pagar 5% de interés a Corfo, ya que al año siguiente y hasta el 2000
ese porcentaje bajó a 4%. Luego, entre 2001 y 2008, fue de 3,5%, reduciéndose a
2,5% por los próximos dos años y subiendo a 3,09% el último año en
que operaron estos créditos (2011). Pese a estas fluctuaciones en lo que Corfo
cobraba a los bancos, las altas tasas que las entidades financieras cobraban a
los estudiantes no reflejaron dichas reducciones.
La banca tenía además una garantía: el subsidio
contingente a bancos e instituciones financieras, conocido como SUCO, que nació
en diciembre de 1996 en la sesión 288 de Corfo, donde se acordó “autorizar el
otorgamiento de un subsidio contingente a bancos e instituciones financieras
con el objeto de incentivar a tales entidades para que concedan créditos
destinados a financiar los costos de los estudios de pregrado efectuados en el
país, en universidades e institutos profesionales”.
Este subsidio sólo se pagaba “ante el
incumplimiento del deudor, luego de que la institución financiera acredite a la
Corporación la incobrabilidad del respectivo crédito, una vez agotadas todas
las instancias judiciales y extrajudiciales para su cobro”.
El porcentaje máximo de este subsidio ascendía a
75% “de la pérdida neta definitiva por no pago de capital e interés de cada
crédito otorgado por la institución financiera respectiva y siempre que no
supere el monto de tope de 400 UF, por cada operación”.
“Con eso vas a la segura en un negocio si sabes que
tienes como aval al Fisco que siempre te pagará. Además, tienes la ejecución de
los bienes del estudiante, codeudor o tutor económico en un juicio ejecutivo”,
explica un abogado que revisó los contratos.
Entre 1997 y 2011, según datos entregados por la
Ley de Transparencia, Corfo entregó subsidios contingentes a la banca por
167.614 millones de pesos. La cifra también incluye a Banco Estado, que
entregaba créditos de este tipo en similares condiciones, con el beneficio del
SUCO, pero con recursos propios, debido a que según la Constitución las
empresas del Estado y aquellas en que éste tenga participación no pueden
contratar empréstitos con el Estado, sus organismos o empresas.
Según relata un ex ejecutivo de Corfo, que llegó a
la Corporación durante el Gobierno de Ricardo Lagos, “Corfo garantizaba a la
banca un subsidio en caso de que el estudiante no pagara. Eso hacía que los
bancos tuvieran una relación más dura con los clientes, lo que se transformó en
una falla del sistema, que se traducía en que te daban un crédito con garantía
de Corfo pero tenías que tener aval, transformándose en un crédito de consumo
bastante vil”.
El ex ejecutivo explica que la idea del crédito
Corfo “vino del Ministerio de Educación, desde donde se instó a Corfo a hacer
programas pilotos focalizados en grupos de estudiantes y se fue extendiendo. No
fue idea de Corfo ni mucho menos, esto era un producto marginal no muy
relevante para Corfo”.
De hecho, asegura que “adentro de Corfo a nadie le
gustaba este crédito, era un cacho. Lo único que queríamos era devolvérselo al
Mineduc porque había sido impuesto. Si hubiera venido del Ministerio de
Economía –del que depende la corporación– ni un problema, pero que hubiese otro
Ministerio dando pautas y metiéndonos en ámbitos que no nos correspondían, no.
Se transformó en un quiste: era un pega enorme, súper masivo, miles de
planillas, actos burocráticos, harto trabajo y al final del día Corfo no ganaba
ni en términos reputacionales”.
La misma fuente agrega que en ese tiempo en Corfo
se pensó que era una buena solución, pero mirando al pasado, la sensación no es
la misma. “No era bueno porque la carga financiera del estudiante era bastante
fuerte”. Sin embargo, se optó por incluir a entidades financieras y no entregar
directamente los recursos a los estudiantes, porque Corfo perdió dinero
entregando créditos principalmente a pesca y transportes, como medida de
reactivación postcrisis de los 80. “No pagó nadie, por eso al asumir la
Concertación Corfo cambió y ya no se atendieron más clientes en forma directa
sino a través de intermediarios: la banca”.
ENTRE
LA ESPADA Y LOS CRÉDITOS CORFO.
La coordinadora de la Agrupación de Estafados por
el Crédito Corfo, Alejandra Díaz, señala que “quienes optaron por el crédito
Corfo podían tener un crédito o cinco, porque se daban anualmente, y
necesitabas dos avales. Pasabas a segundo año y de nuevo debías postular al
banco y llevar avales. Al tercer año no podían ser los mismos porque estaban
sobreendeudados, por lo que la gente iba a otros bancos, generalmente el
BancoEstado y les daban una línea de crédito por los años de carrera que
faltaban”.
En su caso, relata, “estudié Derecho, que dura
cinco años. Así que tengo dos créditos del Banco Estado y tres del Desarrollo.
Aparezco como uno de los más de cien mil endeudados, pero tengo cinco
operaciones”.
En todo caso, Díaz explica que en Corfo no tienen
claro cuantas transacciones hay, porque están mezclados los “no Corfo”, que
alcanzan a más de 76 mil personas.
Los “no Corfo” son aquellos “beneficiarios” que
obtuvieron un crédito Corfo por parte de la banca, pero que en realidad era un
crédito de consumo, por lo que cuando el Gobierno de Sebastián Piñera impulsó
la rebaja del 2% se dieron cuenta de que no podían acceder al beneficio.
¿Cómo sucedió esto? El 2004 fue el peak de
los créditos Corfo, la demanda fue tan alta que el presupuesto que tenía Corfo
para este ítem –que se aprobaba anualmente en el Congreso– se agotó. Entonces,
las entidades financieras optaron por prestar dinero propio, pero lo ofrecieron
como créditos Corfo, sin informar que en realidad no lo eran y cobrando las
mismas tasas de interés.
“Supimos de esta situación el 12 de mayo de 2013,
cuando la gente empezó a postular a la página web que se creó para la rebaja
del 2%. Gente que durante ocho años creyó que tenía crédito Corfo, veía en la
página que no tenía operaciones con garantía Corfo. En la Corporación les
decían que tenían un crédito de consumo. Por supuesto, la gente se espantó y
fue al Sernac”, relata Díaz.
Los bancos que tuvieron mayor número de casos
fueron Falabella y Scotiabank –que absorbió al Desarrollo–, que llegaron a una
mediación con el Sernac, donde se comprometieron a que los afectados tendrían
una rebaja del 2% al igual que los demás, postulando al banco. Pero, según
Alejandra Díaz, “esto fue letra muerta”.
La abogada detalla que en la agrupación que
coordina hay 66 mil miembros, de los cuales 33 mil se vieron afectados con esta
situación. “De ese grupo hay mezcla de gente que tienen créditos Corfo y
créditos no Corfo. Por la información que nos envían hasta el día de hoy, no
tienen ningún beneficio ni rebaja del 2%. Siguen pagando a la banca la tasa de
interés de 8,5%”.
De todas las instituciones, los afectados dicen que
el Banco del Desarrollo ha sido la entidad financiera que mayores dolores de
cabeza ha traído a los deudores del crédito Corfo.
Además de los deudores “no Corfo” –personas que
creyeron firmar este préstamo cuando en verdad sólo era un crédito de consumo
más–, hubo quienes se enfrentaron a diversas anomalías: contratos en blanco,
cláusulas de aceleración o “cuotones”, fueron algunas.
Eso lo vivió Consuelo Osorio, estudiante de
Odontología. Pidió 9 millones 631 mil pesos inicialmente, en el Banco del
Desarrollo. Le dieron un plazo de 17 años. El año pasado ella pidió el
cronograma de pago en el Banco Scotiabank y notó que la última cuota, que vence
en noviembre de 2022, era de 8 millones 319 mil pesos. Preguntó en el banco
pensando que había un error, pero le dijeron que estaba correcto.
Consuelo inició una demanda; sin embargo, en el
camino el banco reconoció que su contrato decía “cuotas iguales y sucesivas”;
por eso no debía existir un “cuotón” final; una modalidad que incluyó sólo el
ex Banco del Desarrollo.
Además de reconocer el error, el banco la indemnizó
con 500 mil pesos.
En octubre del año 2012, y tras una consulta del
Sernac sobre este tema, el Banco Scotiabank explicó que durante la temporada de
matrículas de 2004 y 2005 su antecesor, el Banco del Desarrollo, lanzó una
nueva alternativa de financiamiento, donde en un período A los estudiantes
pagaban una cuota fija; y en un período B –después de egresar– una cuota más
alta. En esa respuesta el banco reconoció que existían 2.825 contratos en esas
condiciones.
Parte de esta pesada carga es la que buscan aliviar
los endeudados con el crédito Corfo. La demanda que comenzaron el año pasado
contra ex Ministros de Educación y Economía no prosperó y el abogado que los patrocinó,
César Barra, es ahora Gobernador de la Provincia de Quillota. “Se cobró un
promedio de 20 mil pesos a cada persona para incorporarlos a esta demanda, se
devolvieron dineros, pero lamentablemente no a todos”, se queja Cristián
Villagrán, del grupo de “estafados Corfo”.
Además de los “cuotones” y los créditos “no Corfo”,
el ex Banco del Desarrollo es la única entidad financiera que fue multada,
según información solicitada a través de la Ley de Transparencia, por utilizar
fondos entregados para los créditos estudiantiles “con fines distintos a los
establecidos en las normas que regían los contratos”.
Es así como, en 2010, Corfo aplicó una multa a
Scotiabank de UF 8.538, equivalente a $ 205 millones de hoy, por la no
colocación de los recursos para créditos de pregrado dentro del plazo señalado
para tal efecto, la que se encuentra pagada. Asimismo, los fondos no colocados
fueron prepagados a Corfo.
Según los contratos revisados por El Mostrador,
la multa que se aplica en este tipo de incumplimientos en 2010 equivale al 10%
del monto destinado a fines distintos de los legales, por lo que la cifra
redestinada por Scotiabank a otros objetivos sería de unos $ 2.000 millones.
Sin embargo, y pese a que también fueron solicitados, desde Corfo no se
entregaron detalles de cuánto fue el monto total que Scotiabank utilizó para
otros fines ni en qué fueron usados.
El 8 de septiembre, el Gobierno –en una mesa de
trabajo que revisa la situación de los endeudados y en la que participan el
Mineduc, Corfo, Parlamentarios y afectados– deberá dar a conocer una solución
al respecto. Pero de todas las opciones que se barajan, los afectados no ven
que alguna apunte a la retroactividad.
Para este reportaje fueron contactados tanto Corfo
como el Banco Scotiabank; sin embargo, ninguna institución quiso referirse al
tema.
Tomado de http://www.elmostrador.cl/